Turquía: urnas premiaron apertura de la economía

El premier turco, Tayyip Erdogan, saluda a sus seguidores tras confirmarse su triunfo electoral. El pañuelo islámico que usó su esposa ante la multitud atizó los temores del electorado laico ante una islamización forzada del país.

Ankara (Reuters, EFE, ANSA, AFP) - El gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Turquía obtuvo ayer una resonante victoria electoral, lo que da a la agrupación política de raíces islamistas un nuevo mandato para impulsar reformas económicas y buscar el ingreso a la Unión Europea, pese a que podría haber nuevas tensiones con la elite secular del país.

El resultado es un gran triunfo para el primer ministro Tayyip Erdogan, quien convocó a elecciones adelantadas después de perder una batalla ante la elite secular, que incluye a poderosos generales del Ejército.

Los partidos seculares y nacionalistas no querían a un ex islamista como jefe del Estado, tal como había propuesto Erdogan.

El premier anunció poco después de conocerse su victoria que presionará nuevamente por el ingreso de Turquía a la Unión Europea.

Objetivo

«Continuaremos trabajando con determinación para lograr nuestra meta de entrar a la Unión Europea», afirmó ante miles de sus partidarios reunidos en las afueras de las oficinas de su partido. «Continuaremos con las reformas democráticas, el desarrollo económico continuará», agregó.

Con casi todos los votos contabilizados, el AKP consiguió 47% de los sufragios, lo que le permitirá gobernar sin tener que recurrir a alianzas en el Parlamento, aunque analistas advierten sobre la conveniencia de acercar posiciones con parte de la oposición laica.

Sólo dos partidos seculares cruzaron el umbral de 10% necesario para ingresar al Parlamento: el izquierdista Partido Republicano del Pueblo, con 20%, y el ultranacionalista Partido del Movimiento Nacionalista, con 15%.

Se prevé que una veintena de independientes kurdos también consigan una victoria y se conviertan en los primeroskurdos en ingresar a la asamblea de 550 escaños desde principios de la década del 90. Los partidos turcos discutieron en la campaña sobre las reformas económicas, el modo de lidiar con la violencia separatista kurda, cómo unirse a una poco entusiasta UE de sumar a un nuevo miembro musulmán y el lugar de la religión en la Turquía moderna, un país de 74 millones de habitantes.

Los votantes ignoraron las advertencias de la oposición de que el AKP busca secretamente una teocracia similar a la iraní, pese a los mítines masivos llevados a cabo este año en defensa de la rígida división turca entre Estado y religión, en una de las pocas democracias del mundo musulmán.

«La controversia que presenciamos acerca de secularismo versus islamismo no se ha materializado», afirmó Sami Kohen, columnista del diario liberal «Milliyet». «El mensaje dado por el electorado es que estamos felices con el progreso económico y con la política de la Unión Europea».

En concreto, el electorado premió la gestión económica del gobierno, que supo conjugar un rápido crecimiento económico, una moneda estabilizada -a la que se restó seis ceros- y una inflación controlada. Además, zanjó las polémicas por las amplias privatizaciones,que incluyeron las comunicaciones y la industria petroquímica.

Por el contrario, esta formación fracasó en la lucha contra el desempleo, que se mantiene tenazmente alto, oficialmente en torno a 10%.

Boom

Erdogan ha presidido un boom económico, y en una señal de optimismo de los mercados ante los resultados, la lira turca subió casi 2% frente al dólar en las primeras sesiones del mercado asiático.

Los economistas sostienen que el político más popular de Turquía, de 53 años, ahora podría continuar sus políticas de libre mercado y reiniciar las estancadas conversaciones sobre una membresía en la UE, pese a la creciente desilusión turca respecto de unirse al bloque.

En lo que hace a las reformas políticas, queda pendiente un referendo, previsto para octubre, sobre un paquete de reformas constitucionales que contempla, entre otras cosas, la elección por sufragio universal directo del presidente de la República, sistema que sustituiría a la actual votación parlamentaria.