12 de junio 2007 - 00:00

Para imitar: bancos con tarifas planas

Una de las sensaciones más incómodas que con alguna frecuencia enfrentan los clientes de un banco es la de sentirse sorprendidos por el cobro de cargos o comisiones que aparecen de pronto (muchas veces sin aviso previo, es decir de modo casi sorprendente, que son -a veces- descontados automáticamente de sus cuentas, lo que transmite una impresión negativa, de hecho consumado) por servicios que les presta la entidad.

Por esto, la banca española -con el liderazgo inicial del Banesto y del Citibank- parece estar adoptando -cada vez más- el mecanismo de las llamadas «tarifas planas». Esta técnica particular ha sido importada al sector financiero desde el sector de las comunicaciones, que las utiliza hace rato. Las entidades financieras alemanas e italianas, cabe recordar, la han estado usando por algún tiempo.

Más de un millón de españoles elige hoy utilizar este producto, fundamentalmente por el atractivo que proyecta su simplicidad y absoluta transparencia. Para los bancos, a su vez, esta alternativa tiene una ventaja, que es la de ayudarlos a mejorar su imagen, evitando malentendidos o sorpresas con su clientela.

A través del mecanismo de las «tarifas planas», los clientes de una entidad financiera pagan una comisión fija, normalmente mensual, predecible, constante, y regular, que cubre un paquete conformado por los distintos productos que en cada caso son ofrecidos por los bancos a sus clientes.

El importe de las mismas, en España al menos, oscila entre dos y doce euros mensuales, dependiendo de la entidad y, desde luego, de la cantidad y calidad de los servicios que la respectiva tarifa cubre.

De esta manera, las cuentas de los clientes que las contratan no tienen cargos ni comisiones adicionales a la «tarifa plana»; sus tarjetas de crédito son muchas veces gratuitas; y, entre otras diversas cosas, las transferencias de dinero y los cheques se procesan habitualmente sin generar costos adicionales. Lo mismo sucede con el uso de los cajeros automáticos de la propia entidad, los de terceros, o los de las redes existentes.

  • Abanico

    Las «tarifas planas», pueden ciertamente ser de muy distinto importe, dependiendo de la cantidad de servicios que cada paquete bancario específico incluya. Por esto, un mismo banco puede ofrecer al público todo un amplio abanico de tarifas que responda a las necesidades particulares de sus distintos tipos de clientes.

    Hay entidades que, para mejorar en competitividad, agregan a los paquetes que ofrecen algunos «incentivos» adicionales que no son -estrictamente hablando- financieros, tales como: tarjetas de descuentos en materia de telefonía; de alquiler de autos; combustibles; asistenciajurídica; tarifas de hoteles y restoranes; viajes; acceso a diversos servicios electrónicos y de Internet, etc. Y el horizonte comercial, en esto, es casi ilimitado, desde que depende del ingenio y la imaginación.

    Para algunas entidades hispanas, este particular producto ha venido creciendo a un ritmo de 10% anual, todo a lo largo de los últimos tiempos. El mismo además se ha transformado en uno de los instrumentos más poderosos a los que se recurre para « fidelizar» las carteras de clientes y vender los servicios ofrecidos.

    Este tipo de remuneración particular suele ser el predilecto de aquellos clientes que, por sus distintas necesidades operativas, interactúan intensamente con sus respectivas entidades financieras. Hay, cabe señalar, entidades españolas que, a cambio de obtener alguna contraprestación atractiva, como el pago de la nómina; o de las pensiones o jubilaciones, ofrecen al cliente no ya una «tarifa plana», sino una alternativa de «comisión cero». Este es otro tema, la «tarifa plana» es sólo una opción, no sin algún cultor entre nosotros.
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