Se agrava crisis en el Líbano: matan a otro líder antisirio
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Un escenario
de devastación
dejó ayer
el atentado
perpetrado en
Beirut contra
el diputado
antisirio
Antoine
Ghanem
(derecha). Se
trata del
octavo ataque
mortal contra
altos dirigentes
de esa
tendencia
política.
Ghanem presentía que su muerte estaba cerca y así se lo había comunicado ayer a primera hora a su amigo, el también parlamentario de las Fuerzas del 14 de Marzo, Antoine Andraos, según la LBC.
Según los medios, Ghanem regresó el martes a la noche a Beirut desde París, donde se refugiaba porque le habían advertido de que estaba en la «lista negra» de las personas a eliminar. Sin embargo, decidió volver para asistir a la sesión del próximo 25 de setiembre en el Parlamento en la que se elegirá a un nuevo presidente.
Aunque Siria condenó el atentado como un «acto criminal», la mayoría parlamentaria libanesa, a la que pertenecía Ghanem, imputó a Damasco este nuevo ataque contra uno de sus miembros. «Este acto criminal apunta hacia las tentativas y los esfuerzos desplegados por Siria para lograr la unidad nacional libanesa», aseguró la agencia oficial de Damasco, «Sana».
Se trata de la octava muerte en las filas de la mayoría antisiria desde el conmocionante asesinato del ex primer ministro Rafiq Hariri, en febrero de 2005. La explosión tuvo lugar cerca de la residencia del ex presidente falangista Amin Gemayel, cuyo hijo, el ministro de Industria, Pierre Gemayel, murió abatido a balazos el 21 de noviembre de 2006. En junio pasado, otro diputado cristiano, Walid Eido, perdió la vida en otro atentado con coche bomba en Beirut, que también acabó con la vida de nueve personas.
«Nunca he visto en mi vida un régimen tan cobarde como el de (el presidente sirio) Bashar al-Assad», declaró el jefe de la mayoría, Saad Hariri, hijo del ex primer ministro, cuya muerte despertó una oleada de indignación internacional en 2005.
Desde la muerte de Hariri, cuyo asesinato fue unánimemente atribuido a Siria y obligó a su gobierno a retirar sus tropas del Líbano, el país vive sometido a una implacable oleada de violencia. La crisis política libanesa se agravó cuando las fuerzas pro sirias opositoras, lideradas por el movimiento chiita Hizbollah, retiraron a seis ministros del gobierno en noviembre pasado.
Según analistas, un fracaso político para elegir a un candidato presidencial consensuado la próxima semana podría provocar un vacío de poder o incluso la proclamación de dos gobiernos, una peligrosa situación que recuerda los años de la guerra civil que desangró al país entre 1975 y 1990.
Tras el ataque, las condenas internacionales se multiplicaron. «Estados Unidos rechaza en los más duros términos este ataque, y continuaremos apoyando a aquellos en el Líbano que luchan por un país libre y democrático», indicó el portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Gordon Johndroe. El atentado también fue condenado por el Consejo de Seguridad de la ONU, que lo calificó como «nuevo intento de desestabilizar el Líbano», la Unión Europea, España, Francia, Alemania, Israel y otros países occidentales.
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