8 de octubre 2025 - 00:00

Diálogos de Wall Street: euforia en la Bolsa de Nueva York, ¿bonanza real o simple espejismo?

Se ven brotar récords por todas partes. ¿Hay una bonanza mundial, que nadie más que los mercados financieros, ha detectado? ¿O es la nominalidad que se expande peligrosamente? Consultamos a Gordon Gekko, un veterano de mil batallas en Wall Street.

La actualidad del mercado financiero en EEUU, bajo el análisis de Gordon Gekko.

La actualidad del mercado financiero en EEUU, bajo el análisis de Gordon Gekko.

Periodista: Wall Street es una fábrica de récords. El S&P 500, el Nasdaq, el Dow Jones. Todos son una tromba. Y, ahora también el Russell 2000 se sumó a una fiesta a la que no estaba invitado desde 2021.

Gordon Gekko: Es importante. Ya no es una historia concentrada en solo 7 “magníficos” papeles. Nvidia, por ejemplo, se lleva la mayor parte de las miradas, pero no está entre los 100 papeles que más subieron en el año. El “boom” se derrama hacia un universo amplio de acciones.

P.: La economía debe ser un violín. Pero no es tan así, al menos, para la Fed que retomó la baja de tasas en septiembre y se alista para repetir a fin de mes. Y los récords no se limitan a la Bolsa en EEUU…

G.G.: Las Bolsas del resto del mundo le están sacando ventaja a Wall Street. Casi 10% en lo que va del año, según los índices MSCI.

P.: Quiero decir que no son las acciones solamente. El oro acaba de perforar el umbral de los 4 mil dólares por primera vez. En marzo fue noticia por superar los 3 mil. El bitcoin alcanzó los 100 mil dólares a principios de año. Ya sobrepasó los 125 mil, fugazmente. Y hay una colección de metales y criptomonedas que denotan similar fervor.

G.G.: Eso es así. Ya veo adónde apunta.

P.: Si todo rompe récords, o la economía mundial es una joya, que no lo parece…

G.G.: Y no lo es.

P.: O lo que se rompió es la vara con la que medimos el desempeño. La debilidad del dólar es evidente.

G.G.: El dollar index cayó 4% el último año. Y más de 9% en lo que va de 2025. No hay dudas sobre su poder lubricante.

P.: ¿Estamos frente a una bonanza real o meramente nominal? ¿Hasta dónde el rally es una búsqueda de protección frente a la pérdida de poder de compra, una decisión de cobertura?

G.G.: La inflación ronda 3%. No es muy distinta de donde estaba el año pasado a estas mismas fechas. Muy lejos, por supuesto, de los techos de altísima inflación de 2022.

P.: Recuerdo que rozó 7%.

G.G.: En el caso del deflactor de consumo, sí. Los precios al consumidor treparon 9,1% interanual en junio de 2022. Tenga muy presente que el mercado bull cumplirá 3 años el domingo. Y que nació recién cuando la inflación comenzó a mostrar los primeros indicios de que la Fed conseguía retomar su control.

P.: Me quiere decir que vemos récords por todas partes, pero que no es el reflejo de una inflación a punto de volver a desbordarse. Y eso antes siquiera de haber regresado nunca, desde 2021, a la meta de 2%. ¿No hay ahí, en ese período tan extenso de alta inflación, un caldo de cultivo muy evidente?

G.G.: Las condiciones financieras son muy relajadas. Eso está fuera de discusión. Y la Fed, al retomar la baja de tasas, y al sugerir en el mapa de puntos que está predispuesta a repetir este mes y en diciembre, es un estimulante poderoso.

P.: Es difícil pensar en un cocktail mejor para un activo como el oro, o la plata, que no rinden intereses. Sobran incertidumbre, conflictos, disputas. Trump quiere voltear la cúpula de la Fed y Powell ofrece resistencia, pero está decidido también a bajar las tasas, aunque más lentamente.

