22 de octubre 2025 - 10:57

El futuro de la salud: formar profesionales para atender el impacto integral de las enfermedades reumáticas

Las enfermedades reumáticas afectan al 10% de la población mundial. Exigen visibilidad, detección temprana y formación profesional humanizada.

El dolor constante y las limitaciones en la movilidad repercuten en actividades básicas como levantarse de la cama, trasladarse, trabajar o compartir tiempo con la familia. 

El dolor constante y las limitaciones en la movilidad repercuten en actividades básicas como levantarse de la cama, trasladarse, trabajar o compartir tiempo con la familia. 

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Las enfermedades reumáticas son mucho más frecuentes de lo que solemos imaginar. Se estima que afectan a más del 10% de la población mundial e incluyen un amplio espectro de patologías como la artritis reumatoidea, el lupus, el síndrome de Sjögren, la artrosis y la fibromialgia. En nuestro país, miles de personas conviven con estas condiciones crónicas que se manifiestan con dolor persistente, rigidez articular, fatiga, y que en ocasiones pueden extender su impacto a otros órganos, como la piel, los riñones o los pulmones.

Su impacto trasciende lo médico: comprometen la autonomía, limitan la participación laboral y afectan la vida social y emocional de quienes las padecen. Por eso, más que un problema individual, constituyen un desafío colectivo que exige atención, visibilidad y acompañamiento.

El dolor constante y las limitaciones en la movilidad repercuten en actividades básicas como levantarse de la cama, trasladarse, trabajar o compartir tiempo con la familia. En muchos casos, los pacientes deben modificar su trayectoria laboral, lo que los expone a licencias prolongadas, reducción en la productividad y la necesidad de adaptar su desempeño profesional a nuevas condiciones.

A ello se suman las repercusiones emocionales, que requieren un abordaje sensible y continuo, donde el acompañamiento de los equipos de salud, las familias y las asociaciones de pacientes resulta fundamental para sostener el bienestar y la calidad de vida.

El desafío también pasa por la falta de visibilidad y reconocimiento que aún tienen estas enfermedades. En muchos casos, el desconocimiento sobre su naturaleza crónica y sistémica lleva a subestimarlas, lo que refuerza la importancia de educar, sensibilizar y fortalecer la detección temprana.

En Córdoba, la visibilidad alcanzada en los últimos años es fruto del trabajo conjunto entre pacientes, asociaciones civiles y profesionales de la salud. Gracias a su impulso y al acompañamiento del Consejo Deliberante de la ciudad, se instituyó oficialmente la Semana de Concientización sobre Enfermedades Reumáticas, un espacio que busca dar voz a quienes conviven con estas patologías y promover la sensibilización social.

Desde la Sociedad Argentina de Reumatología y la Asociación de Reumatología de Córdoba, se viene desarrollando desde hace muchos años una labor sostenida en campañas de educación, prevención y difusión, que incluyen actividades abiertas a la comunidad y congresos donde los propios pacientes tienen un lugar protagónico.

En este marco, resulta imprescindible seguir promoviendo un cambio de mirada colectiva sobre estas enfermedades.

¿Qué podemos hacer como sociedad? En primer lugar, educar y sensibilizar: el conocimiento es clave para fomentar la comprensión y mejorar la detección temprana.

En segundo lugar, adaptar los entornos laborales: implementar esquemas flexibles y accesibles puede marcar la diferencia para que los pacientes sostengan su vida profesional. Y en tercer lugar, seguir impulsando un acceso equitativo al sistema de salud, favoreciendo la detección temprana y la continuidad de los tratamientos, elementos clave para una mejor calidad de vida.

Las universidades y el sistema sanitario tienen un rol decisivo. No alcanza solo con los avances tecnológicos, la inteligencia artificial o los nuevos tratamientos: todos ellos son herramientas valiosas, pero su verdadero sentido se alcanza cuando se integran en una formación centrada en la persona. La tecnología debe estar al servicio del humanismo, orientada a mejorar la calidad de vida y el acompañamiento de quienes atraviesan enfermedades crónicas. Formar profesionales con una visión integral, capaces de acompañar a quien está detrás del diagnóstico, es tan importante como el desarrollo científico. Desde la Universidad Siglo 21, creemos que el compromiso educativo debe ir de la mano de la colaboración con las asociaciones científicas, el sistema de salud y las organizaciones de pacientes, aunando esfuerzos en la concientización y el trabajo conjunto.

En esta línea, ya estamos impulsando acciones de formación en comunicación, acompañamiento, detección de enfermedades y rehabilitación desde las distintas carreras, fortaleciendo en nuestros estudiantes las competencias humanas y relacionales que complementan su saber técnico y los preparan para ejercer con empatía, escucha activa y compromiso social.

La responsabilidad también recae en los futuros profesionales de la salud. Serán ellos quienes deberán combinar excelencia científica con sensibilidad humana, entendiendo que detrás de cada dolor crónico hay un proyecto de vida en juego. La formación que reciban hoy será la base para seguir construyendo una sociedad más inclusiva, empática y comprometida con el bienestar de las personas.

Solo si formamos médicos, kinesiólogos, psicólogos, terapistas ocupacionales, nutricionistas y enfermeros con una mirada integral sobre el impacto físico, emocional y social de las enfermedades reumáticas, podremos generar un cambio profundo y sostenible en la calidad de vida de los pacientes y en la forma en que entendemos la salud como un bien colectivo.

Porque el futuro de la salud se construye con conocimiento, empatía y trabajo conjunto; con ciencia al servicio de las personas y tecnología al servicio del humanismo.

Decano de Ciencias de la Salud de Universidad Siglo 21

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