Las claves del impulso de Brasil a la industria automotriz y el desafío de Argentina

Nuestro país puede tomar la experiencia de la estrategia brasileña para atraer inversiones y promover la sostenibilidad en su propia industria automotriz.

Durante los últimos meses, la industria automotriz regional ha sido testigo de anuncios cruciales que resuenan en toda Sudamérica. Stellantis prometió la mayor inversión registrada en la historia del sector en Brasil y la región, con un compromiso de aproximadamente 6.100 millones de dólares hasta 2030. Simultáneamente, Toyota anunció una inversión de unos 2.200 millones de dólares en el mismo período, mayormente destinada a vehículos híbridos. Estos anuncios se suman a una serie de planes ya establecidos por gigantes automotrices como Volkswagen, Renault, Nissan, General Motors, BYD y Hyundai, quienes también han manifestado sus intenciones de producir vehículos ecológicos en Brasil.

El impulso detrás de estas inversiones radica en el Programa Nacional de Movilidad Verde e Innovación (Mover) implementado para promover inversiones sustentables en las áreas de movilidad y logística. Firmado por el Presidente Luiz Inácio da Silva. Mover es una evolución del anterior programa Rota 2030 que amplía las exigencias en materia eficiencia energética y descarbonización a la industria automotriz, estimulando la producción de nuevas tecnologías y promoviendo la formación de un ecosistema que la acompañe en la transición hacia nuevas formas más eficientes de movilidad.

La clave del impacto del Programa radica en su capacidad para fusionar el enfoque sostenible con incentivos fiscales. El programa otorga beneficios a empresas que inviertan en investigación y desarrollo (I+D). Estos incentivos van acompañados de medidas como créditos financieros para la reubicación de plantas industriales y devoluciones en impuestos para exportaciones de productos y sistemas diseñados en Brasil. Uno de los aspectos más innovadores de Mover es la medición de las emisiones de carbono "del pozo a la rueda", considerando todo el ciclo de vida de la fuente de energía utilizada, un método pionero que Brasil adopta como el primero en el mundo.

Punto importante: la magnitud del mercado interno brasileño (2,3 millones de unidades vendidas en 2023) representa un incentivo adicional al momento de la toma de decisiones de inversión.

Para Argentina, estas iniciativas en Brasil son una valiosa referencia y marcarían el rumbo a seguir en la región. Nuestro país puede tomar la experiencia de la estrategia brasileña para atraer inversiones y promover la sostenibilidad en su propia industria automotriz. Adoptar un enfoque similar, con programas que fusionen incentivos fiscales con requisitos de sostenibilidad, que podrían estimular nuevas inversiones.

La capacidad instalada del sector en Argentina es de 1,3 millones vs. 4,5 millones que tiene Brasil. Debemos considerar los vaivenes de la economía argentina y también el hecho de que recientemente algunas automotrices y autopartistas argentinas han tomado deuda en dólares con los proveedores de insumos del exterior.

El desafío argentino consiste en profundizar la agenda de transición energética. Esto implicaría, entre otras cosas, la necesidad de promover nuevas inversiones en la cadena de valor automotriz y en infraestructura (redes de carga para vehículos electrificados, generación limpia de energía, capacitación a la población sobre los beneficios socio ambientales y económicos de una actividad industrial sustentable. También implica un compromiso gubernamental en la promoción de políticas acorde al desafío.

En resumen, el éxito de Brasil en atraer inversiones a su industria automotriz a través de programas como Mover, destaca la importancia de la sostenibilidad y la innovación como motores clave del desarrollo industrial hacia el 2030. Argentina puede seguir este ejemplo para revitalizar su propia industria automotriz y acompañar un crecimiento económico sostenible en la región.