El auge imparable de la productividad artificial

Juan Pablo Chiesa, abogado. Especialista en trabajo y Magíster en empleo e innovación judicial. Diplomatura en IA aplicada a la gestión en entornos digitales, explica cómo la inteligencia artificial está redibujando el mapa laboral global, desatando una revolución silenciosa en las empresas, mientras gobiernos y sindicatos miran de reojo los agentes autónomos y el desplazamiento del empleo tradicional.

El capitalismo inteligente ya no es una metáfora. Es un modelo operativo.

El capitalismo inteligente ya no es una metáfora. Es un modelo operativo.

Imagen creada con inteligencia artificial

La inteligencia artificial (IA) ya no es promesa futurista. Es presente encarnado en software. Según Luis Sanz, vicepresidente de IBM Consulting, los agentes autónomos permiten mejorar la eficiencia empresarial entre un 40% y un 60%, automatizando desde tareas de backoffice hasta decisiones de mediana complejidad. Quien no adopte, dice Sanz, “tendrá un problema serio de competitividad”.

Las grandes corporaciones no lo dudan. Amazon, J.P. Morgan, Walmart, Microsoft: todas han implementado sistemas basados en IA para optimizar recursos humanos, cadenas logísticas y análisis financieros. En España, PwC estima que la IA ya representa un diferencial salarial del 25% para los perfiles que la manejan.

El trabajo, rehén del algoritmo

El Barómetro Global del Empleo de PwC alerta que los trabajos rutinarios, administrativos y logísticos son los primeros en desaparecer. Sólo en Europa, más de 400.000 puestos podrían extinguirse antes de 2034. En contraste, nacen nuevos empleos, pero en menor volumen y con un sesgo elitista: ciencia de datos, ingeniería de machine learning y diseño de productos digitales.

En la Argentina, el panorama es híbrido. Las grandes firmas tecnológicas locales como Globant o Mercado Libre ya entrenan modelos internos de IA. Pero en PyMEs, sindicatos y organismos públicos, la adopción aún es tímida.

Los profetas del algoritmo

Elon Musk, en su ya célebre intervención en el evento VivaTech 2024, dijo sin rodeos: “No va a hacer falta trabajar. La IA podrá hacerlo todo. Lo que necesitaremos es un ingreso universal alto y sentido en la vida.”

Jeff Bezos, más pragmático, sostiene que “la IA no elimina empleos, los transforma”, y apuesta por su uso para mejorar el bienestar humano. Su empresa Amazon lidera desarrollos en inteligencia predictiva aplicada a consumo y logística.

Bill Gates: predice que en algunos años trabajaremos solos 2 días a la semana gracias a la IA.

Steve Jobs, 40 años atrás, imaginó un futuro donde podríamos “conversar con Aristóteles” gracias a la tecnología. Hoy, los LLMs como GPT o Claude hacen que eso no sea una locura, sino una función de pago.

El capitalismo inteligente ya no es una metáfora. Es un modelo operativo. Pero sin regulación, puede transformarse en un Leviatán digital que desemplea en masa, concentra poder y erosiona derechos. La Argentina, aún a tiempo, debe impulsar políticas activas: reconversión laboral, reentrenamiento y un marco normativo que asegure que la IA no sea solo rentable, sino también justa. Como dijo un pensador chino: “cuando sopla el viento del cambio, algunos construyen muros, otros molinos.” Es hora de elegir.

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