10 de marzo 2004 - 00:00
Por Aeroparque: prohibirán autos en la Costanera
El gobierno anunciará hoy una serie de obras en las adyacencias del Aeroparque para evitar los efectos de posibles accidentes. Lo más significativo es que se impedirá la circulación de automóviles en un tramo de la avenida Costanera, los que deberán dirigirse hacia el Sur o hacia el Norte por una nueva autopista que se construirá sobre la base de las avenidas Cantilo y Lugones (un viejo proyecto inconcluso). También habrá pasajes subterráneos en las cabeceras de pista (La Pampa, Sarmiento).
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La presentación del proyecto, que incluiría también a funcionarios del Gobierno porteño, tendrá como protagonista al ministro de Planificación, Julio De Vido, y tiene dos lecturas tan inmediatas como obvias:
• La reafirmación de la continuidad en el funcionamiento del Aeroparque porteño, en su actual ubicación; después de infinitos tironeos en uno y otro sentido (recordar aeroíslas diversas, traslados a Ezeiza frustrados y decenas de iniciativas, algunas de ellas directamente delirantes), el Newbery parece estar allí para quedarse. Esto, siempre y cuando las obras se hagan y no pasen a formar parte de otros tantos proyectos y «planes de infraestructura» que no se concretan.
• Intentar minimizar -y en el futuro cercano- los efectos que podrían surgir de eventuales accidentes como los que se produjeron con aeronaves en esa terminal, o sea la caída del avión de LAPA -que arrasó con el «driving range» ubicado del otro lado de la avenida Rafael Obligado- y el desprendimiento de una rueda del tren de aterrizaje de un avión de Aerolíneas Argentinas, con efectos menores pero igualmente inquietantes.
El plan prevé también la construcción de la autopista que vinculará la Arturo Illia con el Acceso Norte; se trata ni más ni menos que de la finalización de esa misma autopista, que hoy arranca en 9 de Julio y Arroyo y termina en Salguero, y que debería llegar hasta la avenida General Paz. El concesionario era un grupo encabezado por la constructora CCI, y debió haberla concluido hace al menos un lustro, pero nunca pudo hacerlo porque la Municipalidad, la Fuerza Aérea y Ferrovías (operador de la línea Belgrano Norte) nunca liberaron la traza.
El año pasado, el Gobierno porteño -en plena campaña electoral para la renovación de autoridades- canceló de manera unilateral la concesión y tomó a su cargo la operación de la Illia; el caso está hoy en Tribunales porque los ex concesionarios cuestionaron la decisión del jefe de Gobierno (y por entonces también candidato a la reelección) Aníbal Ibarra.
Se supone que el tránsito que no podrá utilizar la Costanera se desviará por esa autopista, que debería tener al menos tres o cuatro carriles más por mano que los actuales, para compensar la desaparición de la vía alternativa costera. También deberá definirse por dónde circulará el tránsito pesado, que hoy utiliza la Costanera para entrar y salir de la ciudad.
La idea, de nuevo, es evitar el paso de automotores en las inmediaciones de las cabeceras de pista, lugares que -a estar por los dos percances mencionados- serían de alto riesgo en caso de un accidente grave. Cabe recordar que en la caída del avión de LAPA, no hubo un gran número de víctimas fatales en tierra simplemente por el hecho fortuito de que el semáforo estaba en rojo e impedía el paso de autos por la Costanera.
En el mismo sentido, se removerán instalaciones comerciales y parte de un complejo edilicio ubicados del otro lado de esa misma avenida; hasta la fecha lo único que se ha hecho fue intimar a los dueños de una estación de servicio a que desalojen el área en los próximos 30 días.
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