El veterano Ted Kennedy encabezala revuelta de los demócratas estadounidenses y amenazó con bloquear el presupuesto necesario para enviar más de 20.000 soldados de refuerzo a Irak, a menos que el presidente George W. Bush pida autorización expresa al Congreso.
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Adelantándose a la «nueva estrategia» para Irak que ayer develó el presidente en un discurso televisado, Kennedy convocó a cámaras y micrófonos en el Club Nacional de la Prensa de Washington para presentar las líneas maestras de la proposición de ley con la que pretende bloquear el envío de nuevas tropas a Irak. «El Congreso tiene el poder del monedero», advirtió el senador demócrata. «Todo lo que estamos diciendo es que, antes de enviar tropas adicionales a la guerra civil, el presidente venga al Capitolio y obtenga la autorización para ordenar ese despliegue.»
«El pueblo norteamericano debería tener voz y voto, y a los miembros del Congreso se les deben exigir cuentas», añadió Kennedy. «Por eso debemos dar este paso y evitar un aumento de efectivos. La mejor manera de apoyar a nuestras tropas es negándonos a inyectar más soldados en la caldera de una guerra civil que debe ser resueltapor el pueblo y el gobierno de Irak».
La propuesta de Kennedy dio el martes fuerza a la batería de iniciativas de las 100 primeras horas con la que los demócratas aspiran a hacer valer su reciente mayoría. La cuestión de Irak amenaza con abrir el primer frente bélico entre la Casa Blanca y el Capitolio.
Los planes para incrementar el número de tropas a cambio de una serie de exigencias al gobierno iraquí han sido recibidos sin entusiasmo en las filas republicanas. La senadora Olympia Snowe expresó así sus dudas: «Hemos exigido antes compromisos similares y no han dado resultado. ¿Por qué tenemos que aumentar ahora nuestra posición de riesgo?».
Los senadores republicanos Gordon Smith y Susan Collins dejaron caer también su escepticismo, aunque puestos en la tesitura de « disparar contra el presupuesto de guerra» se pondrán previsiblemente del lado del comandante en jefe.
Según los analistas políticos, el paso al frente de Ted Kennedy podría tener al final un efecto boomerang sobre los propios demócratas, que no terminan de estar unidos.
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