Turquía cuenta con una tradición milenaria en la producción de vinos. Sin embargo, durante el último siglo perdió su reputación y se alejó del centro de la escena vinicultora.
Turquía: el "gigante dormido" de la industria de vinos espumosos
Turquía llegó a ocupar el sexto lugar mundial como productor de uva con 4,1 millones de toneladas. De una tradición olvidada a una alternativa, cómo el país logró colocar sus productos en el mercado.
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Hoy, productores y emprendedores locales apuestan por cepas autóctonas y el mercado del vino vuelve a florecer en el país, abriéndose paso en las mesas festivas. "Hay una generación joven de productores y enólogos turcos que investigan mucho y están a la vanguardia de los nuevos desarrollos. El futuro de los vinos turcos, espumosos y tranquilos, es brillante", afirmó Burak Demirel, enólogo y profesor de vinificación en la Universidad Namik Kemal.
El despertar de Turquía, el "gigante dormido":
A la hora de pensar en los mejores vinos espumosos del mercado, Turquía no es uno de los países que primero se nos vienen a la mente. "Una sola degustación basta para que estos prejuicios desaparezcan", aseguró Candas Misir, director de los terrenos de Vinkara, que en 2006 fueron los primeros en producir espumosos, blancos y rosados, hechos en sus viñas de Kalecik, a 80 kilómetros de Ankara, la capital turca.
Ese recelo por la industria turca también quedó de lado cuando el espumoso "Yasasin" ("¡Viva!" en turco), de los terrenos Vinkara, ganó la medalla de oro en 2020 en el concurso 'Efervescentes del Mundo', organizado en Francia.
Una de las claves del resurgir de la industria vinicultora esta muy relacionada con la explotación de la flora autóctona. "Las universidades y los viticultores hicieron un trabajo extraordinario. Han identificado más de 800 cepas autóctonas. Se trata de un potencial enorme que Turquía ha subexplotado durante años. Por eso era conocida como el gigante dormido de la viticultura", afirmó Demirel.
Los números de un mercado creciente.
Los últimos años, entre 2004 y 2022, la producción de vinos tranquilos se ha triplicado e incluso quintuplicado en el caso de los vinos espumosos, según cifras oficiales. Sin embargo, esto todavía no se ve reflejado en las exportaciones, que por el momento son limitadas, alcanzando únicamente los 30.000 litros en 2022, según las estadísticas oficiales.
Pero aunque Turquía vuelve a estar en el mapa de los mejores productores, la realidad es que su techo todavía esta muy lejos: "Turquía ocupa la sexta posición mundial como productor de uva con 4,1 millones de toneladas. Pero sólo el 4% de esta cosecha se destina a la elaboración de vino. Estamos lejos de alcanzar nuestro potencial", lamentó Ali Basman, el presidente de la Asociación de Productores de vino.
A este potencial sin explotar, se suman las dificultades coyunturales para producir o consumir vino. Es que el presidente Recep Tayyip Erdogan, endureció la legislación y aumentó los impuestos a las bebidas alcohólicas durante su Gobierno, afectando el resugir de la industria.
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