26 de septiembre 2007 - 00:00

¿Educando a Cristina? Ella lo educa a Néstor. Y en público

Cristina Kirchner probó ayer el sitial de la Argentina en el recinto de las Naciones Unidas.Fue para escuchar el discurso de su marido, junto a parte de la troupe llegada de BuenosAires: Carlos Zannini, José María Díaz Bancalari, Jorge Taiana y Carlos Tomada.
Cristina Kirchner probó ayer el sitial de la Argentina en el recinto de las Naciones Unidas. Fue para escuchar el discurso de su marido, junto a parte de la troupe llegada de Buenos Aires: Carlos Zannini, José María Díaz Bancalari, Jorge Taiana y Carlos Tomada.
Nueva York (enviado especial) - Ella insiste en que fue importante en política antes que él, que no es señora «de». Ahora va marcando que además es diferente. Néstor Kirchner, a quien el vocero mudo Miguel Núñez alimenta a cada instante con papelitos (se aclara que son transcripciones de noticias sacadas de agencias), se quejó del desafío del candidato a vicepresidente Julio Cobos a debatir con los otros postulantes al mismo cargo. «¿Por qué dice eso? ¿Con quién va a debatir? ¿No sabe que el que gana no debate?», se enojó. Cristina, mientras se acomodaba en la mesa, lo paró: «Por favor, Néstor, ¿qué problemas hay con que debata? ¿Hay que tenerle miedo a debatir?», sonrió. Se lo dijo en Bice en la noche de ayer, en una cena con los políticos de la delegación, luego de abandonar a los intelectuales de la New York University a su suerte, en un restorán del Village.

Eso no quiere decir que Cristina de Kirchner vaya a aceptar algún debate, pero marca la voluntad de diferencia. Hasta con algún entuerto con la prensa ella ha tenido que frenar iras del Presidente marcando preferencias que no compartirían jamás. Los integrantes de la delegación van tomando nota de este cambio y es casi el único tema de comentario sobre el matrimonio. Advertir cómo cada cual muestra un costado distinto, una forma que tiene cada uno de ir adelantándose a lo que vendrá. Ninguno de ellos se siente candidato a ocupar una silla en un eventual gabinete cristinista, eso les da libertad de observación. Todos los que han venido, salvo Alberto Balestrini, tienen futuro de legisladores (lo son Miguel Pichetto -que puede repetir por Río Negro-, José Pampuro, José María Díaz Bancalari -que se postula a nuevo mandato por Buenos Aires-, Daniel Filmus aspira a sacar por lo menos la minoría por Capital, Carlos Tomada, aunque deba pelear dentro del kirchnerismo por la otra lista de Miguel Bonasso, encabeza una nómina a diputado porteño).

  • Vocación

  • Igual, todos apuestan a lo que viene y pone cada uno su ficha: ¿Felipe Solá presidente de la Cámara de Diputados? No necesariamente, en 1991 también fue cabeza de la lista del PJ de Buenos Aires --recuerda la mesa-y no le dieron ese cargo. Hasta debió pelear a las trompadas con un Samid la cabeza de una comisión. A Solá le detectan ahora una nueva vocación, el medio ambiente.

    «Quiere ser el Al Gore de la Argentina», escucha la mesa de Bice, armada ayer a la noche por los Kirchner. ¿Solá para el gabinete? «Felipe sueña con la creación de un Ministerio de Medio Ambiente», dicen en la oreja del Presidente, que escucha.

    ¿Y a la Cámara? Y bailan los nombres hasta que la bolilla cae en un felipista que entró al despacho de Alberto Fernández y tiró la llave, Florencio Randazzo. El jefe de Gabinete no es persona grata entre tanto barón del conurbano, como Solá y Randazzo, y vuelve a rodar el bolillero sin resultado. Cubrir la presidencia de la Cámara, reservada siempre al peronismo de la provincia de Buenos Aires, debe ser el problema más serio que tiene el futuro gobierno.

    Cristina nunca en este tipo de reuniones participa, porque se trata de presunciones acerca de su gobierno, algo que jamás va a discutir con quienes se sientan en esa mesa, salvo su marido. ¿Le preocupa? Parece siempre más atenta a los signos. Por caso, en su entorno se festejaba ayer la nota del corresponsal de «The New York Times» como un éxito. Es cierto que coincide con el viaje, es media página, pero también que recoge opiniones de la oposición y destaca rasgos polémicos de su carácter, como llamarla «Reina Cristina». Sí le gusta que destaquen otra diferencia con Néstor, que ella sí está interesada en las cuestiones internacionales. «Es cierto -dice Héctor Timerman, testigo a veces atónito de estas reuniones de las fieras de la política-, desde hace años que lee informes que le envío y sé que es lo que más le interesa, lo internacional.»

    «Es una deuda -admite ella-que nunca me haya ocupado de aprender inglés, para leerlo, por lo menos. No sé si a esta edad podría empezar», confiesa resignada.

    Y más proyecto para el post-Néstor. Vuelven a hablar del nuevo partido que represente al movimiento. Para esa tarea, señala la mesa, es que se puso a Balestrini como vicegobernador de Daniel Scioli. «Yo no estoy para comisario, nunca lo fui, no lo voy a ser ahora», endurece el gesto. Kirchner lo señala como el responsable de ese armado dentro de la provincia de Buenos Aires. Armar un nuevo partido es reorganizar lo que fue el PJ Buenos Aires. Todos miran a quien no está, Alberto Fernández, para quejarse del cierre de candidaturas, herida que sigue sangrando en el peronismo. «Pero hay lista única kirchnerista en la mitad de los partidos de la provincia», explica uno. «Sí, pero hay que terminar con esta payasada de hacer las listas de esta manera», se queja otro, que pudo poner algún candidato a legislador provincial.

  • Ofrecimiento

    Kirchner dice ahora que él quiso mejorar la relación con Eduardo Duhalde en 2005, pero que éste no quiso. «Le ofrecimos cinco diputados nacionales y un montón de otros cargos. Pero antes del cierre Duhalde mandó -según este cuento entre kirchneristas-a Juan Mussi a decir que querían cinco diputados más y la cabeza de la lista.»

    «¿Viste -dijo Kirchner mirando a Alberto Fernández, que las cobra todas-, viste que no había arreglo? No le atienden el teléfono a Díaz Bancalari y mandan a Mussi.» Habrá sido Chiche, aporta Balestrini, que las ha visto también todas.

    La mesa, ya con la carga del día, necesita de alguna maldad. Obliga a volver a Cobos. ¿Qué va a hacer Cobos si es vicepresidente pero pierde su partido en Mendoza? Kirchner admite que la situación en esa provincia es delicada porque el voto tiende a dividirse en tres, dos candidaturas radicales, la kirchnerista de César Biffi y la ortodoxa de Roberto Iglesias, y una peronista, de Celso Jacque y eso hace previsible otro final de bandera verde, con denuncias de fraude. Esa es la situación como para que el PJ local recupere el gobierno de Mendoza después de ocho años. «¡Lo que le van a hacer en el Senado!», gritaba uno entusiasmado con la desgracia ajena, algo que está en la médula del peronismo. Chicos, chicos, por favor, remata Cristina antes de levantar la mesa para irse a dormir.
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