Hay años que parecen llegar a diciembre con una velocidad distinta, como si alguien pisara el acelerador sin previo aviso. En los equipos de trabajo, esa sensación se multiplica: proyectos que se cierran, balances que se presentan, objetivos que se ajustan. Todo junto, todo urgente. Lo noto cada vez que hablo con líderes o responsables de áreas: la fatiga no espera a las vacaciones, se instala antes, silenciosa, entre reuniones y deadlines.
- ámbito
- Negocios
- Recursos humanos
Burnout laboral: cómo prevenir el agotamiento de fin de año en las empresas
Más del 80% de los trabajadores argentinos se siente sobreexigido a fin de año. El burnout no es cansancio: es desconexión emocional y pérdida de sentido.
-
Formarse para el futuro: crece la demanda de mandos medios en el nuevo mundo laboral
-
Conectagro 2025: Bayer convoca al sector a pensar una red más fuerte y competitiva
La narrativa del 'copiloto': la IA potencia las capacidades humanas, pero las habilidades de empatía, creatividad y liderazgo ético siguen siendo irreemplazables.
No hace falta una encuesta para percibirlo, aunque los datos lo confirman: más del 80% de los trabajadores argentinos reconoció sentirse sobreexigido en el último tramo del año, y casi el 94% admitió atravesar algún nivel de estrés laboral. Lo que antes se asociaba con un cansancio pasajero, hoy se describe con un término más preciso y preocupante: burnout. No es sólo agotamiento físico; es desconexión emocional, irritabilidad, pérdida de sentido.
Y mientras las luces de fin de año comienzan a encenderse, la paradoja se repite: celebramos los logros con la misma intensidad con la que acumulamos agotamiento. En ese clima, muchas empresas redoblan su presión por cumplir metas sin advertir que, al hacerlo, ponen en riesgo el bienestar —y por lo tanto la productividad— de sus propios equipos.
Por qué el bienestar no es un tema blando
He visto muchas organizaciones tropezar con el mismo obstáculo: creer que el bienestar es un “tema blando” que se atiende cuando hay tiempo. Pero el agotamiento no espera. No distingue entre departamentos ni jerarquías. Si los líderes no detectan a tiempo las señales del desgaste, la pérdida de energía se propaga como una mancha de aceite. Y lo que se resiente no es sólo el ánimo, sino la productividad, la creatividad y la capacidad de tomar decisiones.
A esta altura del año, la ansiedad por los resultados suele nublar el sentido. Las áreas comerciales corren detrás de los números, los equipos de recursos humanos tratan de sostener el clima, los líderes buscan cerrar todo lo pendiente antes de brindar. Y sin embargo, es justamente en ese momento cuando más se necesita detenerse un instante y mirar hacia adentro. Preguntarse qué tan sostenible es ese ritmo, y qué se está sacrificando en el intento de cumplir con todo.
El bienestar, lejos de ser una moda o un lujo, es una inversión estratégica. Los estudios lo demuestran: las empresas que apuestan por la salud integral de sus equipos logran hasta un 89% más de retención de talento y menores tasas de ausentismo. Pero no se trata solo de estadísticas. Se trata de entender que detrás de cada empleado hay una persona que, para rendir bien, necesita sentirse cuidada, escuchada y, sobre todo, valorada.
Implementar espacios de contención y programas de bienestar no implica grandes estructuras ni presupuestos inalcanzables. A veces basta con abrir conversaciones sinceras, ofrecer flexibilidad, habilitar pausas activas o brindar recursos de acompañamiento emocional. Lo importante es que la organización lo haga de manera genuina, no como un gesto cosmético, sino como una decisión cultural.
Soluciones simples y accesibles
En Briut Salud trabajamos con una convicción clara: el bienestar debe ser fácil de implementar. Las empresas no necesitan más complicaciones, sino herramientas que simplifiquen su tarea de cuidar a las personas. Por eso creemos que la clave está en ofrecer soluciones digitales accesibles, capaces de integrar la salud física, emocional y mental en un mismo espacio.
Las plataformas de teleconsulta son un ejemplo de cómo la tecnología puede humanizar. No reemplazan el vínculo médico ni la empatía, pero derriban barreras: permiten acceder a profesionales sin perder tiempo en traslados, y hacerlo desde cualquier lugar, incluso desde la oficina o el hogar. Esa simpleza cambia la ecuación, porque hace que cuidar de uno mismo deje de ser un esfuerzo adicional.
