¿Los gatos son más inteligentes que los perros? Esto dice la ciencia

Las investigaciones demuestran que cada mascota posee capacidades cognitivas únicas, adaptadas a sus necesidades evolutivas y a la interacción con los humanos.

La ciencia reveló grandes diferencias en temas como aprendizaje, comunicación y resolución de problemas, entre los perros y gatos. 

Durante décadas, una pregunta atravesó a todos los dueños de las mascotas: ¿los gatos son más inteligentes que los perros? Esta incógnita no solo despierta la curiosidad de los amantes de los compañeros de cuatro patas, sino que también motivó numerosas investigaciones sobre psicología y comportamiento animal.

Aunque ambos comparten la capacidad de aprender, comunicarse y resolver problemas, la forma en que lo hacen es diferente. La ciencia afirma que los caninos tienden a mostrar una mayor predisposición por la cooperación y la comunicación; mientras que, los felinos destacan por su independencia y autonomía. Esta variante refleja como cada uno evolucionó a lo largo del tiempo, desarrollando estrategias para sobrevivir y relacionarse con su entorno. A continuación, conocé los detalles.

Quién aprende más rápido: el perro o el gato

Los estudios sobre inteligencia animal muestran que nuestras mascotas desarrollan habilidades cognitivas según su historia evolutiva y su relación con los animales. Un análisis del cerebro de varias especies carnívoras reveló que los caninos tienen hasta al doble de neuronas corticales que los felinos, alrededor de 500 millones frente a las 250 millones del otro grupo.

Esta corteza está asociada con funciones como la planificación, percepción y toma de decisiones, lo que sugiere que perros podrían procesar información más compleja de manera eficiente. Sin embargo, este dato no implica que los gatos carezcan de conocimiento, ya que, por el contario, muestran una notable capacidad para adaptarse a distintos entornos y resolver problemas solos.

En este último concepto, los caninos tienden a buscar ayuda de los humanos cuando se enfrentan a desafíos difíciles y los felinos, por su parte, persisten más tiempo solucionándolos ellos mismo. Esta diferencia refleja la historia evolutiva: los perros, descendientes de animales sociales, desarrollaron cooperación y comunicación; los gatos, como cazadores solitarios, mantienen una mayor autonomía.

Esta evidencia termina en un punto clave: la inteligencia no es superior en perros o gatos, sino que se manifiesta de manera distinta. Los caninos destacan en comunicación, sociabilidad y procesamiento cortical; mientras que, los felinos sobresalen en independencia, perseverancia y resolución autónoma.