20 de noviembre 2021 - 00:00

El negocio de moda NFT y su futuro

Hoy las NFT son algo más que una palabra de moda en el mundo de las criptomonedas, atraen inversores famosos, músicos curiosos, artistas en apuros y entidades deportivas en busca de beneficios.

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Imagen de A M Hasan Nasim (Pixabay)

¿Cómo ha conseguido el mercado de NFT OpenSea –una especie de e-Bay o Mercado Libre del negocio- alcanzar una valoración de 1.500 millones de dólares cuatro años después de su lanzamiento? ¿Cómo conspiro un artista digital para vender una NFT por 69 millones de dólares? Y finalmente preguntarse si esta fiebre del mercado NFT es realmente sostenible en el tiempo.

Hoy las NFT son algo más que una palabra de moda en el mundo de las criptomonedas, atraen inversores famosos, músicos curiosos, artistas en apuros y entidades deportivas en busca de beneficios.

La especulación ha sido inevitable pero en medio del frenesí del FOMO (ese terrible miedo a estar desconectado) ha habido algunos desarrollos realmente interesantes: por ejemplo, la utilización de NFT como tarjetas de afinidad de clubes exclusivísimos o tokenizar una película tal cual lo hizo el cómico de culto Kevin Smith con su última película.

Aunque el volumen de comercio semanal de NFT ha superado recientemente los 339 millones de dólares y las ventas históricas se acercan a los 3.000 millones de dólares nadie puede obviar el hecho que esto recién está empezando.

Teniendo esto en cuenta, es natural preguntarse qué futuro le espera al negocio de los NFT.

¿Podrán realmente -como sostienen sus defensores- convertirse en productos de consumo masivos en el mundo del cine, la música, el arte, los juegos, los deportes (incluidos los eSports) y los bienes inmuebles? Y si es así, ¿es sólo una cuestión de tiempo -un juego de espera hasta que se alcance la masa crítica- o deben las propias NFT evolucionar para ofrecer más valor?

En medio de esta locura, la influyente revista Rolling Stone aseguró en un artículo reciente que las NFT son el "futuro de la música" e inmediatamente muchos despertaron y comenzaron a consultar si esto es realmente así. Claro, sus editores hacen referencia a una multitud de formas en las que los activos basados en blockchain podrían revolucionar la industria del entretenimiento.

Un ejemplo claro es la capacidad de las NFT de conferir derechos de publicación parciales o completos a una canción o de ayudar a los artistas a recibir derechos de autor sobre las ventas secundarias.

Otra vía de exploración sugerida por el director general de Royalty Marketplace, Anthony Martini, se refiere al uso de las NFT como tarjetas de “futura estrella”, una idea para que los aficionados a la música puedan invertir en nuevos artistas a través de prelanzamientos tokenizados que incluso podrían dar a los fans la oportunidad de colaborar con los artistas para pagar nuevos discos y recibir a cambio pagos automáticos de derechos.

Un aspecto de la industria musical que la Rolling Stone no menciona es el de los sellos discográficos tienen y una histórica tendencia a maltratar y pagar mal a los artistas. Las NFT podrían representar un medio para que los músicos eliminen a los codiciosos intermediarios y creen un flujo de ingresos independiente y equitativo, vendiendo directamente a sus fans.

De hecho, esto ya está ocurriendo: en marzo pasado, el dúo de música electrónica Disclosure se embolsó 69.000 dólares tras vender un tema en forma de NFT. Ese mismo mes, Kings of Lion publicó un álbum entero en forma de NFT, uno de cuyos beneficios fue la obtención de asientos de primera fila para un concierto en cada gira... para toda la vida!

Con la popularización de los NFT, es probable que veamos surgir mayores sinergias: fichas que representen “objetos” digitales (llevar una camiseta única de la banda en un videojuego), experiencias únicas, pases para el backstage, etc.

Ahora, si las NFT pueden representar bienes digitales como el arte y la música, ¿por qué no pueden representar ladrillos y cemento? Y si, la realidad indica que sí pueden: a principios de este año, el fundador de TechCrunch, Michael Arrington, vendió su departamento de Kiev como NFT a través de la plataforma Propy y la empresa de inversión inmobiliaria LABS Group acaba de anunciar sus planes de fraccionar todo un centro vacacional en lo que denomina "NFT de tiempo compartido con recompensa".

Desde un punto de vista práctico, las NFT podrían dar a las personas que se han quedado fuera del mercado de la vivienda una oportunidad de compra: cuando 5.000 dólares no son suficientes para subir un peldaño en la escalera inmobiliaria, podrían comprar una "acción" fraccionada en una casa que se revaloriza con el tiempo. Los titulares de una NFT inmobiliaria podrían incluso adquirir préstamos contra su garantía simbólica.

En esta coyuntura, es justo decir que los bienes inmuebles virtuales se están tokenizando a un ritmo más rápido que su contraparte física. Quizás porque hay menos riesgo pero ¿quién quiere arriesgarse a subastar su casa en una criptomoneda. En juegos virtuales como SuperWorld y Decentraland, los terrenos se parcelan, empaquetan y venden a cambio de criptodivisas y los usuarios son libres de construir sus propias economías en ellos, exhibiendo colecciones de arte NFT y organizando eventos (o incluso casinos). Si todo esto suena a monedas cayendo del cielo, una extensión de terreno virtual en Decentraland se vendió por cerca de 1 millón de dólares en junio.

Cuando la tecnología de RV (realidad vitual) madure, es concebible que el valor de las NFT de propiedad digital se dispare.

Las NFT normales explotaron simplemente porque los consumidores querían un objeto digital original. Pero la próxima oleada de NFT creadas específicamente para mundos online inmersivos a los que se accede a través de gafas y auriculares de realidad virtual representa una propuesta totalmente diferente.

Imaginemos, por ejemplo, un NFT que permita la entrada a un exclusivo night club al que se accede en un metaverso de RV. O que sirva de entrada a un gran evento de eSports. Las posibilidades son infinitas.

El camino del futuro

Más allá del mundo del arte, los sectores del entretenimiento y el inmobiliario ofrecen un nuevo terreno para las NFT. Pero la tecnología subyacente y las plataformas que les sirven deben seguir evolucionando y mejorando. Por ahora, los procesos de compra y venta son torpes y a veces complejos y están orientados en gran medida a los usuarios de criptomonedas con conocimientos tecnológicos, más que a los consumidores habituales.

A menos que se haga un esfuerzo por atraer a un público más amplio mediante interfaces fáciles de usar y rampas de acceso fiat, la tendencia de las NFT podría agotarse. Como todo, el tiempo lo dirá.

CEO de NGrave

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