En nuestro caso, buscamos que esa experiencia sea realmente integral. Combinamos la medicina tradicional con terapias complementarias —como mindfulness, medicina ayurveda o coaching emocional— porque entendemos que la salud no se fragmenta. No somos cuerpos por un lado y emociones por otro: somos un todo. Y cuando una organización adopta este enfoque, los resultados se notan. No solo mejora el clima interno; mejora la calidad de las conversaciones, el nivel de empatía y la manera en que los equipos afrontan los desafíos.
A menudo me preguntan si este tipo de iniciativas puede sostenerse en empresas con estructuras grandes o con plantillas dispersas. La respuesta es sí, siempre que la tecnología se ponga al servicio de la cercanía. Cuando los líderes cuentan con plataformas que les facilitan acompañar a sus equipos, las soluciones dejan de ser un ideal y se vuelven una práctica cotidiana.
Un encuentro que mostró que cuidar no es teoría, sino práctica
Hace unos meses, durante Experiencia Briut, tuvimos la oportunidad de compartir una jornada con líderes empresariales de distintos sectores. Lo que más me impactó no fueron las estadísticas ni las presentaciones, sino un silencio. El que se hizo en la sala cuando una de nuestras médicas, especialista en neurología y formada en medicina ayurveda, guió una práctica de respiración consciente. Casi un centenar de personas, acostumbradas al vértigo corporativo, permaneció inmóvil durante unos minutos, en silencio absoluto. Nadie chequeó el celular, nadie miró el reloj. Fue un instante breve, pero revelador.
Ese ejercicio mostró algo que solemos olvidar: el bienestar no es teoría, es experiencia. No se transmite por PowerPoint ni se delega al área de recursos humanos; se construye en lo cotidiano, cuando la empresa habilita espacios donde las personas pueden reconectarse consigo mismas y entre ellas. Aquella jornada me confirmó que, más allá de la tecnología o los programas, lo que verdaderamente transforma a las organizaciones es la decisión de cuidar.
El panel que siguió a esa práctica fue igual de ilustrativo. Allí, ejecutivos de empresas líderes coincidieron en que la libertad, la flexibilidad y la empatía son hoy activos estratégicos. Que no hay productividad sostenible sin bienestar. Que el burnout no se combate solo con licencias o charlas motivacionales, sino con una cultura que entienda que el descanso y la salud emocional son parte del trabajo. Y que cuidar a los equipos no es un gesto amable: es una forma inteligente de liderar.
El liderazgo también se mide en pausas
A medida que se acerca diciembre, vuelvo a pensar en esa escena del silencio compartido. Me recuerda que no necesitamos grandes revoluciones para mejorar la salud de los equipos. A veces, basta con frenar un momento, respirar y preguntarnos cómo queremos cerrar el año. Si agotados, corriendo detrás de los pendientes, o con la serenidad de haber priorizado lo esencial.
Como líder, también me incluyo en esa pregunta. Todos estamos expuestos al mismo vértigo. Los resultados importan, claro, pero de nada sirve alcanzarlos si el costo es la energía, la motivación o la salud de quienes los hicieron posibles. En este tramo del año, cuando las demandas se multiplican, el mayor desafío no es cumplir con todo, sino hacerlo sin rompernos.
Creo profundamente que el futuro del trabajo no se medirá solo en metas alcanzadas, sino en cómo logramos alcanzarlas. Las empresas que comprendan esto tendrán una ventaja difícil de copiar: una cultura donde las personas quieran quedarse, crecer y volver a empezar cada año con entusiasmo, no con agotamiento.
Por eso, más que hablar de burnout, prefiero hablar de cuidado. De una nueva manera de mirar el trabajo y la vida. En Briut Salud promovemos ese enfoque porque creemos que la salud no empieza en la consulta médica, sino mucho antes: en la forma en que nos tratamos, en cómo gestionamos el tiempo, en cómo acompañamos a quienes comparten con nosotros las mismas horas de esfuerzo.
Diciembre siempre llega. Pero cómo nos encuentra depende, en gran parte, de nosotros. Si logramos detenernos a tiempo, reconocer los signos del cansancio y ofrecer espacios reales de bienestar, entonces sí podremos cerrar el año con la mejor noticia posible: que seguimos enteros, con ganas de seguir construyendo.
Ceo & Cofounder de Briut Salud
- Temas
- Recursos humanos




Dejá tu comentario