22 de julio 2015 - 17:57

Colección Daros en PROA, una mirada suiza de la Latinoamérica actual

La fundación exhibe parte de esta colección suiza dedicada al arte contemporáneo de la región. El curador Rodrigo Alonso trabajó sobre los conceptos de tensión geopolítica, poder y violencia sin caer en una mirada historicista o folclórica.

Serie David - Miguel Ángel Rojas
Serie David - Miguel Ángel Rojas
Parte de la Colección Daros Latinoamérica puede verse por estos días en la Fundación PROA, una muestra de las tendencias artísticas actuales que forman parte de esta colección suiza dedicada al arte contemporáneo de la región. Sin intenciones historicistas o folclóricas, el curador Rodrigo Alonso junto a su par de Daros, Katrin Steffen, trabajaron desde 2012 para lograr una muestra de nivel internacional y regional al mismo tiempo.

Es la segunda vez que Daros apuesta por mostrar sus trabajos en la Argentina -en 2014 se pudo ver en Malba obra de Julio Le Parc perteneciente a la colección-, pero la primera que lo hace a lo grande. Buenos Aires resulta por momentos una plaza artística complicada cuando las instituciones locales deben convencer a las extranjeras de mostrar sus obras aquí. A los altos costos en dólares que implica trasladar obras de arte y los seguros que se deben contratar, se suman los trámites para el ingreso de piezas al país. Más de una vez las exhibiciones se abren al público pese a que algunas de las obras duermen en la aduana argentina a la espera de que la burocracia las libere.

En las cuatro salas de PROA Alonso y Steffen desplegaron piezas de más de veinte artistas, seleccionadas lo largo de tres años de trabajo en conjunto con Zurich. El trabajo final es una muestra que no se agota en los cliches regionales pese a que muchas de las obras reflejan temáticas que atraviesan a toda Latinoamérica como la violencia social, la tensión norte-sur o la resistencia a ser ciudadanos de segunda del mundo.

Alonso, curador siempre presente en al escena local artística, se volcó en esta oportunidad por "artistas latinoamericanos importantes, pero que a la Argentina todavía no había llegado su obra". En una recorrida por la muestra junto a la prensa, brindó un panorama de las ideas que atravesaron el armado de las cuatro salas en la que se divide.

Así, en un comienzo, el espectador se sitúa en el medio de diferentes poderes: la Iglesia representada desde la fragilidad y la manipulación en Molde soplado de Teresa Serrano, donde la mexicana realizó en vidrio los cuatro tipos de gorros que utilizan los papas; o la economía materializada en una versión de El Capital de Karl Marx de Milena Bonilla escrita con la mano izquierda por un diestro.

Ya en la sala II, las tensiones políticas del sur se exponen como cuestiones naturalizadas y cotidianas. Rosemberg Sandoval y su registro audiovisual de la performance Mugre incomoda al mismo tiempo que se invita al espectador a tomar asiento y ver cómo el artista lleva en sus hombros a un indigente hasta una galería pintada completamente de blanco; sin que toque el suelo, refriega las prendas del hombre sucias sobre las impolutas paredes. "Es la mugre como pigmento, como óleo de paleta rancia y sucia", se explica en un costado. 

En la sala III aparecen algunos de los artistas argentinos que Alonso escogió como Nicola Costantino con piezas de su serie Peletería Humana y Marcos López con Autopsia. La política y la violencia ahora se manifiestan en forma de marcas sociales sobre los cuerpos, como los David del colombiano Miguel Ángel Rojas interpretados por militares mutilados. A su vez, la Latinoamérica contemporánea se apropia aquí de la tradición artística porque podrán variar los estilos, pero las bases son las mismas a un lado y otro del océano Atlántico.

"Tratamos de curar con una forma didáctica", sostuvo Alonso y la exhibición cumple con el objetivo. Es tradición de la Colección Daros pedir a los artistas de los cuales poseen obra que escriban una breve reseña sobre su trabajo, ideas que lo atraviesan o sentimientos que les surgen. En PROA las obras que cuelgan están acompañadas por las palabras de sus autores; son los artistas tomando la mano del público e invitándolos a pasar de la mera contemplación a la reflexión.

Latinoamérica es más que política y violencia y la exhibición reserva para la sala IV obras donde lo lúdico y lo maravilloso son fuente de inspiración. Las esculturas en piedra de Nadín Ospina que recrean personajes de Los Simpsons y Disney dan cuenta de las inevitables influencias externas. Por último Leandro Erlich, con su siempre eficiente apelación a la sorpresa, nos obliga a derribar preconceptos con su excelente instalación Las Puertas.

La Colección Daros Latinoamérica puede verse hasta el 13 de septiembre en Fundación PROA, Av. Pedro de Mendoza 1929, de martes a domingo de 11 a 19 horas.

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