«Backstage» (Francia, 2005, habl. en francés). Dir.: E. Bercot. Guión: E. Bercot y J. Tonnerre. Int.: E. Seigner, I. Le Besco, N. Lvovsky, S. Benchetrit, E. Le Merdy.
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Esta película sobre el «amour fou» (toda una tradición francesa, que hoy parece una antigüedad, pero acá se resignifica plenamente) que despierta en una de sus fans una cantante pop, abre directamente con una poderosa escena que produce en el espectador las mismas emociones que en quien la vive en la pantalla. Además de presentar el asunto a desarrollar con gran estilo, esa escena involucra varios otros asuntos bien de estos tiempos, entre ellos los realities televisivos. No diremos en qué consiste, sólo que ahí se conocen la pajuerana adolescente Lucie (una formidable Isild Le Besco) y su venerada Lauren (Emmanuelle Seigner, todavía en cartelera en Buenos Aires en «La escafandra y la mariposa», aquí igualmente convincente).
En el mismo registro se asiste a la introducción de Lucie en el claustrofóbico mundo de Lauren en París. Un mundo que se reduce prácticamente a una habitaciòn de hotel y a un ejército de servicio: seguridad, mucamas, representante, asistente personal, cuyas historias la directora y coguionista Emmanuelle Bercot expone con certeras pinceladas, del mismo modo que pinta el encierro, ahora de las dos protagonistas, a base de primeros planos y planos detalle, cuando no registrando situaciones casi en completa oscuridad. Pocas veces se ve un elenco tan compacto y homogéneo, por otra parte. Ya con esa primera mitad basta para recomendar «Backstage», aunque lo que sigue es más irregular. La pulsión erótica, la lucha de poderes totalmente desigual, la soledad de una estrella en decadencia que se la pasa diciendo «¿qué quieren de mí?», a veces suenan a clichés. Además, el descenso a los infiernos de Lucie toma demasiado tiempo.
Así y todo, la historia mantiene su interés hasta el final, por lo que cabe lamentar que «Backstage» se estrene en nuestro país a tres años de su realización, sin la debida promoción, en pocas salas y en DVD, como con miedo a que no quede suficiente público para este tipo de películas.
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