Fujimori pesará en el resultado
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Alberto Fujimori
El apoyo, en la medida en que sea acatado por los votantes, es muy valioso, aunque, a la vez, políticamente delicado. Dueño por sí mismo de menos de un cuarto del electorado, García necesita votos de diversas fuentes, y una cercanía desmesurada con Fujimori podría quitarle los de la derecha no populista, muy renuente hacia su figura pero decidida a ir el domingo al cuarto oscuro con la nariz tapada para cerrarle el paso al nacionalista.
Transitando ese estrecho desfiladero, el aprista respondió que las expresiones de Fujimori «son opiniones no solicitadas, no consultadas, no recibidas. Puedo decir que cada uno es libre de pensar como quiera».
Buscó así despejar sospechas acerca de un «pacto de impunidad» con el polémico ex presidente e, incluso, con quien fuera su máximo operador, espía en jefe y monje negro, Vladimiro Montesinos. Este, acusado de haberse robado entre 75 y 300 millones de dólares (según se incluya o no en el cálculo a sus testaferros) permanece en prisión mientras se lo juzga por haber montado el mayor esquema de corrupción de la historia peruana, con compra de voluntades a granel (para colmo, filmadas), negocios turbios y un vastísimo esquema de vigilancia y delación.
A decir verdad, García no fue enfático en rechazar la posibilidadde un indulto a Montesinosy en los últimos días debió negar haber mantenido reuniones secretas con la diputada electa Keiko Fujimori, hija del ex mandatario.
Tras el cierre del Congreso de 1992, conocido como el fujimorazo, García debió escapar de Perú en medio de versiones de que el presidente pretendía arrestarlo y hasta hacerlo matar. Acusado de corrupción, debió pasar el resto del fujimorazo en el exilio (primero en Bogotá, luego en París), hasta que la Justicia terminó rehabilitándolo con la tradicional mezcla de «falta de mérito» y «prescripción de causas».
Como para alimentar las suspicacias, Montesinos ha jugado claramente a favor de García. Dijo que el fallido golpe humalista de 2000 sólo fue un «engaño» destinado a facilitar su fuga del país y acaba de publicar un libro en el que describe a Humala como una creación de la inteligencia venezolana y cubana en su «guerra asimétrica» con EE.UU.
El miércoles los humalistas divulgaron una serie de supuestos e-mails entre personeros apristas y montesinistas como prueba del «pacto de impunidad». El intento no duró ni 24 horas hasta caer en el ridículo. En opinión de toda la prensa local, fue un montaje burdo. Eso, al menos, se supo. El tiempo dirá si las otras sospechas también resultan ciertas.
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