27 de agosto 2025 - 09:03

Los Caputo Boys: improvisación algorítmica y política económica en tiempo real

A cerca de dos años de gestión, el experimento libertario argentino ha mutado en una administración tecnofinanciera dominada por traders convertidos en ministros. La obsesión por los spreads y los flujos diarios reemplazó a cualquier narrativa de desarrollo.

El ministro de Economía, Luis Caputo, encabeza un equipo con credenciales en Wall Street.

El ministro de Economía, Luis Caputo, encabeza un equipo con credenciales en Wall Street.

La política económica argentina atraviesa una metamorfosis curiosa, del “plan económico” a la “pantalla de trading”. Lo que alguna vez fue un espacio de diseño estratégico hoy se asemeja a un terminal de Bloomberg abierta en modo “simulación”, donde los funcionarios despliegan gráficos y futuros como si el destino de la macroeconomía se jugara en una mesa de dinero más que en un Ministerio de Economía. El Gobierno encabezado por Javier Milei parece abrazar una estética libertaria en el discurso, pero en la práctica ejerce un control casi profiláctico sobre tasas, contratos de futuros y mercado cambiario. Se gobierna con algoritmos y cauciones, entre el vértigo electoral y la volatilidad sistémica.

El equipo económico de Milei ha transformado la política pública en una experiencia de “trading estatal”: decisiones improvisadas, instrumentos complejos y obsesión cortoplacista por las señales de mercado. Inspirados en Vivir del Trading de Alexander Elder (1993), que analiza la psicología del trader y sus sesgos autodestructivos, las instituciones argentinas replican comportamientos de especuladores: gestión emocional del riesgo, ausencia de estrategia a largo plazo y dependencia de shocks externos. El fenómeno se trata de una forma de gobierno construida sobre narrativas de eficiencia mercantil, basada en intervencionismo estatal.

Del Ministerio de Economía al trading floor

Los datos empíricos de 2025 ofrecen una postal inquietante. En agosto, el Gobierno lanzó el Contrato de Futuros sobre Tasa de Caución a 1 Día en A3 Mercados, una medida presentada como innovación regulatoria para “mitigar riesgos”. Sin embargo, detrás de la narrativa técnica se esconde un reflejo defensivo; controlar tasas a cortísimo plazo para evitar que la volatilidad de cauciones impacte en el dólar y en las expectativas inflacionarias (CNV, 2025). La operatoria de cauciones ya superaba los $2 billones mensuales, con tasas de hasta 86% anual en el corto plazo.

La escena remite al concepto de Elder (1993). “Los mercados necesitan suministros frescos de perdedores, como las pirámides necesitaban esclavos” (p. 16). El Estado argentino, convertido en el mayor operador, crea instrumentos que alimentan esta lógica. El BCRA, bajo Santiago Bausili, monitorea en tiempo real operaciones fragmentadas en BYMA, A3 y Matba-Rofex, mientras Caputo ajusta encajes al 53,5% y emite Lecaps atadas a plazos quirúrgicos. El aparato estatal opera como un hedge fund de alta frecuencia; cada movimiento es táctico, reactivo y diseñado para sobrevivir al próximo vencimiento.

Gobernar como trader

La psicología del trading es brutal; el sesgo por resultados inmediatos y la falta de disciplina llevan a la mayoría a la ruina (Elder, 1993). La política económica de Milei parece replicar este patrón. Cada conferencia de prensa es una señal al mercado, cada medida un intento de “ganar tiempo”.

En este sentido, la literatura sobre economía conductual ilumina el fenómeno. Thaler y Sunstein (2009) explican que la toma de decisiones bajo incertidumbre se ve dominada por heurísticas, sesgos de inmediatez y sobreconfianza. El equipo económico, formado en bancos de inversión, actúa como si la macroeconomía fuera una mesa de trading; se tolera el riesgo extremo siempre que el sistema no colapse… hoy. El “éxito” se mide en la estabilidad diaria del dólar, no en la capacidad de generar crecimiento.

Instrumentos financieros como política económica

El Ministerio de Economía ha convertido el arsenal financiero en una herramienta política. Los bonos dólar linked y títulos ajustados por TAMAR son usados para frenar expectativas más que para financiar inversión productiva. La gestión de deuda se ha transformado en un espectáculo de ingeniería financiera: licitaciones, swaps y futuros reemplazan la discusión presupuestaria.

