Se estrena mundialmente un nuevo film sobre Amy Winehouse. La estrella de voz y afinación excelentes, letras francas y desafiantes, modales ordinarios, nariz personal, vida sexual activa, que a veces usaba un collarcito con la Estrella de David y un Crucifijo, los dos juntos, para algunos murió a causa de una mezcla de drogas y alcohol, para los forenses por un coma etílico, sin presencia de drogas, y para el padre por culpa de las pastillas que le habían recetado para combatir el síndrome de abstinencia. Él siempre la había consentido. Y siempre, desde chiquita, le había transmitido la devoción por el jazz y el soul, que sentarían las bases de su estilo.
Una cálida pero algo convencional biopic de Amy Winehouse
"Back to Black", de Sam Taylor-Johnson, recrea la vida de la desafortunada estrella resaltando sus mejores momentos, eludiendo la decadencia, pero cae en reiterados clisés.
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Marisa Sabela en la piel de Amy Winehouse en el film "Back to Black").
Murió en 2011, con solo 27 años, engrosando la macabra lista de los "club de los 27" (artistas que murieron a esa edad, entre ellos Jimi Hendrix, Jim Morrison, Janis Joplin y Kurt Cobain, entre otros) . En 2015 Asif Kapadia hizo un intensivo, e incisivo, documental sobre ella, sus amores y sus vicios, “Amy”, como también otros sobre Ayrton Senna y Maradona (que el ídolo aborreció sin siquiera verlo, y aquí nadie se animó a estrenar). Kapadia ganó el Oscar con ese documental sobre la cantante.
Ahora Sam Taylor-Johnson, la misma directora de “50 sombras de Grey”, ha hecho una biopic. Su mirada es cálida, bastante cómplice, lógicamente comprensiva y femenina. Y su relato tiene el buen gusto de evitar las dos últimas, bochornosas, temporadas de fallidos recitales. Ya hay demasiadas películas sobre artistas en decadencia, dando lástima y vergüenza. El relato de ella culmina debidamente, en un momento de vaga elevación.
Lo que hay antes es convencional. Actuaciones llenas de clisés, imágenes de una Londres medio vulgar, la vida en los bares, las etapas de una carrera pautadas por antojos, y ese famoso amor tóxico que destruyó su ánimo (“Tuve un momento de lucidez. El psicólogo de la cárcel me dijo que conviene separarnos, porque lo nuestro es un amor tóxico”, le dice el inútil que la tiene fascinada y que la introdujo al consumo de drogas duras).
Maestros, manager, agentes y empresarios apenas aparecen. La historia se centra en su vida sentimental, y se hilvana en sucesivas canciones bien ubicadas: “What is it about Men”, “Stronger than Me”, “Know you now”, “Fuck Me Pumps”, “Back to Black”, “Rehab”, y en especial la clásica, y clasicista “Love is a Losing Game”. Cada tanto, a veces, se oyen de fondo otras voces, anteriores y famosas.
Marisa Sabela, veinteañera casi desconocida, se mete en el personaje, le pone su propia voz a las canciones, se hace creíble. La acompañan Jack O’Connell, Eddie Marsan como el padre tierno y asombrado, y Lesley Marville (“La señora Harris va a Paris”) como la abuela que todo le consiente y la peina horrible. Matt Greenhalgh es el guionista, lejano autor de una pieza sentida y pequeña, “Las estrellas de cine no mueren (en Liverpool)”. También hizo un guión medio prescindible sobre la temprana juventud de John Lennon, para un film de Taylor-Johnson con el que ella lanzó a su joven marido.
Dicho sea de paso, esto daría para otra película: Sam tenía 42 años, dos hijos, dos divorcios y varios videoclips, cuando sedujo a un chico de 19, le encauzó la carrera, mejoró la suya, se casó con él y desde entonces vive contenta, con dos hijos más.
“Back to Black” (G.B.-EE.UU., 2024); Dir.: Sam Taylor-Johnson; Int.: Marisa Abela, Jack O’Connell, Eddie Marsan, Lesley Marville.
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