7 de febrero 2023 - 00:00

“El brote”: cuando el teatro vuelve sobre sí mismo y se construye como tema de ficción

Diálogo con el autor Emiliano Dionisi, que estrena con Roberto Peloni (ambos hicieron juntos el exitoso “Cyrano de más acá”, en el Cervantes)
una nueva producción cuyo héroe adquiere ribetes quijotescos.

El brote. Emiliano Dionisi (izq.) y Roberto Peloni, responsables del estreno de esta nueva producción en el Teatro del Pueblo.

El brote. Emiliano Dionisi (izq.) y Roberto Peloni, responsables del estreno de esta nueva producción en el Teatro del Pueblo.

“Es un ejercicio de imaginación sobre un hombre muy apasionado por el teatro y por los textos clásicos del teatro universal al que se le desdibujan los límites entre la ficción y la realidad”, dice Emiliano Dionisi sobre el protagonista quijotesco de su obra,“El brote”, con la que vuelve a trabajar junto a Roberto Peloni luego de “Cyrano de más acá” en el Cervantes, “Huesito Caracú” y “Mientras tanto” en El Picadero. El unipersonal que escribió y dirige Dionisi debuta el lunes próximo en el nuevo Teatro del Pueblo, Lavalle 3636, a las 21. Dialogamos con Dionisi.

Periodista: El unipersonal gira en torno al mundo del teatro, los actores, los ensayos, las obras y sus personajes. ¿Es autobiográfico?

Emiliano Dionisi: No, tiene zonas que conozco pero hay un ejercicio del dramaturgo de ponerse en el lugar del personaje y en este caso explorar sobre qué pasaría si pierde la cabeza. Aparecen distintas cuestiones que le ocurren en su vida cotidiana y lo llevan a que se difuminen los espacios privados y los de su trabajo.

P.: ¿Cuál fue el origen de esta obra?

E.D.: Con Roberto Peloni empezamos a buscar materiales pero no encontrábamos nada que nos cerrara y eso era un problema, porque si nos metíamos, tenía que ser algo que nos entusiasmara. Le propuse hacer algo que nunca había hecho, que fue escribir una escena para ensayarla y luego seguir escribiendo a partir de ahí. Cuando escribí la primera escena de la obra me entusiasmó tanto que le pedí unos días más y escribí otra, y le pedí más días y escribí otra, y así. Terminé escribiendo toda la obra de un tirón.

P.: ¿Qué temas trata además de lo específico del teatro?

E.D.: De las relaciones humanas más allá de los ámbitos específicos de trabajo. Esta historia se puede trasladar a cualquier parte. Habla de cómo ciertas frustraciones de nuestra vida cotidiana pueden hacernos perder el eje y dejarnos llevar por los peores impulsos.

P.: Dice que se transforma en algo universal pero no deja de estar circunscripto al mundillo del teatro. ¿Eso no lo vuelve sólo para teatreros?

E.D.: Es un riesgo que corremos siempre que la obra no sea algo más costumbrista. Cualquier universo más específico puede no ser para un público muy amplio. Pero lo que en realidad importa es la emoción del personaje protagónico. Esa es la carne de nuestro espectáculo, lo que le pasa con sus sensaciones, sus deseos, sus miedos, ahí es imposible no encontrar un asidero.

P.: ¿Cómo trabajó la puesta del unipersonal?

E.D.: Trabajar con tiempo nos ayudó mucho, no pusimos fecha de estreno y nos propusimos ver qué necesitábamos. Fue muy experimental, Roberto siempre cayó con la letra sabida y de ahí a poner el cuerpo para encontrar a quién le habla, de qué manera, cuál es el recorrido, dónde está en cada momento del relato y después empezamos a abrir ensayos con amigos para ver devoluciones. El año pasado hicimos algunos work in progress donde la gente veía un ensayo abierto, algo muy interesante porque podíamos frenar, hacer correcciones en vivo y la gente que no suele tener acceso a esos vericuetos del material lo recibía muy bien. Con esta experiencia terminamos de delinear la duración, cierta estructura y unas escenas que estaban en duda. Es la primera vez que hago eso antes de un estreno, lo que lleva al debut con una seguridad y la confianza de haber probado todo, además de las dosis de humor y brutalidad.

P.: Al verla terminada, ¿le sorprendió algo que usted mismo escribió y no había detectado al principio?

E.D.: Tengo muy presente a Kartun, que dice que las obras son más inteligentes que sus autores y eso es una reflexión que la propia obra hace. El protagonista siente que lo dejan afuera de un montón de cosas y le niegan cosas que se merece, entonces después de muchas peripecias busca empujar, tomar las riendas, ser el protagonista y advierte que su vida corre peligro y empieza a destruirse del todo.

P.: ¿Cómo ve la escena teatral para este año?

E.D.: Pujante, con muchos estrenos, mucha gente haciendo y me encantan estos materiales del independiente que terminan saltando al comercial para que llegue a otros públicos. Que se nutran los circuitos es muy valioso para darle posibilidades a los materiales y a la gente que los vea. Es un año de elecciones donde el público estará un poco distraído por la cantidad de estímulos que va a recibir pero el teatro puede ser un buen refugio para volver a encontrarnos.

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