La caída ya no es una amenaza, sino una realidad que busca ser contenida. Los Grobo Agropecuaria, una de las empresas emblema del agro argentino, entró en default en diciembre de 2024, dejó de pagar sus compromisos financieros y pidió concurso preventivo en febrero de este año. Ahora, intenta ordenar sus números, achicar su pasivo y volver a operar, aunque en un esquema muy distinto al que la llevó a expandirse por todo el país.
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- Gustavo Grobocopatel
Quiebra técnica en Los Grobo: pérdidas récord y plan de reestructuración en marcha
Con un patrimonio neto negativo, lo que técnicamente configura una quiebra contable, y pérdidas por más de $36.600 millones, la firma agrícola avanza en su proceso concursal mientras intenta reactivar operaciones y reducir su deuda total.
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Los Grobo entró en default en diciembre del año pasado y entró en concurso de acreedores en febrero de 2025.
El último balance, cerrado al 31 de marzo de 2025, pone en cifras el derrumbe: pérdidas acumuladas por $36.606 millones en nueve meses, un resultado operativo negativo de $20.252 millones y un patrimonio neto en rojo por $23.869 millones, lo que técnicamente la deja fuera de los parámetros legales para seguir funcionando como sociedad.
“La Sociedad no tendrá, en el corto plazo, capacidad financiera para afrontar de forma regular sus compromisos”, reconoce el balance en una frase que resume la gravedad del escenario. La situación es tal que los pasivos de corto plazo superan largamente al activo disponible, y la relación entre deudas y patrimonio da negativo, un indicador que no deja margen para seguir operando sin una reestructuración de fondo.
El acuerdo con Amaggi y la apuesta por seguir operando
En ese contexto, Los Grobo avanzó en un acuerdo operativo con el grupo brasileño Amaggi, uno de los mayores traders de granos de la región, para volver a operar en la campaña gruesa de soja y maíz. El convenio, formalizado ante el Juzgado Nacional en lo Comercial N°13, prevé que Amaggi garantice los pagos a productores que entreguen mercadería a Los Grobo, mientras la compañía mantiene la logística y la gestión comercial.
A cambio, el grupo brasileño recibe el 50% más IVA de la contribución marginal de esas operaciones. La misma estructura ya se había usado con éxito en la campaña de girasol de marzo, donde se movilizaron unas 70.000 toneladas y se generaron ingresos por u$s25 millones. Ahora, el objetivo es mucho más ambicioso: mover entre u$s120 y u$s150 millones en la campaña actual.
Amaggi incluso adelanta pagos directamente a los productores, para sostener el flujo de granos, en una estrategia que apunta a recuperar la confianza de un mercado que quedó golpeado tras el default.
Ajustes, achique y cambio de modelo
El acuerdo comercial no es el único movimiento. Desde diciembre, Los Grobo achicó su estructura de manera drástica: redujo su deuda total de u$s320 millones a u$s220 millones, mediante cancelaciones y compensaciones con proveedores. También recortó su personal de 700 a 400 empleados, cerró 10 de sus 36 sucursales, suspendió la producción propia sobre unas 100.000 hectáreas y alquiló su molino de Chivilcoy a Molinos Fénix. Hoy mantiene actividad en plantas de Entre Ríos, el norte bonaerense y Córdoba, con un foco claro en su rol comercial, dejando atrás el modelo de integración vertical.
“La difícil situación planteada ha llevado al Directorio y a la Gerencia de la Sociedad a la elaboración de un plan de reestructuración”, admite el balance. Ese plan tiene tres pilares: concurso preventivo, negociación de deuda y reactivación operativa con apoyo externo.
Proceso judicial y horizonte a 2026
El expediente judicial que tramita ante el Juzgado Nacional en lo Comercial N°13 ya está en etapa de verificación de créditos, con fecha límite en noviembre de 2025. Según fuentes judiciales, la resolución del concurso podría llegar recién hacia fines de 2026.
En paralelo, la empresa intenta salvar también a Agrofina, su controlada en el rubro agroquímicos, que ingresó en su propio concurso preventivo. En marzo logró reactivar la planta de Zárate, y ahora proyecta ventas por entre u$s50 y u$s70 millones, bastante menos que los u$s140 millones del año pasado. El plan para Agrofina incluye un procedimiento preventivo de crisis laboral, revisión de condiciones internas, reducción de la red de ventas y nuevos acuerdos con distribuidores que acepten compartir márgenes.
¿Podrá evitar el colapso definitivo?
La compañía aún conserva una posición de caja de u$s10,5 millones, en parte por ventas realizadas junto a Amaggi. En febrero destinó u$s1,9 millones a salarios y más de $878 millones al pago de mercadería garantizada por la firma brasileña.
Pero el escenario es frágil. El propio balance reconoce que la caída de precios internacionales, el mantenimiento de retenciones, el atraso cambiario y el deterioro del crédito agrícola generaron una tormenta perfecta que impactó tanto en los ingresos como en la credibilidad financiera.
El desafío que enfrenta Los Grobo no es solo contable: es de confianza, viabilidad y modelo de negocios. Y aunque el acuerdo con Amaggi le da algo de aire, el verdadero test será lograr que sus acreedores acepten un plan de pagos sostenible. Solo así podrá salir del concurso y evitar una reestructuración más drástica.
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