El primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba, sorprendió al anunciar su renuncia el pasado domingo, apenas un año después de haber llegado al poder y tras sufrir un duro revés en las elecciones parciales de julio que dejaron a la coalición gobernante sin mayoría en la Cámara Alta. La dimisión, comunicada en una conferencia de prensa de urgencia, abrió un nuevo escenario político en la tercera economía mundial, donde ya comenzó la puja por definir a su reemplazo.
Crisis política en Japón: el primer ministro dejó el cargo y comenzó la puja por el poder
La renuncia de Shigeru Ishiba, confirmada el pasado domingo, sacudió al Partido Liberal Democrático y abrió el camino a una dura interna por la jefatura del Ejecutivo, con varios candidatos ya lanzados a sucederlo.
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El primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, anunció su renuncia en una conferencia de prensa de urgencia en Tokio, tras la derrota electoral de julio.
“Decidí dimitir como presidente del Partido Liberal Democrático (PLD) y, según nuestros estatutos, ya no será necesaria una elección extraordinaria para destituirme”, declaró Ishiba, de 68 años, al confirmar lo que varios medios japoneses habían filtrado horas antes. La decisión implicó automáticamente su salida como primer ministro, ya que en Japón ese cargo lo ejerce el líder de la fuerza con más bancas en el Parlamento.
Ishiba había llegado al poder en septiembre de 2024 tras imponerse en las internas del PLD y consolidó su mandato un mes después en las elecciones generales. Su gestión estuvo marcada por un perfil más reformista dentro del partido y por su distancia con la figura de Shinzo Abe, ex primer ministro asesinado en 2022 y su histórico rival político.
Un paso al costado tras un acuerdo con EE.UU.
En su despedida, Ishiba señaló que su salida no solo responde a los resultados electorales adversos, sino también a un ciclo que consideraba cumplido. El anuncio se produjo apenas un día después del regreso de su principal negociador comercial, Ryosei Akazawa, tras firmar en Washington un acuerdo clave con el gobierno de Donald Trump que redujo del 27,5 al 15 por ciento los aranceles a los automóviles japoneses.
“Llevo tiempo diciendo que no me aferraría al cargo. Ahora que las negociaciones concluyeron, considero que este es el momento apropiado para dar un paso al costado y dejar lugar a una nueva generación”, afirmó. El mandatario insistió en que el pacto con Estados Unidos representa un “hito” para la economía japonesa y pidió a su sucesor implementarlo plenamente para sostener la competitividad del país.
El trasfondo político
La derrota del oficialismo en los comicios de julio aceleró la rebelión interna en el PLD, un partido que domina la política nipona casi de manera ininterrumpida desde 1955. Con la renuncia, Ishiba buscó evitar una fractura mayor en la formación y asumir personalmente la responsabilidad por la pérdida de apoyos.
Medios locales como la cadena NHK aseguraron que la presión interna fue determinante, mientras que el diario Asahi Shimbun destacó que Ishiba ya no podía resistir las críticas de su propio espacio.
Comienza la sucesión
Este lunes, apenas horas después de la renuncia, la carrera por la sucesión quedó oficialmente abierta. El primero en lanzar su candidatura fue el exministro de Exteriores y actual diputado Toshimitsu Motegi, quien afirmó estar dispuesto a sacar al partido “de la adversidad en la que se encuentra” y prometió liderar con experiencia acumulada en diferentes cargos de gobierno.
No obstante, la definición no será automática. Tras la votación interna, el nuevo líder del PLD deberá someterse al aval de la Dieta —el Parlamento japonés—, lo que abre una pequeña ventana para que la oposición intente presentar su propio candidato. Aunque poco probable, ese escenario podría enfrentar a Motegi o cualquier otro postulante del PLD con figuras como Yoshihiko Noda (Partido Democrático Constitucional) o Yuichiro Tamaki (Partido Democrático para el Pueblo).
Los sondeos, sin embargo, sugieren otros nombres con chances de imponerse. Uno de ellos es el de la exministra de Economía Sanae Takaichi, de 64 años, quien perdió las primarias frente a Ishiba en 2024 y representa el ala conservadora más cercana al legado de Abe. De ser elegida, se convertiría en la primera mujer en encabezar el Ejecutivo japonés.
Otro nombre que gana fuerza es el de Shinjiro Koizumi, actual ministro de Agricultura e hijo del ex primer ministro Junichiro Koizumi. Con 44 años, es el más joven entre los aspirantes y apuesta a recuperar la confianza ciudadana tras el mal desempeño electoral de julio.
En tercer lugar aparece Yoshimasa Hayashi, exvocero del gobierno de Ishiba y funcionario con amplia trayectoria en carteras sensibles como Defensa, Exteriores y Agricultura. Hayashi ya inició conversaciones con sus seguidores para medir apoyos internos de cara a la votación.
Un cambio de era
Con la salida de Ishiba, Japón se prepara para una nueva etapa política en un contexto global complejo, atravesado por disputas comerciales, el desafío de la transición energética y la necesidad de reforzar sus alianzas en Asia y Occidente.
El propio Ishiba se despidió agradeciendo a quienes lo acompañaron y pidiendo disculpas a sus votantes por tener que abandonar el cargo antes de tiempo. “Japón es necesario para el mundo; ese sentimiento me ha acompañado todo este año”, concluyó.
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