6 de mayo 2009 - 19:18

El sustituto

Una excelente Angelina Jolie es la mujer que busca a su hijo desaparecido enfrentando corrupción policial y otros males en «El sustituto», un film con el sello del mejor Clint Eastwood.
Una excelente Angelina Jolie es la mujer que busca a su hijo desaparecido enfrentando corrupción policial y otros males en «El sustituto», un film con el sello del mejor Clint Eastwood.
El nuevo policial de Clint Eastwood empieza despacio y sutilmente, casi como un extraño drama de cámara de un chico perdido, que aparece en apariencia felizmente, aunque su madre (Angelina Jolie) jura que ese chico de la misma edad que dice llamarse Walter Collins y vivir en la calle correcta, simple-mente no es su hijo.

La policia, ya acusada de muchos casos de corrupción en los tiempos pre Gran Depresión, insiste en que ése es el chico buscado, mientras un predicador evangelista que viene haciendo una campaña anticorrupción policial, insiste en apoyar a la madre desconsolada, que pide a gritos que sigan buscando a su verdadero hijo desaparecido.

El estilo clásico y de alguna manera suave con el que empieza el film pronto cambia tomando giros bruscos hacia el cine más fuerte de su director: policías masacran maleantes con ametralladoras, mujeres inocentes son sometidas a electroshocks en hospicios de pesadilla, y chicos perdidos son asesinados a hachazos en unas granjas del infierno.

El caso criminal que cuenta el film es verídico y terrible: formó parte de los llamados crímenes de Wineville Chicken, un espantoso asunto de crímenes seriales, donde fueron masacraron unos 20 chicos, con un psicópata obligándolos a atacarse mutuamente, provocando el consiguiente sentimiento de culpa que evitó que algunos sobrevivientes se atrevierana hacer la denuncia, ya que suponían que eso los inculparía.

La película tiene un muy buen trabajo de Angelina Jolie, que soporta los picos dramá-ticos de su personaje sin caer en la sobreactuación que podría abundar en numerosas escenas, empezando por la densa visita a un manicomio lleno de mujeres que no deberían estar ahí, excepto por ser una potencial amenaza para la policía. Y el verdadero descubrimiento del enigma sobre el chico perdido está resuelto por el director con buen pulso y equilibrio para lo macabro, con detalles que recuerdan al mejor Eastwood, como cuando el chico que denuncia los crímenes es obligado por al policía a cavar con una pala en el sitio donde señala una fosa común.

Es hacia el final donde la película intenta contar demasiadas cosas a la vez y cae en una especie de círculos de finales inconclusos que se suceden unos a otros generando cierto anticlimax y estirando de más sus 140 minutos de duración. Esta última parte, casi más un drama judicial que un policial o el extraño drama que se planteaba al principio, de todos modos, no atenta contra el conjunto.

«El sustituto» es una muy buena película de un Clint Eastwood que intenta no repetirse estilísticamente y que, además, hace un magnífico trabajo como autor de su propia banda sonora.

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