8 de noviembre 2021 - 00:00

Biden, forzado a disputar en la Justicia el rechazo a la vacunación imperativa

Reaccionó al primer bloqueo de una corte de Texas. Argumentará que los trabajadores de grandes empresas tienen la alternativa del hisopado continuo. Y va por más: dado el estancamiento de la campaña y el rebrote de casos de covid-19, analiza extender la medida a las pymes.

DE CAL Y DE ARENA. Joe Biden reaccionó con satisfacción a la aprobación de su plan de infraestructura, pero se irritó por el bloqueo al decreto que deja prácticamente sin opciones a los trabajadores que no quieren vacunarse contra el nuevo coronavirus.
DE CAL Y DE ARENA. Joe Biden reaccionó con satisfacción a la aprobación de su plan de infraestructura, pero se irritó por el bloqueo al decreto que deja prácticamente sin opciones a los trabajadores que no quieren vacunarse contra el nuevo coronavirus.

Washington - El Gobierno de Joe Biden defendió ayer la virtual obligación de vacunarse contra el nuevo coronavirus aplicada en las empresas estadounidenses de más de cien empleados, suspendida el sábado por la Justicia, que pretende analizar su constitucionalidad.

“Estamos seguros de que esta medida”, destinada a completar la inmunización de dos tercios de la fuerza laboral del país, cumple “con la ley y las regulaciones”, dijo a CBS Cedric Richmond, cercano asesor del presidente. Destacó al respecto que se ofreció “la opción de un test semanal” a los empleados que rechazan la medida, lo que será un argumento central de la Casa Blanca en la pelea judicial que comienza.

“Ser presidente no es tomar decisiones fáciles, es tomar decisiones justas y tener el coraje de aplicarlas”, agregó.

Los republicanos denuncian cualquier forma de obligación a la vacunación como una medida “dictatorial”.

Argumentos

“La carnicería que está en curso”, con más de 750.000 muertos por la pandemia en Estados Unidos, “es inaceptable”, y “las vacunas son la mejor forma de luchar contra ella”, insistió, sin embargo, Richmond.

“El presidente y el Gobierno no habrían tomado estas medidas si no las hubieran considerado oportunas y necesarias”, manifestó Vivek Murthy, autoridad sanitaria de Estados Unidos.

El Ejecutivo “defenderá” esas disposiciones ante la justicia, dijo al canal ABC.

Señaló que la obligación de vacunarse no es “nada nuevo” en la historia de Estados Unidos, al haberse ya implementado contra otras enfermedades, y no descartó que se extienda a empresas más pequeñas si finalmente la medida es convalidada por la justicia.

La medida consiste en obligar a decenas de millones de empleados en empresas con más de 100 empleados a vacunarse contra el covid-19 antes del 4 de enero o, de lo contrario, tener que someterse a pruebas muy periódicas y a cuidados extras en sus lugares de trabajo.

Desafío

En Texas, un estado controlado por los republicanos, un tribunal federal de apelaciones suspendió el sábado este nuevo reglamento invocando posibles “graves problemas constitucionales y procesales”, mientras lo examina en el fondo.

Se trató de un revés para el presidente demócrata, que confía en medidas de este tipo para relanzar una campaña de vacunación que muestra signos preocupantes de estancamiento.

Los decretos presidenciales se suman a medidas anunciadas por varias grandes empresas, como la aerolínea United Airlines, que informó a su plantel de 67.000 personas en Estados Unidos que deberían inmunizarse. Caso contrario, podrían perder empleo.

Hasta el último jueves, unos 2.000 de ellos habían solicitado excepciones médicas o religiosas –algo que se reiteró en otras compañías–, pero la mayoría de los empleados se vacunó.

Ejemplos

Tyson Foods, una de las mayores compañías procesadoras de pollo y carne del mundo, anunció en agosto que todos sus 120.000 empleados tendrían que vacunarse. Ahora cerca de 96% de la nómina está inmunizada.

Las Fuerzas Armadas, cuyo personal activo fue instado a vacunarse o enfrentar las consecuencias, alcanzó un 95% de inmunización en todas sus ramas. En su mayoría, los trabajadores quieren ser vacunados y están de acuerdo con las medidas. La AFL-CIO -la mayor central obrera de Estados Unidos- afirma que se trata de “un paso en la dirección correcta”.

Quienes se oponen lo hacen más contra la imposición de la vacunación, más que contra la vacunación en sí. Esto se percibe con fuerza en los cuerpos policiales, a pesar de los estragos que el virus ha causado en ellos.

Más de 260 policías han muerto a causa del coronavirus este año, cinco veces la cantidad de oficiales que han muerto baleados, de acuerdo con el portal que registra las muertes en el cumplimiento del deber.

El sheriff del condado de Los Ángeles, Alex Villanueva, dijo que apenas 43% de sus oficiales se han vacunado y pidió a sus jefes que suspendan la medida que impone despedir a quienes no se inmunicen.

En Chicago, miles de policías se arriesgan a ser colocados en licencia sin goce de sueldo por negarse a informar si han sido vacunados o no.

Los policías de la ciudad de Nueva York componen cerca de la mitad de los empleados locales que han solicitado les sean concedidas excepciones religiosas o médicas.

Ninguna religión ha impedido a sus creyentes de tomar una vacuna que los científicos aseguran es segura y efectiva.

Quienes se resisten a vacunarse están recibiendo apoyo de políticos de derecha que no ahorran en sustantivos para descalificar estas medidas llamándolas desde una “extralimitación” hasta una “dictadura”.

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