3 de julio 2001 - 00:00
"Para mí, Gambaro es lo máximo"
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Conflicto
P.: ¿Cuál sería el conflicto de estos personajes?
H.T.: Tienen problemas de incomunicación, les cuesta compartir códigos. Además, como es típico en los personajes de Gambaro, tienen obsesiones, ideas fijas o sostienen una relación víctima-victimario que a los pocos minutos de empezar puede darse vuelta. A mí, estas obras me hacen acordar a cuando vivía en Bernal. Ese clima de suburbio, LLavallol, González Catán... Ibamos al río con mis amigas a ver la naturaleza. Ahora me doy cuenta de lo felices que éramos...
P.: ¿Y los obreros?
H.T.: No son los obreros de ahora, que cuando trabajan en la calle usan celular. Traté de ir a algo más neutro. Al obrero de los años '60 o '70, cuando había trabajadores y se respetaba la dignidad del oficio. Hoy, todo eso parece haber desaparecido.
P.: ¿Es la primera vez que incorpora acrobacia en un espectáculo suyo?
H.T.: Sí, fue un desafío muy interesante. No tenía que ser algo gratuito o dancístico, tenía que ser orgánico con el texto. Lograr eso nos llevó un tiempo.
P.: ¿Por eso convocó a uno de los hermanos Videla?
H.T.: Encontrarlo fue una alegría, porque buscaba a un hombre que supiera trepar y que, a la vez, pudiera hacer el papel de abuelo. El hace teatro desde los cuatro años, anduvo con el circo por todo el país. Es un señor que respeto mucho, se trepa, se tira, hace de todo. Es muy lindo trabajar con una persona de ese estilo.
P.: Y entretanto, ya cumplió su tercer año con «Venecia».
H.T.: Es un milagro, ¡un milagro veneciano! (ríe). Ya cumplimos 400 funciones y ahora quería festejar estos tres años ofreciendo algunas funciones gratis. No pudo ser, porque los gastos de la sala no los resisten, así que decidimos bajar la entrada a tres pesos por cuatro jueves. Vinieron profesores de la secundaria con sus alumnos y otra gente que antes no podía venir. Es muy conmovedor.
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