15 de octubre 2001 - 00:00

La Alianza perdió ayer el control de las dos Cámaras del Congreso

La Alianza perdió ayer el control de las dos Cámaras del Congreso
La Alianza perdió ayer su posición de primera minoría en la Cámara de Diputados después de una elección donde fue definitoria la cantidad de diputados que obtenía anoche el peronismo en la provincia de Buenos Aires. La misma relación de fuerzas se dará en el Senado. Por lo tanto, se cumplirían las predicciones más adversas para el gobierno: a partir de ahora será más difícil negociar leyes en el Parlamento. Por ahora, el dato más duro a reconocer por el oficialismo es que Fernando de la Rúa será el primer presidente de la Argentina en gobernar con ambas Cámaras controladas por la oposición e incluso con la posibilidad de perder la presidencia de Diputados, uno de los puestos en la línea de sucesión presidencial.

De todas formas, el panorama real para el oficialismo puede no ser tan sombrío si acuerda un nuevo esquema de alianzas. A pesar de no controlar ninguna de las dos Cámaras la Alianza, o el radicalismo a solas según cómo se arme en el futuro la representación del gobierno en el Congreso, deberá de ahora en más volver a renegociar el marco de acuerdos que normalmente le sirve para sancionar las leyes. En esto hay que recordar un punto clave: a pesar de contar con la primera minoría, la Alianza nunca pudo desde 1999 aprobar algún proyecto polémico sin la ayuda de otra fuerza.

Por eso es que los diputados provinciales y el cavallismo volverán a cotizarse muy alto a la hora de negociar proyectos.

Claro está que la posibilidad de generar consensos tendrá un límite ineludible. Con el crecimiento del PJ llegará la renegociación del poder tanto en las principales comisiones como en la presidencia de la Cámara, donde algunos peronistas sue-ñan con sentar al bonaerense Eduardo Camaño. Y es claro que este año el punto de principal conflicto será la Comisión de Presupuesto y Hacienda -allí el candidato del PJ es Jorge Remes Lenicov-, que deberá apurarse para sancionar el polémico Presupuesto 2001 antes de que el gobierno corra peligro de perder su control el próximo 10 de diciembre.

El peronismo, por su parte, tendrá también un margen de negociación más fuerte que en la actualidad. Si bien estará atomizada en distintos partidos, la izquierda argentina, más si se le incorpora el ARI, podría tener a partir de ahora más protagonismo en el Congreso. De todas formas, dentro del total, la posibilidad de que el ARI quede de ahora en adelante con más de 20 diputados en total, es un hecho que puede modificar los números, habida cuenta de que su peso específico en el recinto podría ser mayor que el del Frepaso.

Anoche parecía un hecho que el PJ quedaría en total con más de 110 diputados, lo que significa que los peronistas elevaron en 15 la cantidad de diputados. En la elección de ayer el peronismo consiguió entre 61 y 63 bancas, cuando había puesto en juego la renovación de 48. Como contrapartida, los radicales con el Frepaso llegan a 89, cuando hasta ahora, pese a las disidencias y fracturas, mantenían 102 legisladores.

Frente a esta diferencia, queda claro el peso que tendrán los bloques menores, en especial los diputados provinciales, que, por otra parte, no responden todos al mismo impulso.

En este caso existen dos tradiciones que se mantienen desde que
Carlos Menem accedió al gobierno. Un sector de los representantes de partidos provinciales se encolumnó definitivamente detrás del peronismo, como el caso de Fuerza Republicana de Tucumán, el Movimiento Popular Neuquino, el Movimiento Popular Fueguino -que ahora virtualmente desaparecería de Diputados-o el Partido Nuevo de Corrientes.

Por el contrario,
la Alianza siempre consiguió apoyos, aunque sea a la hora de dar quórum, de los demócratas santafesinos y mendocinos, por ejemplo. Pero los provinciales, que históricamente respaldan al oficialismo, podrían volcarse al PJ si lo ven como opción en 2003.

La diferencia de votos dentro del Congreso también impondrá cambios en la estructura interna del PJ. El duhaldismo-ruckaufismo tenía en la mira conseguir entre 16 y 17 nuevos diputados en la elección de ayer. Pero ese número se elevó a 20 diputados. En proporción, el peronismo de Córdoba y el de Santa Fe también hicieron mejor papel colocando cada uno un diputado más de los que ponían en juego.

Otra incógnita será también la forma en que jugarán a partir de diciembre los hombres del bloque cavallista, que junto con el PJ, liderado por
Daniel Scioli, consiguieron renovar un diputado por la Capital Federal. Nada indica un cambio de estrategia en Acción por la República mientras Domingo Cavallo sea ministro de Economía.

El miedo que se apoderó del gobierno ante la realidad de perder el control de las dos Cámaras quedó en claro ayer a los pocos minutos de cerrarse los comicios.
No bien se conocieron los primeros datos de boca de urna, Juan Pablo Baylac salió a pedir responsabilidad política desde la residencia de Olivos y afirmó que el gobierno tendría una representación importante en el Senado.

Fuera de todo el esquema de cambios políticos hay una realidad que se notará en Diputados desde el próximo 10 de diciembre:

Se van los principales negociadores de oficialismo y oposición en la Comisión de Presupuesto y Hacienda, clave para los intereses del Ejecutivo.

De acuerdo con los números que anoche se conocían, el mendocino Raúl Baglini y el peronista Oscar Lamberto seguirán discutiendo los proyectos económicos pero en el Senado.

Los radicales Leopoldo Moreau y Luis Molinari Romero harán el camino inverso a Diputados.

Los radicales Rafael Pascual y José Dumón, que tendrían cargos en el Ejecutivo, dejan su banca y en el caso de Pascual podría entregarle el mando de la Cámara baja a un peronista.

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