Néstor Kirchner conversa con Jorge Obeid, ayer durante el anuncio del tren bala que irá de
Buenos Aires a Rosario. A la izquierda, Daniel Scioli y, a su lado, Jorge Telerman.
Jorge Telerman blanqueó su idea de buscar la reelección en el cargo de jefe de Gobierno porteño al decir, como Rafael Bielsa: si el candidato a sucederlo fuera Roberto Lavagna, se bajaría de su pretensión. Una de las bases de su postulación se funda en la gestión de Guillermo Nielsen. El ministro de Hacienda porteño ha emprendido ese propósito al mismo tiempo que acompaña los pasos que en lo político dará su ex jefe en Economía, Lavagna.
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El polémico ministro que maneja el tercer presupuesto del país -aún con resistencia de pares y legisladores por la mecánica de cautela que impone a la liberación de partidas-se propone, entre otras cuestiones, agilizar el sistema administrativo y por otra parte darle un rol central al Banco Ciudad de Buenos Aires, que funcione al ritmo de la competencia con los privados. Creen en el Gobierno porteño que los cambios en ese sentido ayudarán a hacer lucir el corto mandato de Telerman.
En el área de Hacienda consideran que el incremento de la cartera de créditos del banco estatal porteño está muy por debajo de su capacidad, por ser una entidad que cuenta con depósitos cautivos como son los judiciales y la recaudación del distrito. Datos de la entidad aseguran que el crecimiento de créditos supera 70% en promedio del sector financiero y que se triplicó la cartera de créditos a las pymes, mientras que de las compras de inmuebles que se tramitan con hipotecas en la Capital Federal, 42% se hace a través del banco del distrito.
Telerman busca que la entidad que reporta entre las de máxima calificación internacional de la Argentina pueda financiar a los proveedores de la Ciudad con la intención de bajar costos propios en la cadena de contrataciones y concesionesy fortalecer las políticasde desarrollo para las pymes, además de extender el crédito a una masa más generosa de vecinos.
Nielsen, por su parte, quiere tener un próximo Presupuesto porteño con proyecciones más acotadas que las que se tienen para este ejercicio y convencer a los legisladores del financiamiento externo para grandes obras, como la traza de las líneas nuevas del subterráneo, ya que considera que no pueden ser solventadas con los ingresos corrientes.
Para eso, requiere del acuerdo legislativo, una materia que aún le cuesta aprobar.
La renovación de los 8 miembros del directorio del Banco Ciudad le será de prueba en esos manejos, para lo cual tal vez deba resignar la pretensión de tener como propios a cinco de esos miembros, incluida la presidencia, posiblemente para Leonardo Madcur.
Es que los legisladores están acostumbrados a respetar la proporcionalidad política en los organismos descentralizados como es el banco. Así, el macrismo aspira a tener dos sillas en el directorio; el ARI tiene una prometida y el kirchnerismo otra, lo que suma la mitad de los cargos por ocupar.
Buena voluntad
Sin embargo, por estas horas, los diputados porteños están mostrando buena voluntad para con la gestión de Telerman y debaten la posibilidad de acelerar el trámite de nombramientos.
Esas designaciones hasta ahorapasan por audiencia pública, una mecánica contemplada en una ley especial que determina tiempos de convocatoria, ademásde tener que pasar los pliegospor la Comisión de Etica de la Legislatura. En general, esas cuestiones no demoran menos de dos meses, pero los legisladores analizaban la normativa para definir si realmente es obligatoria la convocatoria a una audiencia para que se presenten, si las hay, impugnaciones contra los candidatos al directorio del banco. Por cierto, ni la ley de audiencias públicas, ni la Constitución porteña, ni la carta orgánica del Banco Ciudad imponen el mecanismo de consulta, que a la vez no es vinculante. De ser así, el trámite podría resolverse en un par de semanas.
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