La masculinidad cambió y la paternidad, también. Lejos quedó el concepto de padre autoritario, distante, que mostraba su afecto siendo el sostén material, pero no expresaba sus emociones, y se involucraba poco en la cotidianeidad familiar. Los padres de hoy cambian pañales, preparan el baño, dan mamaderas, llevan a los hijos al colegio, van a reuniones, no se pierden actos escolares y por sobre todo buscan estar cerca de sus hijos.
Los desafíos de acompañar a los niños hoy
Las nuevas paternidades están muy lejos de lo tradicional. Los especialistas advierten en la necesidad de estar presentes y acepar la prueba y el error.
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Según Teresita de Velazco, directora Hire, el cambio en el modelo paternal no está solo relacionado al “hacer”, sino a cambios profundos del “ser”. “Cada hombre elige cómo vivir su paternidad, desafiando incluso los mandatos y discursos históricos con los que haya crecido”, sostiene.
La mayoría de los hombres ocupan un lugar distinto al aprendido en su infancia, porque los modelos de familia son diferentes. Para la especialista, los hombres de hoy comparten la paternidad desafiando la frase que dice “que los hijos son de la madre”, involucrándose activamente en la crianza de sus chicos.
Unicef define a la paternidad como la relación que los hombres establecen con sus hijas e hijos en el marco de una práctica compleja en la que intervienen factores sociales y culturales, que además se transforman a lo largo del ciclo de vida. “Tener una relación afectuosa e incondicional, mantener una relación que vaya más allá de proveerle económicamente y brindar una crianza respetuosa: cuidar, criar y educar con buen trato y mantener un clima de diálogo y respeto con la madre y la familia, es parte del trabajo que los padres deben asumir”, completa.
Por ello se promueve una paternidad activa, cuyas características son: ser partícipe del cuidado diario, la crianza y la estimulación del niño, ser corresponsable de la crianza, compartiendo con la mamá las tareas domésticas y cuidados; estimular el desarrollo del hijo en cada etapa de su vida; tener una relación afectuosa e incondicional y criar de manera respetuosa, poniendo límites con buen trato. “Ser un papá presente implica proveer económicamente, pero es mucho más que eso”, sentencia la organización que depende de la ONU.
UN CAMINO MÁS FÁCIL
Según los especialistas en educación para poder disfrutar de la maternidad y paternidad los progenitores no deberían olvidar cuatro cuestiones básicas:
Hay muchas formas de sentir y llevar a cabo el oficio de educar y un millón de fórmulas diferentes de ser bueno en la labor. Cada persona debe encontrar el estilo educativo con el que se siente más identificado y seguro, asegurándose siempre que se basa en el amor incondicional y el respeto.
En el arte de educar no existe un método mágico. Así que habrá que ser pacientes, confiar en la intuición, establecer objetivos realistas, aprender de la experiencia y del ensayo-error.
Nunca se debe actuar en función del estado de ánimo. Las normas en casa deben ser siempre las mismas, independientemente del día que hayamos tenido en el trabajo. Se deberá evitar la disparidad entre los dos padres y lograr actuar con coherencia.
Es mucho más fácil educar si tenés alrededor una tribu en la que puedas apoyarte y compartir con ella dudas, preocupaciones y logros.
El tiempo pasa rápido y los hijos crecen a gran velocidad. Los padres y madres deben conseguir dejar en los menores una huella que los reconforte, los haga sentirse queridos y especiales. El Día del Padre es una fecha perfecta para recordar cómo fuimos criados y cómo lo estamos haciendo con nuestros hijos.
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