21 de enero 2020 - 00:00

Los colores y formas de Anish Kapoor seducen al visitante

La intensidad dramática del artista inglés de origen indio puede apreciarse a través de apenas siete obras, que van de 1992 hasta la actualidad, pero lo suficientemente demostrativas de su estilo.

Anish Kapoor. La Fundación Proa presenta en La Boca una exposición limitada pero demostrativa del artista.

Anish Kapoor. La Fundación Proa presenta en La Boca una exposición limitada pero demostrativa del artista.

La Fundación Proa abrió sus puertas hace 24 años, en La Boca, con el propósito de mostrar las estrellas del arte internacional que no se conocían en Buenos Aires. En la explanada de la bella casona blanca frente al Riachuelo, barrio poblado de artistas desde su origen, se encuentra el “Molinete” del estadounidense Dan Graham, artista del grupo post-minimalista que llegó para instalar su laberíntico caracol de espejos transparentes. El estilo de Proa, basado en la excelencia de sus exhibiciones, se ha sostenido en el tiempo. Hoy, después de surfear varias crisis argentinas, mantener una programación atractiva con las dificultades que impone el cepo cambiario, será un nuevo desafío. Otro más.

Pero en estos días y hasta el fin del verano se exhibe “Surge”, muestra del artista británico de origen indio, Anish Kapoor, curada por el brasileño Marcello Dantas. Y es un privilegio tener esta exposición en Buenos Aires. Una serie de grandes piedras azules abre la muestra y pone en evidencia el talento de Kapoor como colorista. Desde sus obras tempranas, más pequeñas y sensibles, el artista se destaca por el uso del color y los pigmentos en estado puro. A fines de los 80, la galería Lisson de Londres puso su nombre en el candelero.

En Proa, con apenas siete obras que van de 1992 hasta la actualidad, el curador no sólo abarca “la intensidad dramática del artista”, sino, además, “la diversidad de materiales utilizados (cera, piedra, pigmento y acero)”. La monumental pieza “Svayambhu” (“autocreado” en sánscrito), un inmenso paralelepípedo de cera con el color exacto de la sangre, atraviesa una sala y avanza muy lentamente por un carril dejando una estela roja y un cuadrado estampado sobre una pared. La visión es imponente. Mientras el azul, emparentado con el de Yves Klein, es más obscuro, la filiación de “Svayambhu” se puede buscar en las obras realizadas con grasa por Joseph Beuys. Además, y acaso por influencia del curador brasileño, las palabras del artista sobre el color recuerdan la experiencia de Lygia Pape, quien presentó el color como un sabor en vasijas que el público podía probar.

Referentes

Los referentes de Kapoor se pueden rastrear con facilidad. En 2017 estuvo en la Argentina en el Parque de la Memoria. Allí montó “Destierro”, llenó con 400 metros cúbicos de material parecido a la tierra y pigmentado en un tono rojo como la sangre una sala de 400 metros. Salvo por la diferencia del color, su “destierro” se asemeja a “The New York Earth Room”, una instalación del artista Walter De Maria que, en 1977 llenó 335 metros cuadrados de un loft del Soho con 300 kilos de tierra.

“Doble vértigo” se llama la instalación de espejos de acero inoxidable curvados que alteran la percepción y distorsionan la imagen de los espectadores y la sala. Kapoor transfigura y brinda contenido a los viejos juegos de los parques de diversiones y, a la vez, cita su propia obra de 2013, cuando conmovió al público con un poético e inmenso espejo circular que colocó en un parque para reflejar el cielo.

Luego, según el criterio de Dantas, la obra “más crucial” o más espectacular, al menos, es “Shooting into the Corner”. Un cañón que con gran estruendo dispara una bola de cera roja sobre un rincón de la sala. “La esquina evoca lo femenino”, mientras el cañón “es claramente un ícono masculino”, señala Dantas. El curador aclara que, “el surgimiento de la potencia, la explosión de energía que rompe el código de estabilidad”, se debe a “la sublevación violenta del cañón, que interrumpe de vez en cuando la pasividad del rincón receptor”.

La claridad interpretativa de Dantas parece contrariar la aspiración del artista que señala: “Vivimos en un tiempo donde nuestros públicos no son libres de interpretar el arte, ya que es muy común que antes de que lo puedan hacer, el arte ya haya sido interpretado para ellos”. No obstante, y a pesar de reconocer esta realidad, Kapoor advierte: “Me gusta el hecho de que el espectador esté implicado en el acto de mirar. Me interesa la idea de que una obra de arte pueda decir: ‘Vamos, ven aquí. Puedo involucrarte profundamente y mi espacio se infiltra en el tuyo.’” Si bien el disparo de cera, las manchas rojas semejantes a la sangre que deja sobre la pared y el estallido, implican un golpe efectista y una metáfora del acto sexual sin ambigüedades, el resto de la muestra abre camino a la imaginación.

El muro blanco se inflama de repente en una sugestiva obra de 1992, “Cuando estoy embarazada”. Con un juego óptico, un círculo o un óvalo azul oscuro según el lugar desde el cual se observe, el artista suscita dudas sobre la profundidad del espacio: ¿es un hueco abierto hacia otra dimensión? O ¿está sencillamente pintado? Y cuentan que un espectador confundido cayó al vacío. Finalmente, Kapoor ganó fama en 2015, como los ídolos del rock, cuando instaló “Dirty corner” en los jardines de Versalles, y la obra bautizada nadie sabe por quién como “La vagina de una reina que está tomando el poder”, escandalizó al mundo.

Dejá tu comentario

Te puede interesar