No fue la mejor semana para el Gobierno la que pasó. Tampoco para Horacio Rodríguez Larreta, con una explosión de contagios en barrios vulnerables que lo pone en alerta y la traba a una ley que espera para poder tomar partidas del Presupuesto para volcarlas a la batalla contra la pandemia. Sin embargo no fueron pocas las conversaciones entre la administración porteña y la nacional, con la desventaja para el jefe de Gobierno de pilotear el distrito más castigado del país.
Larreta se prepara para semana clave
Tras días de distanciamiento, el Gobierno porteño atiende sugerencias del Gobierno nacional, mientras lidia con el ala dura interna que busca mayor confrontación.
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A eso se agrega la preocupación por la mayor cantidad de salidas a la calle de vecinos, que en parte la evidencian con que ya está circulando el 40% de los automóviles comparado con un día de pre cuarentena.
“La gente demuestra que le está perdiendo el miedo a la pandemia, pero es algo subjetivo, que puede surgir de que parece que decimos que va a venir el lobo, va a venir el lobo y el lobo no viene...”, grafica un funcionario que está en el día a día de las planificaciones en torno del aislamiento preventivo y obligatorio.
Por ahora las ideas de una mayor flexibilización rondan por la posibilidad de habilitar actividades de sectores “chicos”, como el cuentrapropismo, que creen no provocará grandes salidas, pero con el convencimiento de que el control en cada barrio no es sencillo. Es el momento, refieren en el larretismo, de regular la apertura de actividades económicas. Sin embargo al mismo tiempo señalan la desventaja con otros países del mundo, que avizoran una curva descendente en el conteo de contagiados por coronavirus, mientras que en este hemisferio parece comenzar el ascenso con otro motivo de preocupación como es el comienzo de los días fríos del otoño. Es decir, no hay aún una estadística objetiva que aliente el fin del aislamiento, más que se mantenga la curva de contagios que, según el Gobierno nacional duplica los casos cada 17 días, mientras el Gobierno porteño confía en que es bueno que la tasa de contagios se mantenga en e, 1,3.
Mientras, Larreta, también enfrenta los movimientos internos. Aseguran que no habla tanto con Mauricio Macri, el ala dura de su agrupación, pero que inclusive, el expresidente estaría en una posición más moderada que la de un tiempo atrás. En cambio siguen señalando a Patricia Bullrich como la representante del sector de Cambiemos que se inclina por priorizar y privilegiar el posicionamiento opositor por sobre el “trabajo colaborativo” que viene mostrando Larreta con el Gobierno nacional en función de la pandemia.
En la semana, en otro sentido, algo se alteró la paz. La disparada tuvo eco en la Legislatura porteña donde el peronismo terminó demorando una ley imprescindible para el jefe de Gobierno. El proyecto de que declara la Ley de Emergencia Económica en la Ciudad de Buenos Aires, no pudo llegar al recinto la semana pasada, pero si los aliados del radicalismo terminan de coordinar algunos cambios en la iniciativa, el oficialismo no tendrá dificultades para sancionarla esta semana. Para definir que no le darían los votos, el kirchnerismo que conduce en la Legislatura Claudio Ferreño, mantuvo una reunión con Alberto Fernández, quien así como les dijo en su momento que apoyaran la decisión de Larreta de contraer una deuda de u$s150 millones, porque seguramente necesitaría los fondos en función de la epidemia, en el caso de ahora no fue tan preciso.
El Presidente dejó a libertad de conciencia de los legisladores del bloque Frente de Todos la posición sobre el proyecto que suspende la obra pública hasta el año próximo, permite que el jefe porteño reformule todo el presupuesto para este año y , entre otros puntos, permitirá el pago en cuotas de los salarios de los empleados y deja en una situación confusa a los contratos de locación de servicios. Todo para los tres poderes del estado porteño.
Además, Larreta piensa avanzar con otra norma que, si bien nada tiene que ver con reforzar el sistema salud por la emergencia sanitaria, busca una reforma en el sistema judicial, creando una súper secretaría de centralización de los presupuestos de la Justicia, dentro del Consejo de la Magistratura, que manejaría los fondos del poder judicial de la Ciudad de Buenos Aires.
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