Berlín — El cine argentino se hizo presente en el festival de Berlín con “El mensaje”, un film pequeño y luminoso, en blanco y negro, en el Berlinale Palast. Escrito, dirigido y editado por Iván Fund, el largometraje es uno de los 19 que compiten por los Osos de Oro y Plata. Muchos de sus contrincantes son formidables, aunque no se descarta el reconocimiento a alguno de sus muchos méritos, bajo el radar durante los primeros veinte minutos. La sencillez de la historia disimula literalmente su “mensaje’, que funciona a dos niveles, uno explícito en el título y el otro, en la sutil presentación del oficio de vivir.
Con "El mensaje", la Argentina puso un pie en la Berlinale
Iván Fund, su realizador, presentó en la muestra alemana su "road movie" en blanco y negro, una fábula sobre dos vendedores de ilusiones que permiten comunicarse con las mascotas muertas o extraviadas.
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Iván Fund durante la presentación en la Berlinale de su película "El mensaje".
Una adolescente, Anika (Anika Kootz) viaja con quienes parecen ser sus guardianes, Miriam y Roger, por rutas provinciales polvorientas, ofreciendo un servicio peculiar: puede comunicarse con mascotas – vivas, perdidas o muertas – por una modesta suma de dinero girada a una cuenta de banco. Con ese don (¿o fraude?) brinda alegría y consuelo a sus dueños, siempre que éstos sepan “escuchar’. Esta “road movie” tiene mínimas alusiones geográficas, no abreva en el género picaresco ni ofrece crítica social u observaciones etnográficas. Es más, su bajo perfil inicial puede impacientar al público que busca formas de entretenimiento centrados en un conflicto dramático claramente planteado y resuelto al final de la película.
“El mensaje” va armando un mundo emocional entorno a estos tres personajes, cuyas relaciones se revelan gradualmente. La fotografía de Gustavo Schiaffino organiza con gran naturalidad este mundo en blanco y negro, especialmente en el manejo de planos secuencia, resaltando la vida cotidiana en una modesta casa rodante, y la flora y fauna del camino. La música de Mauro Mourelos combina con audacia ritmos de jazz con canciones en inglés, evitando cualquier pintoresquismo.
La relación afectiva entre los tres protagonistas – hecha de silencios y gestos de ternura - se va enriqueciendo medida que salen a la luz datos que iluminan su dinámica – como las visitas a la madre de Anika, confinada en un hospital psiquiátrico, y las sesiones con mascotas y sus dueños, muy logradas. Mara Bestelli construye el personaje de Miriam, la abuela con dones histriónicos que monta el negocio, con mucha empatía. Señaló en la conferencia de prensa luego de la primera proyección, que encarna a una mujer de fe, genuina en su sentir, que se encuentra en estas periferias sociales. Por su parte, Marcelo Subiotto observó que los largos silencios de Roger son una manera efectiva de construir su personaje, sostén económico y psicológico de esta familia sui generis.
A nivel visual y temático, un referente insoslayable de “El mensaje” es el clásico de Federico Fellini “La Strada”. Aunque las trayectorias son diferentes, ambas “road movies” culminan en una epifanía sobre el amor como fuerza redentora.
En la rueda de prensa el director Iván Fund – nacido en 1984; melena leonina, algunas canas, porte cálido - explicó las circunstancias de producción en un momento político argentino donde se han cancelado los subsidios al cine. El proyecto – cuya gestación duró varios años - participó del Foro de Coproducción de San Sebastián en 2023. En febrero del año pasado comenzó el rodaje, costeado con fondos propios. Una vez finalizada la película se presentaron al World Fund de la Berlinale, siendo uno de los films elegidos. Así pudieron sumar coproductores.
“El mensaje” es un buen ejemplo de lo que Martin Scorsese describió en un ensayo para la revista “New York Review of Books”: a través de las emociones reflejadas en la pantalla, comprendemos que el cine no es la vida, sino un diálogo con la vida. Esta es la invitación que hace “El mensaje”, con buena onda y uso diestro del lenguaje cinematográfico.
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