4 de octubre 2007 - 00:00

Ambientalistas piden a Kirchner se moleste en ir a Gualeguaychú

Aníbal Fernández
Aníbal Fernández
Los vecinos de Gualeguaychú que se oponen sistemáticamente a la instalación de la pastera Botnia decidieron ahora pedirle al Presidente más pruebas de fidelidad en la batalla oficial contra la compañía finlandesa.

Aunque divididos en cuanto a la forma, los díscolos habitantes de Entre Ríos esperan que sea el propio Néstor Kirchner, y no los funcionarios provinciales o nacionales de segunda línea, quien explique -personalmente si es posible- el estado actual de la estrategia para impedir lo que a esa altura es prácticamente un hecho.

Detrás de esa cosmovisión que representa hoy la Asamblea Ciudadana, primó ayer a la madrugada la idea de volver a conseguir que el jefe de Estado recale en Gualeguaychú, como lo hizo hace más de un año en el Corsódromo rodeado de todos los gobernadores del país, para que ratifique el juramento que profirió este lunes ante Jorge Busti sobre que la Argentina no aceptará la instalación de Botnia en las costas del río Uruguay.

La radicalizada posición de un grupo de ambientalistas chocó rápido con el ayudamemoria que sacó a relucir la rama fundadora de la asamblea: «El Presidente vino en mayo de 2006 a desplegar todo el cotillón, pero se fue sin recibirnos». El recuerdo congeló el pensamiento levantisco, que a esa altura ya había anotado las manos en alto de medio centenar de vecinos reunidos en el Teatro Municipal. Igual se aprobó, a regañadientes.

  • Confirmación

    De todos modos, ayer el ministro del Interior, Aníbal Fernández, pareció confirmar el desdén. Dijo que el Presidente ya se había tomado «el trabajo de viajar a Gualeguaychú» para explicar «en un acto multitudinario cuál era su visión» sobre el conflicto.

    Resulta difícil entonces pensar que, en medio de tanta agitación por la campaña de su esposa Cristina Fernández, que lo lleva amontonar compromisos en todo el país, Kirchner pueda incluir en su agenda de trabajo un nuevo espacio para los revoltosos de Gualeguaychú antes del 28 de octubre. Ya lo hizo, según recuerda bien el propio Fernández, hace más de un año, en un acto en el que aglutinó no sólo a los gobernadores, sino también a una docena de intendentes, para firmar el Acta de Gualeguaychú que asumía la lucha contra la contaminación como una «cuestión de Estado».

    Ese día, ante miles de militantes y pocos ambientalistas, el Presidente hizo otro juramento: la intención de la Argentina era no parar de avanzar hasta que Botnia se relocalice lejos de Fray Bentos.

    Pero Kirchner ya sabía entonces que la radicación de Botnia era algo que no se podía frenar y que cualquier resolución ante La Haya demandaría, en el mejor de los casos, hasta el segundo semestre de 2008.

  • Cuestionario

    Volviendo a la trasnochada asamblea del martes, más calmo resultó, en cambio, el planteo que cerró el encuentro ecologista: elevar al Presidente un cuestionario con las inquietudes del pueblo de Gualeguaychú sobre la relocalización de la pastera finlandesa y lo que el gobierno nacional pueda hacer en esta cuestión. El pliego va a estar a disposición de los vecinos en la secretaría de la asamblea, para que cualquiera anote las preguntas que considere necesarias.

    En sintonía con este argumento,otros dirigentes propusieronque se pida una audiencia con el Presidente y reclamaron «acciones contra Botnia».

    «La Haya no va a relocalizar Botnia. Botnia está muy cómoda, tiene la madera y tiene el río. Pidámosle una audiencia a Kirchner y acciones contra Botnia. La Prefectura argentina custodia los barcos que van hacia Botnia. Este es un problema de soberanía nacional», dijeron en tándem y recibieron la ovación generalizada.

    Asimismo, durante el encuentro, un grupo de asambleístas propuso reclamar medidas contra Uruguay, como el cierre de fronteras y otras sanciones, y también acciones contra Botnia y Finlandia, más allá de la presentación judicial ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
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