19 de junio 2003 - 00:00

Importante muestra de arte sacro

Jesucristo de Juan de Dios Mena
"Jesucristo" de Juan de Dios Mena
L a Universidad Católica Argentina ha inaugurado recientemente el Pabellón de las Bellas Artes en su Campus Universitario de Puerto Madero. Entre sus principales objetivos está el de estimular la creación y vincular a la UCA, en especial a los estudiantes, con las manifestaciones más elevadas del arte. Casi 50 obras de prestigiosos artistas integran la muestra inaugural dedicada al Arte Sacro Argentino, cedidas por instituciones públicas y coleccionistas.

Muchos de nuestros artistas no fueron ajenos a la idea de vincularse con lo religioso y tomaron escenas paradigmáticas, muy instaladas en el imaginario colectivo, para expresarse a través de su propio lenguaje pictórico.

El grupo más numeroso de obras pertenece a Leopoldo Presas (1915). «Cuando pinté la serie de los Cristos, sentía un imperativo que me llegaba desde adentro», confiesa el artista. Obra verdaderamente religiosa, conmovedora, en una paleta asordinada, texturada con influencias informalistas. Las figuras están «heridas» por el corte de una espátula o cuchillo, incisiones profundas que acentúan el dolor.

La obra de Miguel Carlos Victorica (1884-1955) es extremadamente sensible y lírica. Pinta sus Cristos despojados de toda carnadura. Uno de sus últimos cuadros, «Cristo de Santiago del Estero», se yergue etéreo, sobre la diafanidad de un cielo azul transparente. Raúl Russo (1912-1984), fue un gran colorista al que seducían rojos y azules. Las pinceladas de color puro, rítmicas, decididas, formas y manchas que rehúyen definiciones pero desbordantes de pasión, constituyen la principal característica de «El Cristo Yacente» y «Calvario» de 1967. Hay un dramático «Descendimiento» (1937), pintura planista, escenográfica, de tonos fríos de Aquiles Badi (1984-1976).

También se exhiben los bocetos del famoso tapiz de Horacio Butler (1897-1983) que se encuentra en la iglesia de San Francisco, realizado en 1964. La obra de Raúl Soldi (1905-1994) se ciñó en «Virgen y el Niño» o en su «Boceto de Angel» a aquello que Rafael Alberti evocaba como «ese jardín encantado, libre de la fealdad y la tristeza», un lugar ya desaparecido del lenguaje plástico de hoy en el que en general se exalta lo despiadado.
Seoane, Barbosa, Norah Borges, Cogorno, Gramajo Gutiérrez, Juan de Dios Mena, obra reciente muy despojada pero de intenso empaste de Francisco Travieso, y el luminoso «Cristo en la Cruz» de Eduardo Mc Entyre completan esta exposición que cierra a fines de Junio. Alicia Moreau de Justo 1300.

•Marta Calí

Después de graduarse en la Escuela Nacional de Bellas Artes, Marta Calí (1959) viaja en 1994 a Europa donde realiza estudios con el artista Ian Hamilton Finlay que marcará un cambio decisivo en su quehacer artístico. Ha obtenido el Diploma al Mérito en Arte Digital 2002 de la Fundación Konex, el Primer Premio ICI Arte Digital Experimental, el Premio Leonardo 2000 Arte Digital y Mención Premio Banco Nación a las Artes Visuales 2000. A propósito de este premio, lo imperante era el distanciamiento, la mirada glacial, el empequeñecimiento o la ausencia del hombre, una imagen de tiempos tan desesperanzados en la visión de los artistas participantes que corría un frío por la espalda.

La obra que exhibía
Marta Calí, «Lugar», era una despojada caja de aluminio, espejo, cristal, en la que se observaba una diminuta camilla de acrílico. La describimos entonces como un lugar deshumanizado en el que rondaba la muerte. Estos espacios fríos remiten a los lugares de tránsito, a los «no lugares», así calificados por Marc Augé. «Yo no sé dónde está el lugar pero sé que estuve ahí», es una frase clave para entrar en la estética de Calí que se apoya en medios electrónicos.

«Trazados leves de incierto futuro»
son dibujos manuales que ocupan las paredes blanqueadas de la sala del tercer piso del Museo de Arte Moderno. Av San Juan 350. Clausura el 29 de Junio.

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