La estrategia es una reedición criolla del “casino financiero” descrito por Keynes (1936). El mercado de capitales ya no asigna recursos productivos, sino que se ha convertido en un juego especulativo donde los precios reflejan apuestas de corto plazo. El Estado, lejos de regular, participa activamente como “jugador alfa”. Esta paradoja erosiona el relato libertario. Mientras Milei predica libertad económica, su gobierno profundiza mecanismos de intervención sofisticada, controlando microprecios, tasas y liquidez con precisión terapéutica.

El Estado como mesa de dinero

Luis Caputo, Santiago Bausili y Pablo Quirno conforman un equipo con credenciales de Wall Street. Su paso por JP Morgan y Deutsche Bank les otorga experiencia técnica, pero también una cultura de gestión orientada a maximizar retornos más que a diseñar políticas públicas. Este enfoque permea el aparato estatal: decisiones rápidas, priorización de métricas financieras y desprecio por la planificación estructural.

En palabras de Sautu, las instituciones reflejan los marcos teóricos y prácticas de sus actores: “Toda investigación -y toda acción pública- está atravesada por supuestos implícitos que definen la realidad” (p. 13). Así, el Ministerio se convierte en un “fondo soberano al revés”; en lugar de invertir para diversificar riesgos, emite deuda y productos financieros para sobrevivir a cada semana.

Milei CEO

Milei se presenta como un cruzado libertario contra “la casta”. Sin embargo, su gobierno ha construido un mercado hiperinervioso intervenido desde el Estado, una contradicción que expone la distancia entre teoría y práctica. Estudios recientes (Gaggero, 2023) sostienen que el libertarismo argentino se reduce a una narrativa mediática, mientras en la práctica las élites financieras consolidan su control.

El discurso presidencial de “dinamitar el Banco Central” se diluye frente a un BCRA hiperactivo, que opera como contralor, creador de instrumentos y árbitro de expectativas. Esta dualidad genera un escenario esquizofrénico. La economía argentina es simultáneamente laboratorio ideológico y plataforma de ingeniería financiera de élite.

Improvisación estructural

El concepto de “crisis permanente” (Gaggero, 2023) adquiere nueva vigencia. Argentina ha institucionalizado la improvisación: contratos futuros, control de cambio simulado, tasas extravagantes, licitaciones constantes, comunicados sorpresivos. Cada error de cálculo puede desencadenar un shock, como en los sistemas de high-frequency trading donde una falla de algoritmo puede evaporar miles de millones en segundos (Lewis, 2014).

Los datos son elocuentes; el riesgo país supera los 800 puntos y las tasas cortas están en máximos históricos. El Gobierno apuesta por secar la plaza de pesos para contener el dólar, sacrificando crédito productivo. La estabilidad macro se mide hora a hora, como en el panel de control de un trader profesional, y el margen de error se reduce a cero.

Conclusión

A cerca de dos años de gestión, el experimento libertario argentino ha mutado en una administración tecnofinanciera dominada por traders convertidos en ministros. La obsesión por los spreads y los flujos diarios reemplazó a cualquier narrativa de desarrollo. Milei, que prometía dinamitar el statu quo, lo ha reforzado. Un Estado cada vez más sofisticado en el manejo de instrumentos financieros, pero incapaz de construir estabilidad política y económica de largo plazo.

Elder (1993) advertía que “los mercados necesitan perdedores constantes para sostener su estructura” (p. 16). En Argentina, los perdedores son millones; ciudadanos cuya economía cotidiana depende de decisiones tomadas con la lógica de una mesa de dinero. Lo que debería ser una política económica nacional se ha convertido en un gigantesco laboratorio de ingeniería financiera donde la improvisación es política de Estado. Y como todo sistema basado en volatilidad extrema, la pregunta no es si habrá una próxima crisis, sino cuándo y con qué magnitud.

Referencias

Comisión Nacional de Valores. (2025). Circular N°1086-25 y Comunicación N°461: Contratos de Futuros de Tasa de Caución. CNV. Elder, A. (1993). Vivir del trading. John Wiley & Sons. Gaggero, A. (2023). El experimento libertario: economía política y crisis argentina. Siglo XXI Editores. Keynes, J. M. (1936). The general theory of employment, interest and money. Palgrave Macmillan. Lewis, M. (2014). Flash Boys: A Wall Street revolt. W. W. Norton & Company. Sautu, R. (2005). Todo es teoría: Objetivos y métodos de investigación. Lumiere. Thaler, R. H., & Sunstein, C. R. (2009). Nudge: Improving decisions about health, wealth, and happiness. Penguin Books. Archivo “27-08-2025.docx” (2025). Datos sobre operaciones financieras y deuda pública argentina (inédito).

Director de Hacer.com.ar, Profesor. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de seis libros.

Dejá tu comentario

Te puede interesar