Falleció en Francia el abate Pierre, fundador de Emmaus
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Entre los homenajes que comenzaron inmediatamente a afluir figuró el del presidente francés Jacques Chirac, quien se declaró "conmocionado".
"Toda Francia lo siente en su corazón", resumió Chirac, señalando su "inmenso respeto y su profunda afección" por el religioso.
El abate Pierre "nos mostró la vía de la generosidad individual y colectiva" y "le hará falta a todos los franceses", declaró por su parte el primer ministro Dominique de Villepin.
El rector de la mezquita de París y presidente del Consejo francés del culto musulmán, Dalil Boubakeur, saludó a un "hombre de Dios" que consagró su vida " a la defensa de los humildes y al derecho de los más pobres a vivir dignamente".
La imagen del abate Pierre, con su sotana, abrigo negro largo, boina, bastón y borceguíes, era familiar entre los franceses.
El religioso, cuyo verdadero nombre era Henri Grouès, ex resistente contra la ocupación nazi y ex diputado, fundó después de la Segunda Guerra Mundial la comunidad de Emmaus.
En febrero de 1954, en Radio Luxemburgo, lanzó un llamado en favor de los sin techo que habría de hacerse famoso y que se convirtió en símbolo de un combate por el derecho a la vivienda.
"¡Amigos míos, socorro! Una mujer acaba de morir de frío esta noche a las tres", exclamó.
Un combate que duró toda su vida, "indignado" de que haya gente que se vea obligada de dormir en la calle en un país tan rico como Francia.
Cuarenta años más tarde, a través de la misma Radio Luxemburgo, un anciano de barba blanca pero con la misma mirada ardiente pedía una vez más a los franceses que "se despertaran" y que "partieran en guerra contra la miseria".
En esa ocasión habló directamente a las municipalidades: "ustedes los representantes deben actuar para que todo el mundo tenga una vivienda (...) Francia debe construir, pues tiene los medios".
"Ahora que estoy viejo y cansado, que llego al fin del camino, les digo a todos los que me colocan en ese pedestal: les toca a ustedes ser formidables, yo ya terminé".
No obstante, el religioso no siempre fue suave con los que lo idolatraban: "A menudo es una manera inconsciente de esquivar sus verdaderos deberes", decía.
Su popularidad apenas si disminuyó en 1996 cuando, en uno de sus escasos errores, dio su apoyo público a su amigo Roger Garaudy, un ex intelectual comunista procesado por sus escritos negando el genocidio judío por los nazis.
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