Una semana después de que la Reserva Federal (Fed) decida si finalmente baja la tasa en EEUU, otra autoridad monetaria clave, el Banco de Japón (BoJ), deberá resolver si avanzará en la dirección opuesta. Se trata de una definición que podría generar un cimbronazo a nivel global, ya que afectaría a una de las formas de apalancamiento más importantes de las últimas décadas: el carry trade del yen.
Peligra el carry trade más grande el mundo: el Banco de Japón decide en dos semanas si subirá la tasa
Esa decisión, junto con el inminente recorte de tasas por parte de la Reserva Federal, generaría un freno a la liquidez global, limitando el interés por los activos de riesgo y los mercados emergentes, con posible efecto sobre la Argentina.
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La decisión se conocerá el próximo 18 de diciembre.
El lunes, los mercados internacionales se sacudieron ante las declaraciones del gobernador del BoJ, Kazuo Ueda, quien dijo que el organismo "considerará los pros y los contras de subir la tasa de interés oficial y tomará las decisiones oportunas” examinando la economía, la inflación y los mercados financieros nacionales y extranjeros".
Consultado por Ámbito, Juan Manuel Gettas, estratega de inversiones en Balanz explicó que actualmente "los futuros de tasas reflejan cerca de un 90% de probabilidad de que la Fed recorte nuevamente, mientras que asignan un 65% de probabilidad a que Japón vuelva a subir su tasa".
La situación particular de Japón
El gerente comercial de Sailing Inversiones, Auxtin Maquieyra, explicó a este medio que "luego de más de dos décadas de tasas cercanas a cero, tipos negativos y control de la curva de rendimientos, el Banco de Japón entró en una fase de normalización que el mercado ahora empieza a tomarse en serio", lo cual tiene "implicancias directas sobre uno de los trades más emblemáticos" de las últimas décadas: "El carry trade financiado en yenes".
En consonancia, Gettas señaló que "este entorno permitió que inversores globales pidieran prestado en yenes a un costo prácticamente nulo y los destinaran a activos con rendimientos más altos en el resto del mundo". Sin embargo, desde 2024 la situación comenzó a cambiar.
"El año pasado el BoJ inició un giro histórico: subió gradualmente su tasa de referencia desde –0,1% hasta 0,5%, el nivel más alto en más de una década. Paralelamente, la Fed avanzó en sentido contrario y comenzó un ciclo de recortes desde su pico de 5,5% hasta 4% en la actualidad", ahondó el experto de Balanz.
Maquieyra sostuvo que este cambio se da en "un contexto de inflación en Japón en torno al 2–2,5% y salarios algo más dinámicos, que alimenta la expectativa de nuevas subas de tasas". En este sentido, enfatizó que "las tasas de los bonos a 2 años superaron el 1% por primera vez desde 2008".
Por su parte, la analista de mercados asiáticos de Pepperstone, Dilin Wu, explicó que Ueda "insistió en repetidas ocasiones en que necesita más pruebas empíricas del crecimiento salarial para justificar una subida de los tipos de interés, mientras que el mayor sindicato de Japón propuso un aumento salarial de al menos el 5% en 2026".
Y ahondó: "Esto proporciona una justificación para la normalización monetaria, al tiempo que hace que las decisiones políticas sean más cautelosas: por un lado, la presión al alza de los salarios y la inflación; por otro, la necesidad de evitar un shock de tasas en la economía real".
Cómo impactaría en el mundo, incluida Argentina
Consultada por Ámbito, Wu opinó que si el BoJ "sube los tipos en diciembre, podemos esperar una rápida apreciación del yen y un aumento de los rendimientos de los bonos del gobierno japonés, con efectos inmediatos en los mercados mundiales".
"El carry trade del yen, que durante mucho tiempo ha sido un motor para el apetito de riesgo, se enfrentaría a unos costos de financiación más elevados, lo que probablemente obligaría a deshacer las posiciones apalancadas", ahondó la experta de Pepperstone, una situación que "podría aumentar la volatilidad de las acciones, los mercados emergentes", como Argentina, y "otros 'high-beta assets'".
De todas maneras, agregó que "la verdadera cuestión no es solo si se producirá una subida, sino su ritmo y magnitud".
Maquieyra comentó que "si el BoJ eleva aún más sus tipos mientras la Reserva Federal y otros bancos centrales avanzan con recortes, el diferencial de tasas se comprime y el financiamiento en yen deja de ser 'gratis'".
Se trata de un escenario que "puede forzar el desarme de posiciones apalancadas construidas durante años en dólares, euros, activos emergentes e incluso cripto, generando una apreciación del yen y presión bajista sobre las divisas frente a las cuales se venía haciendo carry".
Y amplió: "El otro canal clave es el de flujos, el sector privado japonés, que es gran comprador de bonos americanos y europeos, podría repatriar parte de su portafolio hacia bonos locales con rendimientos más atractivos, presionando al alza las tasas en Estados Unidos y Europa y restando liquidez al resto del mundo".
Por su parte, Gettas agregó que "un giro más agresivo del BoJ podría provocar episodios de volatilidad en mercados internacionales, especialmente en aquellos activos que se beneficiaron del exceso de liquidez del carry trade durante los últimos años".
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