El gobierno de facto de Honduras y Zelaya aceptan la mediación del presidente de Costa Rica
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Siguen las marchas a favor y en contra del golpe.
Mientras el depuesto presidente anunciaba que volaría hacia su patria, Micheletti advertía que sería arrestado si ponía un pie en territorio hondureño, bajo una serie de cargos, entre los cuales "traición a la patria".
En nueve días de haber sido designado por el Congreso como sucesor de Zelaya, Micheletti ha tenido que lidiar con una presión internacional poco antes vista en el continente, que se ha unido en una sola voz para exigir el respeto al orden constitucional en Honduras.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (0EA), José Miguel Insulza, fracasó en un viaje a Tegucigalpa para notificar el enojo del organismo hemisférico con el golpe y forzar la restitución de Zelaya.
El mismo Micheletti, no reconocido hasta ahora por ningún país del continente, incluido Estados Unidos, desafióo a la OEA y advirtió que su gobierno sortearía la condena internacional.
Luego de que Zelaya penetró el domingo en un avión venezolano el espacio aéreo hondureño, con miles de manifestantes esperándolo en el aeropuerto Toncontín de la capital, las amenazas de arresto se desvanecieron.
Los militares bloquearon la pista, en medio del tableteo de fusiles, amenazaron con enviar la fuerza aérea a interceptar la aeronave y Zelaya tuvo que desviarse a Nicaragua primero y viajar luego a El Salvador.
El gobierno de facto, sin interlocutor en el extranjero, con Micheletti al frente, se contactó con Arias este martes, un día después de que el Nobel de la Paz anunciara que aceptaría
mediar si las partes enfrentadas lo solicitaran.
La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, cuyo gobierno dijo este martes que seguía reconociendo a Zelaya como presidente, anunció la anuencia de éste a aceptar la mediación del gobernante costarricense.
Los movimientos fueron veloces y en término de un par de horas Arias anunciaba que el jueves será la cita, posiblemente en su casa de habitación, ubicada en la periferia oeste de la capital.
Zelaya declaró, en víspera de viajar a San José, que está dispuesto a que se impulse un adelanto de las elecciones programadas para noviembre en Honduras, pero con el orden institucional restablecido. En Tegucigalpa se habla ya de una eventual "amnistía política" para Zelaya, donde la justicia le achaca una serie de supuestos "delitos", luego de que fue expulsado del país.
Arias, de 68 años de edad, es considerado por expertos como un hábil y "viejo zorro" en la mediación. Su principal bautizo fue el conflicto que hace dos décadas desangró a Centroamérica.
Ganador por ese esfuerzo del Premio Nobel de la Paz, el ahora por segunda vez presidente costarricense se empeñó, aún en contra el belicismo de la administración de Ronald Reagan (1981-1989) y del fragor de la Guerra Fría, en buscar una vía pacífica al conflicto. Y bien que lo logró. Con la firma de los acuerdos regionales de paz, terminó las guerras internas en Nicaragua, El Salvador y Guatemala.
El golpe de Estado en Honduras sobresaltó a la región, que creía se trataba de episodios superados.
Zelaya y Micheletti tendrán la palabra el jueves en San José, ante la mirada del Nobel de la Paz.
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