G.G.: Correcto. Y la inflación, en el margen, opera en alza. Ya no converge a la meta de 2% como a principios de año. Todo eso es cierto. Pero si la inflación se sale de control, el rally de la Bolsa tendría los meses contados. Digo meses y no días, porque corroborarlo, en este contexto, tampoco será inmediato. Esa fue la historia de la segunda mitad de 2021, cuando la inflación se disparó como consecuencia del estímulo en exceso, pero la Fed lo ignoró porque todavía le concedía prioridad a que la economía se restableciera del Covid.

P.: ¿Y ahora? ¿Cuál sería la prioridad como para descuidar, momentáneamente, al menos, el repunte de la inflación?

G.G.: Es público, aunque no haya un anuncio formal. La Fed retomó la baja de tasas para contrarrestar la debilidad del mercado de trabajo. Por supuesto, no existirá ni por asomo la flexibilidad de 2021.

P.: ¿Y la presión asfixiante de Trump, no jugará un papel disuasivo similar?

G.G.: Mientras Powell permanezca al timón, hasta mayo, no. Después, se verá. Aunque lo veo improbable.

P.: ¿Hasta dónde la bonanza generalizada es real o un espejismo nominal, entonces? Parecería que la incidencia de la inflación, o el temor a una desvalorización del dólar, tienen un rol más bien limitado. Pero la economía tampoco parece justificar tanto entusiasmo. ¿No advierte un espíritu burbujeante?

G.G.: Sin dudas. Sobra entusiasmo con la inteligencia artificial, ¿o no? Las inversiones son gigantescas. ¿Está todo basado en la idea de que el dólar perderá predicamento? ¿Y en que la Fed aceptará una inflación más alta, digamos entre 3% y 4%, como muchos afirman, de forma permanente?

P.: No. Aunque esas ideas están en danza y facilitan una valuación más generosa.

G.G.: Es así. ¿Y qué pasa con las criptomonedas? Trump les cambió la regulación. La Administración es hoy su principal promotor. Abrirles el acceso al sistema financiero convencional es un salto de valuación enorme. Por supuesto que es también asumir un riesgo en la misma escala. Y que puede terminar provocando un gran dolor de cabeza sistémico. Pues bien, el rally está basado en poner en precios la oportunidad y desdeñar olímpicamente el peligro. Eso puede cambiar de buenas a primeras, y sin que haga falta que la Fed apriete el cinturón.

P.: Y los buenos tiempos se acentúan con una Fed generosa.

G.G.: Seguro. No habría resurrección del Russell 2000 sin su participación. Es una apuesta muy especulativa, que no había conseguido cuajar como las demás. Las ganancias de las compañías del S&P 500 aprobaron el examen de la realidad, las del Russell 2000 son una promesa a verificar si la baja de tasas se profundiza.

P.: El oro subió 50% desde que comenzó 2025. Y no presenta balances. No promete utilidades. Las ganancias derivan únicamente de que sus precios suban. ¿No anida ahí una desconfianza profunda sobre la estabilidad de precios, y sobre la estabilidad del sistema en general?

G.G.: Las condiciones financieras son muy generosas, sobre todo, cuando se mide la expansión del crédito. No es de ahora, viene de muchos años. Cada crisis se resuelve con una colocación masiva de deuda pública que nunca se reabsorbe. Pero tampoco genera inflación de precios al consumidor. Y este año Bessent forzó la situación para acomodar la aprobación del paquete impositivo de Trump sin que se espantaran los bonos del Tesoro. No se olvide. El déficit fiscal en EEUU apunta a 7% del PBI, pero todo el incremento se financiará con letras de corto plazo. Y la Fed bajará las tasas de corto plazo. ¿No le gusta? Para eso están los activos físicos. El oro refleja la conjunción de dos fuerzas. Una desconfianza grande en mercados financieros que son muy grandes, y su canalización hacia mercados -como los metales preciosos- que son muy pequeños. Y si algo derrama hacia las criptos, esos son mercados todavía más chicos. Es fácil así que los flujos exageren la suba de cotizaciones.

Dejá tu comentario

Te puede interesar