Es sabido que ningún negocio, ejercicio de profesión liberal o emprendimiento en la actualidad funciona sin clientes, ahora bien, qué pasa cuando esos clientes no son los que deseamos o bien se convierten en “tóxicos”.
Clientes tóxicos: cómo detectarlos y cuando perderlos a tiempo
Rechazar clientes te puede parecer chocante, pero tener clientes que abusan del tiempo, que tienen exigencias poco ajustadas al plano real.
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Es importante definir un perfil de cliente ideal y priorizar relaciones comerciales sanas para crecer con estabilidad y propósito.
Rechazar clientes te puede parecer chocante, pero tener clientes que abusan del tiempo, que tienen exigencias poco ajustadas al plano real, que cruzan las líneas permanentemente y que no respetan lo que acordaron, es mejor perderlos que encontrarlos; para recuperar el buen clima laboral, la paz mental y poder hacer sostenible nada más ni nada menos que tu empresa.
Cada segundo de tu tiempo dedicado a un cliente que traspasa constantemente límites es tiempo que podría dedicarse a clientes que sí te valoran y generan para vos y tu equipo relaciones a largo plazo, placenteras, confiables y de calidad.
Un SOLO cliente tóxico puede absorber tanta atención que termina afectando indefectiblemente la productividad de tu negocio y limitándolo, al punto tal, de hacerte perder directamente dinero por darle una atención que verdaderamente no se merece;
Mencionemos un caso ocurrido tiempo atrás con uno de estos arquetipos. Un litigante de ART que llegó a pedirnos por su caso sumas siderales de dinero, prestaciones médicas que no me correspondían, teléfono importado porque necesitaba “pasar el tiempo” y que nos hiciéramos cargo de útiles escolares para su hijo en el comienzo de clases, de zapatillas para el mismo, dinero para pagar el alquiler de su casa y hasta abonar el cumpleaños suyo y de sus familiares; todas exigencias fuera de la normalidad y cercanas a la locura. Aquí es donde desde nuestro lugar recomendamos parar la pelota y volver a sacar o como se diga en el fútbol.
Es que estos clientes tóxicos creen que no somos merecedores de su reclamo, de su asesoramiento o lo que fuere. Lo que hacen es usar la manipulación a un punto tal que muchas veces terminamos pensando que no somos dignos de ellos, ¡ERROR!
Otra característica muy común dentro de los clientes tóxicos es el regateo de precios y la intención de no pagar o zafar pagar lo que sea; LES TENGO NOTICIAS: no los queremos en nuestras filas. Es que aceptar este tipo de clientes es sinónimo de menos facturación, problemas de administración y estrés financiero.
En iguales términos, con este tipo de gente es muy común el maltrato a colaboradores del equipo imponiendo condiciones de lo más abusivas, afectando de manera notoria la moral de los empleados, deteriorando el ambiente de trabajo.
La satisfacción y motivación son clave para ofrecer un buen servicio; si se ven comprometidas, la calidad del trabajo también se verá afectada.
Otra cosa a tener en cuenta es que los clientes absorbentes pueden dañar la imagen de tu profesión o emprendimiento, si por ejemplo, dejan malas reseñas injustificadas o demandan esfuerzos que no reflejan el verdadero valor del servicio; por eso es vital trabajar con los clientes adecuados para construir una reputación sólida y alineada con los valores del negocio.
Eliminar clientes tóxicos nos abre espacio para enfocarnos en aquellos que realmente se alinean con la visión de la empresa. Un negocio no puede ser todo para todos y hay que entenderlo.
Es importante definir un perfil de cliente ideal y priorizar relaciones comerciales sanas para crecer con estabilidad y propósito.
Rechazar a clientes tóxicos te da poder, te devuelve el valor que estos te quitan, elegir con quien trabajar no es solo un placer, debe ser un compromiso a largo plazo con tu profesión o empresa; establecer relaciones sanas hace que tu negocio prospere no solo económicamente sino moralmente, mejora el ambiente con tu equipo, aumenta la rentabilidad y te posiciona. El secreto para despegar está en enfocarse en clientes de calidad que permitan alcanzar el éxito y no en aquellos que desgastan, no valoran y tienen miles de exigencias ridículas.
Abogada, directora Estudio Arance
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