"El efecto de la devolución de impuestos se agotó y el consumo sufrirá más"
El periodista dialoga con el experto en mercados mundiales personificado como el Gordon Gekko, de la película «Wall Street», quien reconoce la mejora de varios papeles bancarios a la vez que advierte sobre la existencia aún de una situación muy delicada. A esto le suma el hecho de que el efecto de la devolución de impuestos se ha agotado y el consumo sufrirá más.
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G.G.: Volvimos a tener un mercado de ida y vuelta y no una mera práctica de tiro al pichón.
P.: Uno entiende el rebote inicial vigoroso. También, que las compañías que traen un buen balance prosigan su avance. ¿Pero cómo es posible que ahora todo suba? Sin discriminación. ¿De golpe se borraron todos los temores?
G.G.: No es tan así. Mire la pantalla: Fannie Mae está 13% abajo; Freddie Mac, 7%. Wachovia sube, pero American Express se hunde 9,5%. Es una realidad diversa. Los bancos zafaron de la presión asfixiante, pero todavía navegan en zona de peligro. No todos los crímenes se perdonan, aunque la caída del petróleo favorece la tolerancia...
P.: Wachovia la sacó barata. ¿Cómo hizo?
G.G.: Escoba nueva barre bien. Un nuevo mandamás, Robert Steel, se hizo cargo y aprovechó para sacar la basura a la vereda.
P.: No sea cosa que se la carguen a él.
G.G.: Tal cual. Dispuso una limpieza profunda. Y no se anduvo con vueltas: cortó los dividendos 87%...
P.: No es la prescripción usual para inflar el valor de una acción.
G.G.: Lo importante fue lo que dijo: la firma no precisará suscribir nuevas acciones. Salir a buscar recursos de capital a estos precios es la mayor desgracia posible y Steel encontró un atajo para no hacerlo.
P.: ¿Se le puede creer? Otra pérdida de 8.900 millones y tendrá que buscarse un nuevo trabajo.
G.G.: 6.100 millones están relacionados con la amortización de intangibles. No afectan los ratios regulatorios. Ni el capital tangible. Y no deberían repetirse. El recorte de dividendos permitirá ahorrar la diferencia: 2.800 millones de dólares al año.
P.: Pareciera un empate y no una victoria como para festejar con un aumento de cotización de 27%.
G.G.: Eso cárguelo a la cuenta del ánimo del mercado. No tiene una explicación muy convincente. La primera reacción, de hecho, fue conocerse el balance y ensayar una caída.
P.: ¿Mera cobertura de posiciones cortas? ¿O son los inversores que, después del ataque de pánico, regresan a los bancos?
G.G.: Ambos factores confluyen. Uno sabe que ya se desarmó muchísimo pedal, de apuro, la semana pasada. Recuerde que el papel tocó mínimos por debajo de 8 dólares y ayer (por el lunes) había cerrado a poco más de 13 dólares. Un viaje tan brusco obliga a cubrir posiciones deprisa. Pero también es un anzuelo tentador para el «cash» que permanece a los costados, a la espera de una recuperación con visos de solidez. Y hoy (por ayer), en un solo salto, la acción se puso a tiro de los 17 dólares.
P.: Es como un puñal por la espalda. En una semana Wachovia duplicó su cotización. Y ni siquiera necesitó aportar un balance decente. ¿Puede decirse que terminaron las sesionesde tortura para los bancos?
G.G.: Hay un alivio ostensible. Mire los bancos regionales, que después de la caída de IndyMac quedaron expuestos en la picota. Bancos que no son demasiado grandes como para no perecer si la situación se complica.
P.: Ni tan pequeños como para pasar inadvertidos.
G.G.: Entidades como Fifth Third Bancorp (+11,7%) y Sun Trust (+16,2%) difundieron hoy (por ayer) sus balances y acompañaron la suerte de Wachovia. Toman un respiro. Salieron del infierno. Pero la historia no termina allí. También se observa una rotación.
P.: Como si fuera un horno al «spiedo».
G.G.: Se admite que las pérdidas provenientes de las hipotecas residenciales tienden a mermar, pero se pone la lupa sobre el comportamiento del consumidor.
P.: Las señales no son auspiciosas.
G.G.: La visión de American Express fue muy pesimista. Sin pelos en la lengua. No escondió nada. El contexto que rodea al consumo se deterioró con mucha fuerza en junio. Derribó toda la métrica de facturación y rentabilidad. El pronóstico para la segunda mitad del año que formula la firma es sombrío. Y AmEx no está hablando de un consumidor marginal. Observa una retracción a lo largo de todo el arco de ingresos. Incluyendo su tradicional cliente «súper prime» con excelente calificación crediticia. Gente con un prolongado historial de grandes erogaciones está recortando su gasto discrecional a diferencia de lo que fue su patrón de comportamiento pasado. Y los problemas de cobranza también los salpican.
P.: ¿Qué pasó? ¿Se agotó el efecto del paquete de estímulo fiscal?
G.G.: Si cruza las afirmaciones de AmEx con el último informe de ventas minoristas, verá que el mensaje es el mismo. La devolución de impuestos funcionó, pero sus efectos sobre el gasto están comenzando a quedar atrás. Los últimos cheques ya salieron del correo. Se gastarán mayormente en julio. Así, agosto promete ser muy duro. AmEx, al menos, lo espera con el casco puesto.
P.: ¿Esa rotación que menciona afectará a otro tipo de bancos?
G.G.: Ayer (por el lunes), sacudió todo lo que olía a finanzas de consumo. Los grandes emisores de tarjeta de crédito fueron el blanco predilecto. No sólo AmEx, sino también Discover o Capital One. Aunque sobre el filo de la rueda, la tempestad amainó. Por supuesto, si la coyuntura se agrava, toda la banca de primera línea tiene exposición. Hoy por hoy, no es el tema central y pueden tomar distancia. Pero es una espada de Damocles que pende sobre sus cabezas.
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