3 de julio 2001 - 00:00

"Para mí, Gambaro es lo máximo"

Helena Tritek.
Helena Tritek.
(02/07/2001) "Yo nunca me hubiera animado a pedirle a Griselda Gambaro un texto suyo, porque para mí ella es lo máximo", confiesa Helena Tritek, directora, entre otras obras, de la elogiada «Venecia», cuya permanencia en cartel, después de tres años, para ella «es un milagro». Lo cierto es que fue la misma autora quien le ofreció dirigir «En la columna», un conjunto de tres piezas breves que acaba de subir a escena en el «Portón de Sánchez» (Sánchez de Bustamante 1034), con un elenco que incluye a uno de los legendarios artistas circenses Hermanos Videla.

Periodista: ¿Cómo fue su encuentro con Griselda Gambaro?

Helena Tritek: Hace dos años, ella fue a ver «Venecia», después me ofreció la obra y me la dejó en la boletería. A mí me dijo: «Me gusta cómo vos tratás el humor», nada más. Fue un regalo invalorable, porque yo la admiro desde hace muchos años. Tardé en estrenarla, porque estaba con otros proyectos y, además, me costó mucho encontrar el lugar que quería. Las tres obras transcurren sobre una columna, y la nuestra (un antiguo poste de luz) tenía 9 metros. Habíamos encontrado un lugar ideal para ponerla (un centro cultural de San Telmo), pero finalmente resultó muy inhóspito, tenía muchos vidrios rotos y tres actores se nos enfermaron. No nos quedó más remedio que reducir la columna a 5 metros, pero estoy contenta de estar acá, éste es un espacio muy interesante.

P.: ¿De qué trata esta trilogía?

H.T.: Las dos primeras obras («Segundas opiniones» y «Ca-minos indirectos») parten de lo cotidiano, al menos como yo las encaré. A lo mejor, otro director pone dos yuppies, qué sé yo. Acá los protagonistas son dos trabajadores. «Razones de espacio», la tercera obra, en cambio, ya se desprende de lo cotidiano y busca un lenguaje poético. Fue bastante difícil de resolver, porque los personajes están siempre en el aire. Estas no son obras para poner con dos sillas, una mesa y un sofá. Eso sería fácil, pero Griselda Gambaro te ofrece trabajar dentro de una metáfora y te da margen como para que esto pueda parecer un barco, un circo o lo que uno quiera imaginar.

Conflicto

P.: ¿Cuál sería el conflicto de estos personajes?

H.T.: Tienen problemas de incomunicación, les cuesta compartir códigos. Además, como es típico en los personajes de Gambaro, tienen obsesiones, ideas fijas o sostienen una relación víctima-victimario que a los pocos minutos de empezar puede darse vuelta. A mí, estas obras me hacen acordar a cuando vivía en Bernal. Ese clima de suburbio, LLavallol, González Catán... Ibamos al río con mis amigas a ver la naturaleza. Ahora me doy cuenta de lo felices que éramos...

P.: ¿Y los obreros?

H.T.: No son los obreros de ahora, que cuando trabajan en la calle usan celular. Traté de ir a algo más neutro. Al obrero de los años '60 o '70, cuando había trabajadores y se respetaba la dignidad del oficio. Hoy, todo eso parece haber desaparecido.

P.: ¿Es la primera vez que incorpora acrobacia en un espectáculo suyo?

H.T.: Sí, fue un desafío muy interesante. No tenía que ser algo gratuito o dancístico, tenía que ser orgánico con el texto. Lograr eso nos llevó un tiempo.

P.: ¿Por eso convocó a uno de los hermanos Videla?

H.T.: Encontrarlo fue una alegría, porque buscaba a un hombre que supiera trepar y que, a la vez, pudiera hacer el papel de abuelo. El hace teatro desde los cuatro años, anduvo con el circo por todo el país. Es un señor que respeto mucho, se trepa, se tira, hace de todo. Es muy lindo trabajar con una persona de ese estilo.

P.: Y entretanto, ya cumplió su tercer año con «Venecia».

H.T.: Es un milagro, ¡un milagro veneciano! (ríe). Ya cumplimos 400 funciones y ahora quería festejar estos tres años ofreciendo algunas funciones gratis. No pudo ser, porque los gastos de la sala no los resisten, así que decidimos bajar la entrada a tres pesos por cuatro jueves. Vinieron profesores de la secundaria con sus alumnos y otra gente que antes no podía venir. Es muy conmovedor.

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