11 de octubre 2001 - 00:00

Jagger: "Quiero hacer películas desafiantes"

Mick Jagger.
Mick Jagger.
(10/10/2001) Londres - Tom Stoppard sube al ascensor del hotel con un vaso de whisky y aire desmoralizado. Su viejo amigo Mick Jagger está en el tercer piso. El lugar estuvo todo el día plagado de periodistas que clamaban por Jagger y ni siquiera advertían la presencia de Stoppard. Contemplando el caos desde fuera, pone cara de sueño, cansado y divertido. Es alto y ancho y va vestido de negro. En la puerta lo saluda un hombre menudo y alerta, vestido de los colores del arco iris. La estrella del rock y el escritor se abrazan. «¡Tom!», chilla Mick. «Hola», dice Tom.

Los dos se han reunido para la presentación de «Enigma», la película que Stoppard ha adaptado para la pantalla basándose en el libro de Robert Harris. La productora de Jagger, Jagged Films, se encargó de convertir en realidad el proyecto, protagonizado por Kate Winslet y Dougray Scott.

Ambientado en Bletchley Park, el cuartel general británico de desciframiento de claves durante la Segunda Guerra Mundial, el film entrelaza torpemente la historia de la máquina codificadora de los nazis con el «enigma» de la bella y misteriosa rubia que encarna Saffron Burrows.

Dirigida por Michael Apted, ésta es la primera producción de Jagger, que está como loco de entusiasmo. «Me habría gustado hacer todos los papeles», dice. «Los podría haber hecho todos fabulosamente. No hay ninguna duda de eso. Pero no me dejaron. ¡Ese condenado director!», agrega Jagger. Y se retuerce de risa. A los 58 años, se mueve en su asiento como si estuviese recibiendo pequeños calambres y habla a la buena de Dios con largas frases enloquecidas que van saliendo unas de otras. «Creo que el cine en este país es algo muy complicado, y podríamos estar dando palos de ciego a su alrededor toda la vida, pero como el cine inglés se hace en inglés, es un extraño animal. La industria cinematográfica francesa es muy distinta porque es evidentemente francesa.»

El cantante de The Rolling Stones está radiante. La producción parece ser más ardua de lo que él esperaba. Y tuvo que morderse la lengua cuando hasta su perro se dirigió a él para exponerle ideíllas para la producción. «Es como estar en un grupo de rock muy grande en el que cada uno tiene una opinión, y esas opiniones no son siempre válidas porque vienen de personas que no tienen ni idea de qué va. Sólo lo dicen como extensiones de su propio ego.» Para ser un hombre que ha pasado toda su carrera en el negocio del espectáculo, Jagger parece extrañamente desconcertado por este descubrimiento.

Tono

Jagger y Stoppard -cuyo guión para «Shakespeare apasionado» le valió un Oscar-se involucraron en la historia con entusiasmo desde el primer momento. Para estrenar su empresa, el prime-ro quería una película que diera el tono a las que siguieran. Tenía que ser seria y digna. Al leer «Enigma», a Jagger le entusiasmó el «clima de época», que, según dice, es un poco intangible. Lo animó también la idea de hacer una película británica en la que no participara Hugh Grant. «Es muy difícil hacer una película sobre Inglaterra si es de un carácter serio y no tiene efectos especiales ni un actor muy famoso porque uno puede venderla en todas partes menos en Ingla-terra. Eso es un problema.Así que te toca hacer películas de bajo presupuesto.»

«Yo no quiero hacer comedias para adolescentes», señala Jagger, «ni películas que sean una verdadera estupidez». Y prosigue: «Quiero hacer películas que sean un poco desafiantes, para ser franco. Pensé que ésta sería un buen ejemplo de lo que quiero hacer. Esto no significa que no quiera ver tonterías para adolescentes de vez en cuando. O montones de películas en las que hay lo que mis hijos pequeños llaman 'plosiones'. Pero no quiero trabajar en ellas».

El mayor reto para
Jagger era mantener su interés. No puede estar mucho rato sentado tranquilamente y el proceso lo consume. «Muchas veces, cuando grabo una canción, escribirla y hacer una cinta de demostración es lo grande. Después de eso, pienso en cómo traducir esto de verdad a la vida real. Estoy mucho tiempo pensando que no me puedo molestar en hacerlo. Sería mucho más fácil si la hiciera y la tocara para mí. Porque lo demás me ocupa mucho tiempo.»

¿Reconoce Jagger cuando no sabe cómo hacer una cosa? «No. No me quejo y digo que sé lo que estoy haciendo, pero con muchas de estas cosas es cuestión de sentido común. Quiero decir que no hace falta una gran pericia técnica para ser productor cinematográfico. Y si uno llega a un área en la que no conoce los términos técnicos o lo que eso quiere decir, lo pregunta y ya está. O lo pregunta antes con toda tranquilidad, lo cual es todavía mejor.»

Tom Stoppard, un especialista en diálogos a quien lo «agobian» las comedias, se divertía enormemente mientras Mick Jagger tanteaba cautelosamente cada paso durante todo el rodaje. «Es realmente estimulante escribir una película porque habitualmente salgo de una etapa de agobio tras acabar una comedia y esto es un trabajo muy agradable. Heredas mucho del libro; sobre todo, las partes del trabajo que me parecen más difíciles. Me encanta escribir diálogos, pero los personajes y la trama me pare-cen lo más difícil.»

Su rutina es siempre igual. «Me gusta mucho mi primer borrador. Después, al cabo de un mes, cuando todo el mundo lo ha leído, hay en él toda clase de cosas que no me gustan. Y entonces escribo otro borrador que me gusta mucho más y que es mucho mejor. Y luego, en el tercero y en el cuarto, vas avanzando.Así ocurrió con 'La casa Rusia', en la que me sentí fascinado por todo ese fuego cruzado entre británicos y estadounidenses, mientras los productores la estaban vendiendo con Sean Connery enamorado de Michelle Pfeiffer», puntualiza.

«Recuerdo que el primer borrador de 'Enigma' era mucho más provinciano como película. No tenía un tercer acto con submarinos, aviones y grandes exteriores. Era una película mucho más modesta...»

«Teníamos que introducir un personaje norteamericano», irrumpe Jagger. «Tom se imaginó que la única razón de que hubiera un americano en el libro era que los personajes tenían que obtener gasolina en alguna parte y los americanos eran los únicos que tenían cupones de gasolina. Teníamos decidido un actor y luego cambiamos de idea. De modo que nos libramos de él.» Lo dice con alivio, como si de repente viera posibilidades en lo referente a la dirección de personas de su nueva carrera. «Aquello», dice con orgullo, «fue una decisión ejecutiva».

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