30 de abril 2025 - 09:47

La economía de la zona euro repunta, pero las tensiones con EEUU complican el panorama

La eurozona logró un repunte inesperado al inicio de 2025, pero enfrenta un camino incierto, amenazado por tensiones comerciales, debilidad estructural y una recuperación aún frágil.

​A pesar del repunte inicial, la economía de la zona euro enfrenta crecientes riesgos de desaceleración.

​A pesar del repunte inicial, la economía de la zona euro enfrenta crecientes riesgos de desaceleración.

La economía de la eurozona arrancó 2025 con un crecimiento superior al previsto, ofreciendo una señal de alivio tras años de estancamiento. Sin embargo, ese impulso podría desvanecerse rápidamente ante el aumento de las tensiones comerciales con Estados Unidos, la fortaleza del euro y un deterioro marcado en la confianza empresarial.

Según datos publicados el miércoles por Eurostat, el producto interno bruto del bloque de 20 países que comparten la moneda común creció un 0,4% en el primer trimestre, duplicando las estimaciones de consenso del 0,2%. El principal motor de este avance fue el sólido desempeño de España y, especialmente, de Irlanda, cuya economía se expandió un 3,2% gracias a la actividad de multinacionales con sede allí por razones fiscales.

Sin embargo, descontando la distorsión provocada por el caso irlandés, la tendencia subyacente fue mucho más modesta. Alemania apenas creció un 0,2%, Francia un 0,1% e Italia un 0,3%, lo que sugiere que, sin Irlanda, el crecimiento del bloque habría estado en línea con las expectativas iniciales.

La mejora llega en un contexto frágil. Durante años, la zona euro ha visto cómo las empresas posponían inversiones y los hogares intentaban recomponer su poder adquisitivo tras el impacto de una inflación persistentemente alta. Ahora, a esas dificultades se suma la nueva ofensiva comercial de Washington bajo el liderazgo de Donald Trump, quien declaró el “Día de la Liberación” para justificar su renovado proteccionismo.

Los efectos de esta escalada no tardaron en sentirse. Compañías como Volkswagen y Mercedes-Benz han advertido que los aranceles anunciados por EEUU afectarán sus beneficios, reducirán sus ventas y posiblemente frenen la inversión. Al mismo tiempo, los indicadores de confianza empresarial han comenzado a caer con fuerza, revirtiendo cualquier atisbo de optimismo que quedaba tras un 2024 sin grandes avances.

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A pesar del repunte inicial, la economía de la zona euro enfrenta crecientes riesgos de desaceleración.

A pesar del repunte inicial, la economía de la zona euro enfrenta crecientes riesgos de desaceleración.

El Banco Central Europeo ya ha advertido que, más allá de la guerra comercial, el nerviosismo en los mercados financieros generado por las políticas de EE. UU. y el deterioro de la confianza están frenando el crecimiento. A esto se suma el hecho de que la eurozona apenas crecía por encima del 0,5% anual antes de esta nueva ola de tensiones, lo que deja a la región peligrosamente cerca de una recesión técnica.

Aunque algunos responsables políticos creen que la economía estadounidense sufrirá un golpe más severo —lo que podría empujar a la Casa Blanca a reconsiderar su estrategia arancelaria—, el margen de maniobra en Europa es limitado. El BCE ya ha comenzado a recortar las tasas de interés y se espera que continúe con esa política en junio, pero reconoce que es poco lo que puede hacer frente a una desaceleración global tan extendida.

Un posible alivio podría venir por el lado fiscal, gracias a los planes del nuevo Gobierno alemán para aumentar el gasto en defensa e infraestructura. No obstante, estos programas aún deben pasar por el proceso legislativo y no se espera que tengan un efecto relevante en 2025.

En este contexto, la única nota relativamente positiva es la moderación de las presiones inflacionarias. La caída de los precios de la energía, la fortaleza del euro y la debilidad de la demanda podrían contribuir a mantener los precios a raya, otorgando al BCE margen adicional para actuar. Pero esto también acarrea nuevos riesgos: si la inflación cae demasiado por debajo del objetivo del 2%, especialmente si China empieza a redirigir su producción excedente hacia Europa ante su exclusión del mercado estadounidense, la eurozona podría enfrentar un entorno deflacionario en un momento de vulnerabilidad creciente.

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