"Mi sueño de la ciudad ideal no es un paraíso inalcanzable. Hay suficientes modelos bellos como Pienza, Dinkelsbühl y Brujas. No es un deseo aberrante desear esta belleza para nuestra vida diaria", ha escrito el arquitecto Rob Krier, que ha centrado su actividad en el desarrollo urbano en toda Europa con soluciones para la ciudad tradicional. Sus diseños buscan mejorar la calidad de vida recuperando el pasado y adoptando el repertorio formal de la ciudad histórica. Krier acaba de presentar sus obras a orillas del Rhin, en el Museo de Arquitectura de Frankfurt, con la curaduría de su directora Ingeborg Flagge y la colaboración de Ernst & Young. Nació en Grevenmacher (Luxemburgo) en 1938. Estudió en Munich (1959-64) y trabajó con dos grandes de la arquitectura, Oswald Matthias Ungers (1965-66) y Frei Otto (1967-70). Fue profesor en las Universidades de Stuttgart, Lausanne, Yale y en el Instituto de Teoría del Diseño de la Universidad Técnica de Viena (1976-98). Desde 1993 Krier comparte su estudio en Berlín con Christoph Kohl. Sus obras más reconocidas son los edificios de viviendas en Ritterstrasse (1977-80) realizadas como parte del IBA en Berlín, cerca del entonces Puente Charlie.
El contenido al que quiere acceder es exclusivo para suscriptores.
En un distrito muy deteriorado aledaño al Muro de Berlín, el diseño de Krier introdujo un nuevo acento político con una solución pionera en la promoción del desarrollo urbano. La zona se singularizó por sus características calles, plazas y espacios públicos abiertos. «Las calles y las plazas con los únicos lugares de nuestras ciudades donde tiene lugar la interacción pública», escribió. En los interiores evitó los aburridos corredores y agrupó las habitaciones individuales alrededor del comedor y living central, entendidos como el corazón de la vida familiar.
El diseño de Krier para Rauchstrasse (1980-85) ganó uno de los concursos de IBA para la reconstrucción de una zona arrasada durante la Segunda Guerra Mundial. Era un área de distinguidos edificios que había sido planificada por David Hasemann y Friedrich Hitzig a fines del siglo XIX. Aunque su propuesta continuó el espíritu de Hitzig, modificó la estructura existente, amplió las dimensiones de los edificios y consolidó las esquinas para formar patios interiores. Su planteo fue luego el prototipo de bloques de estructura abierta que enriquecieron las formas de las viviendas residenciales en el interior de las ciudades. Su diseño del edificio semicircular en Stülerstrasse se convirtió en el hito más destacado de la zona. Además de Krier, en este proyecto participaron los arquitectos Hans Hollein y Aldo Rossi que adhirieron a los lineamientos en cuanto a proporciones y materiales.
Stadtentwicklung en Amiens (1984-1991), con desarrollos angostos frente a la fachada oeste de la catedral, Krier creó un nuevo sentido del espacio que evoca la atmósfera de la pequeña escala de la ciudad medieval. Sus diseños de nuevas plazas de acuerdo con su concepto de ciudad densamente poblada fue una expresión, sin dudas, de la renovación de la vida urbana. La Ciudad Judicial en Luxemburgo (1992-98), rodeada por la maciza fortificaciónjunto a la pintoresca ciudadantigua, fue considerada patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Recurrió en ella a la incorporación de esculturas para enfatizar la importancia de los edificios, una característica de Krier ya desde sus primeras obras.
Entre sus actuales proyectos de desarrollo urbano y arquitectónico (varios en Holanda), se destaca el de la pequeña villa Brandevoort en Brabant. El centro, De Veste con 600 departamentos ya ha sido completado y para el año 2013 estarán listos cinco barrios más, agrupados alrededor de esta villa central. Autor de varios libros en los que propuso alternativas a la recuperación urbana, participó activamente en Congresos en la Bienal de Buenos Aires, y en diciembre último en el Encuentro de Arquitectos y Críticos de Kuwait, organizado por la Fundación del Aga Khan y el Colegio de Ingenieros de ese país.
Krier considera que las ciudades que han crecido naturalmente a través del tiempo, representan el más importante manual del diseño urbano y la arquitectura. La red de calles que corren a través de la ciudad en innumerables variaciones, como arterias, constituye la estructura soporte que determina el desarrollo del paisaje de la ciudad. El bloque de los espacios públicos se desarrolla alrededor de la periferia de un campo que está rodeado de calles. El componente elemental de toda estructura urbana, concentrado y homogéneamente formado en el centro, se abre hacia las afueras.Las artes aplicadas de la arquitectura y el diseño urbano trabajan con teoremas objetivos que no tienen que ser reinventados por cada generación. Por ello es fundamental el conocimiento del escenario de secuencias espaciales en una estructura de ciudad: sus parámetros geométricos son infinitamente variables y proporcionan oportunidades de innovación basadas en un repertorio seguro. Krier reivindica el uso de la experiencia de la historia que de ninguna manera convierte al diseñador en un epígono o un ecléctico. Por ello, sostiene la necesidad de un profundo conocimiento de la historia de la arquitectura porque habilita a confrontar críticamente las producciones a lo largo del tiempo y proponer modelos alternativos a la ciudad moderna. Sus diseños cuestionan la vivencia actual de la ciudad como algo superfluo y la convicción de que se podría vivir en reclusión y adquirir confortablemente lo necesario. Su propósito fue y es siempre despertar las esperanzas por una ciudad futura digna. Que debería abolir los espectáculos superficiales y ofrecer nichos contemplativos que hagan la vida en las calles disfrutable nuevamente. «Puede parecer arrogante hacer esto con la ayuda de mis propios proyectos, pero cada uno de nuestros trabajos trae con ellos la intención de encontrar una solución tipológica para sus problemas», en sus palabras al inaugurarse su exhibición retrospectiva en el Museo de Francfort diseñado por Ungers.
Dejá tu comentario