Los riesgos de entregarse el 100% al trabajo y de estar siempre disponible, según Harvard

Investigadores de Harvard abogan por una cultura laboral de llegar a "lo óptimo" pero no a lo máximo. Qué porcentaje exacto proponen a los empleados.

No hay que darlo todo en el trabajo, aseguran. 

No hay que "darlo todo" en el trabajo, aseguran. 

Dejar en claro que su trabajo es su pasión y que está dispuesto a dar el 100% por ello, no suele ser correctamente retribuido en el salario. Por lo menos así lo advierten los investigadores del mundo laboral, quienes incluso postulan que "no hay que darlo todo" y establecerse en un 85% de entrega a las obligaciones cotidianas.

Pasión vs. compromiso laboral

Según refiere El País, de España, "una investigación de la Escuela de Negocios de Harvard examinó 200.000 anuncios de trabajo en Estados Unidos, y reveló que en 2007 la palabra pasión aparecía mencionada explícitamente en menos del 2% de las ofertas de trabajo. En 2019 esa cifra casi alcanzaba el 20%".

En las entrevistas de trabajo se esperan respuestas "vehementes" y no que, la actividad por la que se postula, se podría realizar "en los ratos libres". Es que el hecho de entregarse con vehemencia a una afición se asocia al compromiso laboral.

“La mención de una pasión en el currículum hace pensar en gente entregada, dispuesta a trabajar mucho si algo le gusta, a los empleadores les encanta oírlo porque pueden explotar el hecho de que alguien está siguiendo su pasión para conseguir más horas de trabajo por el mismo salario, y eso no es una buena tendencia”, advirtió Cal Newport, escritor y profesor de la Universidad de Georgetown.

Perseguir la pasión, pésima recomendación

Newport, en su libro "Hazlo tan bien que no puedan ignorarte", advierte de que el lema "persigue tu pasión" es “una pésima recomendación profesional”.

"Se asume que todo el mundo tiene una y la mayoría no tiene ninguna, incluso los que pueden identificar su pasión no tardarán en darse cuenta de que hacerla coincidir con su trabajo, no los hará tan felices como creen”, reflexionó.

Los beneficios de dar el 100% de uno en el trabajo

Ser percibido como un empleado cien por cien entregado tiene sus ventajas. Una investigación de la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia y la Harvard Kennedy School, liderada por Jon Jachimowicz y Ke Wang, mostró que estas personas son promocionadas antes que otras, y premiadas con formaciones y evaluaciones positivas.

image.png

Ser intenso laboralmente es un "pobre indicador"

Pero de acuerdo con los observadores del fenómeno, ser el intenso del lugar también da problemas y pone en entredicho la competencia profesional. Newport señala que hacer coincidir tu trabajo con algo que disfrutas es “un pobre indicador” de que conseguirás ser feliz mientras te ganas la vida. “Las fuentes de satisfacción laboral son mucho más complejas, intervienen variables difíciles de controlar como la autonomía, el reconocimiento y la conexión con otras personas”, dice.

Los investigadores de Harvard y Columbia señalan en sus artículos que las empresas con frecuencia cometen el error de premiar el compromiso en lugar de la capacidad porque se “ciegan” por las muestras exageradas de entusiasmo. En su trabajo descubrieron que, incluso cuando el desempeño de los empleados “apasionados” iba en caída libre, aumentaban sus probabilidades de reconocimiento respecto a sus colegas más discretos o taciturnos, pero quizás más eficientes.

El riesgo del empleado "siempre disponible"

Mostrar excesos de pasión también tiene un precio. En dichos estudios, quienes se mostraban siempre disponibles corrían el riesgo de acabar haciendo tareas totalmente ajenas a su labor, entre ellas traer cafés o hacer recados varios, o de cumplir horarios intempestivos, por ejemplo, responder una llamada a las 4 de la madrugada para atender a un cliente de Asia.

Una encuesta realizada por académicos de la Duke University, la Universidad de Oregón y la Universidad Pública de Oklahoma reveló que los responsables se sentían más cómodos pidiendo a los empleados “comprometidos” que trabajaran horas extra sin cobrarlas. A los que decían amar su trabajo era más fácil pedirles que hicieran labores de limpieza en la oficina, pues —argumentaban los gerentes— las disfrutarían más.

image.png

Tampoco es necesario darlo todo en el trabajo

El mantra “Máximo esfuerzo, máximos resultados” empieza a cambiarse por un realista y moderado Óptimo esfuerzo, mejores resultados. Dar el 101% ha quedado demodé, ahora la cifra mágica de la productividad se sitúa en el 85% del esfuerzo. Es decir, dar muchísimo, pero no todo. Según estos nuevos estudios, para ser el mejor no hay que someterse a demasiada presión. Es contraproducente y agotador. Cumplir 8 de cada 10 objetivos puede considerarse una victoria.

Greg McKeown, autor del libro Effortless: Make it Easier to do What Matters Most (Sin esfuerzo: que hacer lo importante sea más fácil), de 2021, es uno de los defensores de la regla del 85%.

En su opinión, perseguir el 100% es la causa de la epidemia de agotamiento que contamina la vida laboral: “Es frustrante: abortaremos la misión ante la primera señal de que no llegaremos al máximo”, señala.

En su libro asegura que no habrá grandes diferencias si tomamos una decisión con solo el 85% de la información, o si damos una charla con el 85% de las diapositivas disponibles”.

El éxito de effortless (sin esfuerzo) que propone McKeown no significa vaguear, sino practicar el arte de dar un poco menos, de saber parar cuando hayamos alcanzado el 85% de nuestra capacidad, una cifra a partir de la que se multiplican los errores, probablemente por cansancio, pues nuestra capacidad de concentración cae en picado.

Dejá tu comentario

Te puede interesar