20 de julio 2005 - 00:00

Pakistán, duro con escuelas coránicas

Estudiantes de una «madrasa» (escuela coránica) de Islamabad, Pakistán, protestaron ayer en oposición a medidas de control contra elementos extremistas ordenadas por el gobierno.
Estudiantes de una «madrasa» (escuela coránica) de Islamabad, Pakistán, protestaron ayer en oposición a medidas de control contra elementos extremistas ordenadas por el gobierno.
Islamabad (EFE) - La policía paquistaní ha detenido a una veintena de supuestos fundamentalistas islámicos y ha registrado 7.000 «madrasas» (escuelas islámicas) en un intento de frenar el auge del extremismo y seguir la pista de los atentados de Londres. Anoche se informó que uno de los arrestados sería una importante figura de Al-Qaeda, que estaría vinculada con los ataques.

La página de Internet del diario paquistaní «Daily-Times» aseguró ayer que desde este domingo han sido arrestados en Punjab decenas de militantes extremistas que estaban en la lista de los 136 más buscados por las fuerzas de seguridad de Pakistán.

Seis personas fueron detenidas en Lahore por violar las leyes de utilización de los altavoces en las mezquitas y otras doce fueron arrestadas en Multan por incitar a la violencia, hasta superar la veintena de detenciones en esa provincia.

Además, la policía paquistaní ha visitado en los últimos días 7.000 madrasas, también en Punjab, donde interrogó a estudiantes, profesores y personal administrativo, según el diario paquistaní «Dawn».

Sólo en Punjab existen 10.000 madrasas, que reciben a cientos de miles de estudiantes, y una de ellas al menos fue visitada por Shehzaad Tanweer, de 22 años, quien puso una bomba en la estación de metro de Aldgate de Londres, donde el 7 de julio murieron siete personas.

• Campaña

Esa visita ha puesto en el punto de mira la educación que se ofrece en muchas madrasas, cuestionada por el ministro británico de Exteriores, Jack Straw, y por el presidente paquistaní, Pervez Musharraf.

El general Musharraf, que ha sufrido atentados contra su vida perpetrados por islamistas, admitió ayer que algunas madrasas están implicadas «en extremismo y en terrorismo» en lugar de dedicarse a enseñar el verdadero Islam, al que definió como una religión de paz. El presidente paquistaní, que ha sufrido varios intentos de asesinato por parte de organizaciones radicales, lanzó el fin de semana pasado una campaña para controlar a los grupos integristas, como el retiro de libros que inciten al odio antes de fin de año.

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