30 de octubre 2007 - 00:00

Preocupa auge del nacionalismo turco

Ankara - Turquía celebró ayer el 84° aniversario de la proclamación de la República en medio de los enfrentamientos con la guerrilla kurda del PKK, reacciones de fervor nacionalista, hostilidades entre etnias y un ingente despliegue militar en las provincias del sudeste del país.

Decenas de miles de turcos, que salieron a la calle en muchas provincias agitando banderas del país, gritaban eslóganes dirigidos contra el ilegal Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que en una emboscada hace ocho días mató a doce soldados turcos.

Incluso muchos estudiantes que emprendieron una marcha hacia el mausoleo de Mustafa Kemal «Atatürk», fundador de la Turquía moderna al proclamar la República en 1923, se manifestaron ayer contra el PKK.

Pero tales protestas, junto al fervor nacionalista, son vistas por algunos expertos como un peligro para la misma República y el modelo de convivencia que representa.

Mientras que centenares de miles de personas participaban en las marchas llevando banderas turcas, pequeños grupos de incontrolados atacaron las sedes del prokurdo Partido de la Sociedad Democrática (DTP) y otras formaciones de izquierda, tiendas y casas de propietarios kurdos, apedreándolas y saqueándolas.

En declaraciones a la cadena de televisión Kanal 7, el viceprimer ministro, Cemil Cicek, advirtió que las manifestaciones de repulsa contra el terror estaban provocando incidentes y recordó «el 6 y 7 de setiembre», «Maras», «Sivas» y «Corum», referencias negras de la historia turca.

El 6 y 7 de setiembre de 1955, decenas de miles de personas enfurecidas, dando crédito al rumor infundado de que la casa de Atatürk en la ciudad ahora griega de Salónica había sido bombardeada, atacaron a ciudadanos de origen griego en Estambul.

Murieron unos 15 griegos, entre ellos dos sacerdotes ortodoxos, y fueron saqueadas e incendiadas más de mil casas de griegos, que en su mayoría abandonaron el país.

En las provincias de Maras, Sivas y Corum, en Anatolia Central, se manifestaron miles de personas en los días previos al golpe militar de 1980, al creer informaciones falsas según las cuales la izquierda y la minoría de los alevitas estaban quemando las mezquitas.

  • Caza de brujas

    Los alevitas e izquierdistas se convirtieron en blanco de una caza de brujas en esas ciudades, y centenares de personas murieron, mientras se quemaban y saqueaban sus casas y lugares de trabajo.

    Cicek mostró su preocupación por los ataques de los manifestantes y explicó que «ésta es exactamente la trampa en la que el terrorismo quiere que caigamos. Nuestra geografía, historia y cultura nos han unido (a kurdos y turcos). Las protestas contra el terror podrían implicar un peligro mucho mayor que el propio terror».

    El presidente turco, Abdullah Gul, dijo en su mensaje a la nación con motivo del Día de la República: «Al igual que estuvimos unidos en la Guerra de la Independencia, seguimos luchando para superar conjuntamente todos los obstáculos».

    Todos estos mensajes muestran que, incluso en los estratos más altos del Estado, reina la preocupación de que las manifestaciones puedan producir una división incontrolable entre turcos y kurdos.

    «Las reacciones están excediendo los límites», advirtió el diario «Radikal» en sus titulares de ayer, al publicar la foto de una tienda en la provincia occidental de Bursa saqueada en nombre de las protestas contra el terror, al tiempo que en otro suceso en la misma ciudad se lanzaron piedras a una cafetería porque sus propietarios procedían de Diyarbakir, región de mayoría kurda.

    La sede del prokurdo DTP, en la ciudad de Ayvalik, en el mar Egeo, también fue incendiada y se quejaron de incidentes parecidos la Asociación de los Turcos Africanos, así como algunos partidos socialistas.

    Las tensiones entre kurdos y turcos se han trasladado ya a varios países europeos en los que viven unos 4 millones de emigrantes turcos, en particular en Alemania, donde hubo enfrentamientos entre ambos grupos en ciudades como Berlín, Colonia, Hannover y Dortmund.

    Desde que el PKK recurrió a las armas en 1984, más de 35.000 personas han muerto en choques entre miembros del PKK y las fuerzas de seguridad.
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