7 de octubre 1999 - 00:00
"DOCTOR AKAGI"
-
Max: la miniserie sobre las monedas que se roba Judas y que tiempo después generan fenómenos paranormales en España
-
La historia de "Perrito", una obra de teatro para enseñar a cuidar a las mascotas
Esta película, traducible como «Doctor Hígado», habla de un médico de provincia, que en plena Guerra Mundial insiste en investigar la hepatitis, y alertar sobre sus peligros a la población. Se trata de una endemia que podemos evitar, proclama. «¿Por qué? ¿No les gusta ser amarillos?», replica un oficial del ejército japonés.
Exacerbado, zumbón, el veterano realizador (setenta años al momento del rodaje) señala algunos aspectos de la brutalidad militar de aquellos tiempos.
Por eso, aunque transite un contexto fuerte, la obra emana una gracia especial, a prueba de amarguras, un humor típico de sobrevivientes ya curtidos. Y tiene buen ritmo, y personajes inmediatamente queribles: el viejo médico, su ayudante jovencita y fácil, sus amigos (un médico drogadicto, un monje de mente amplia, un fugitivo holandés), sus vecinas.
Hacia el final, el doctor ha enseñado muchas cosas, y reaprende otra, la más sencilla e importante para un médico. También la jovencita ha enseñado sus cosas, y consigue, de un modo japonés, antiecológico, llegar a la altura de su mítico padre pescador. En ese momento reina la plenitud. Entonces ambos contemplan, a lo lejos, el irónico envío de los dioses. Termina el film. La vida sigue.
Ese es Imamura.
Dejá tu comentario