El presidente Javier Milei volvió a hablar con Mauricio Macri después de más de un año de silencio. Según confirmaron fuentes de la Casa Rosada, el mandatario se comunicó telefónicamente desde Nueva York para agradecerle las palabras públicas de respaldo que el expresidente tuvo en los últimos días. Ambos coincidieron en la necesidad de retomar conversaciones en Buenos Aires, con el objetivo de “encarar las reformas estructurales” que el Ejecutivo busca instalar.
El reencuentro Javier Milei-Mauricio Macri: cálculo político en una semana clave en el Congreso
El Presidente se comunicó con el titular del PRO en una semana marcada por el auxilio financiero de EEUU y una agenda cargada en el Congreso.
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Se reúne el Consejo de Mayo en el marco de la exigencia de mayor gobernabilidad que hizo EEUU
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El Gobierno recibe a la Mesa de Enlace en medio de la tensión por las retenciones
Javier Milei se comunicó con Mauricio Macri.
Desde el Gobierno se apuraron en aclarar que el contacto nada tiene que ver con el pedido de EEUU de mayor gobernabilidad. En despachos oficiales calificaron esas versiones como “fantasías” destinadas a erosionar la iniciativa presidencial.
Más allá de las explicaciones formales, el acercamiento sorprendió por su contexto. El martes pasado, tras la reunión de Macri con la tropa del PRO, en la Casa Rosada se escuchaban críticas tajantes: aseguraban que el exmandatario “no aporta nada” al escenario político actual. Sin embargo, apenas un día después y en paralelo al anuncio del auxilio económico norteamericano, el ministro del Interior, Guillermo Francos, difundió una foto sonriente junto a Macri. La sucesión de hechos fue leída como un cambio en la estrategia oficial.
El Gobierno se enfrenta a una semana clave en el Congreso
El timing del llamado no es un detalle menor. Esta semana el Gobierno afronta un nuevo round en el Congreso, con proyectos clave que requieren votos adicionales para prosperar. El oficialismo libertario aún no consiguió consolidar una mayoría propia y cada sesión se convierte en un ejercicio de negociación contrarreloj. En ese tablero, un entendimiento con el PRO podría garantizar oxígeno legislativo.
El miércoles, Diputados tratará la reforma de DNU, el rechazo al veto de los ATN, la moción de censura a Guillermo Francos y la interpelación de Karina Milei. El jueves, el Senado va por el rechazo definitivo de los vetos de Milei al Garrahan y Universidades.
Sin embargo, el PRO dista de ser un bloque monolítico. En la Cámara de Diputados, el partido de Macri viene de exhibir fisuras con votaciones divididas que reflejan las tensiones internas: mientras un sector se muestra dispuesto a colaborar con Milei, otro mantiene distancia y advierte sobre el costo político de ceder demasiado rápido. Esa fragmentación introduce incertidumbre sobre el alcance real de cualquier acuerdo.
A la par, este lunes volverá a reunirse el Consejo de Mayo, el espacio de diálogo entre el Gobierno, gobernadores y referentes políticos. Milei apuesta a esa foto para mostrar respaldo institucional a sus planes de reforma. La eventual participación, o al menos el guiño de Macri y su partido, podría sumar densidad política a la escena y dar señales de mayor gobernabilidad en medio de un clima parlamentario áspero.
Lo que se pone en juego no es solo la relación personal entre Milei y Macri, marcada en el último tiempo por frialdades y desencuentros, sino también la posibilidad de tender un puente político que asegure gobernabilidad. El Presidente necesita apoyos inmediatos para no ver naufragar su agenda, mientras Macri explora cómo reinsertarse en el tablero después de meses de bajo perfil.
El llamado telefónico puede interpretarse como un gesto pragmático más que como una reconciliación. Milei se juega parte de su capital político en el Congreso, y Macri sabe que cualquier respaldo suyo puede volver a darle peso específico dentro y fuera del PRO. Ninguno parece dispuesto a comprometerse en exceso, pero ambos entienden que un entendimiento, aunque precario, puede resultar funcional.
En definitiva, lo que parece un simple intercambio de cortesías encierra un cálculo político evidente. Milei busca ampliar su base de sustentación en una semana decisiva, mientras Macri tantea hasta dónde puede condicionar y capitalizar la debilidad parlamentaria del Gobierno. El desenlace, como casi todo en la política argentina, dependerá de equilibrios frágiles y de cuánto dure la paciencia de cada uno.
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