El Museo Moderno inauguró “A 18 minutos del Sol”, exhibición que toma su título del disco de Luis Alberto Spinetta. Inspirado en su propio viaje espacial, ya que la luz del sol demora en llegar a la tierra, 8 minutos y 30 segundos, Spinetta soñó que condujo su nave durante 18 minutos a la velocidad de la luz, hasta un lugar ubicado entre Marte y Júpiter. A partir de esta ambigüedad espaciotemporal, el curador Javier Villa se sirve del arte del presente y se interna en las expresiones del pasado incluyendo las culturas indígenas para invocar una nueva relación del hombre con el cosmos. La pintura abstracta de Silvia Gurfein, “Deleuze”, un círculo rojo semejante al sol sobre la parte superior de un rectángulo color oro, trasladan al espectador al territorio del arte, la ciencia y lo onírico.
Una magnífica muestra explora la relación del hombre con el cosmos
En el Museo Moderno, la exposición “A 18 minutos del Sol” reúne las obras de un centenar de artistas.
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Con alrededor de cien artistas argentinos que van desde el Chaco salteño hasta Tierra del Fuego, desde históricos hasta contemporáneos, la muestra se abre en el pasillo del primer piso con una inmensa pintura mural en blanco y negro de Pauline Fondevila, un cielo poblado por la Cruz del Sur, astros, naves espaciales y diálogos íntimos, como “… estamos sólo vos y yo esta noche…”. La frase pertenece a la historieta “El Eternauta” de Héctor Germán Oesterheld que figura con dos dibujos originales. Sobre la otra pared y en abierto contraste, con sus colores radiantes, papeles metalizados y brillantina, presentan “Esta noche vieron las luces”, un paisaje de las naves de Colón surcando los mares realizado por Benito Laren, artista que proviene de Larenland.
La noche domina una sala oscura. Y en medio de un montaje escenográfico se divisa un espejo de agua redondo donde se reflejan las fotografías de los cielos que se encuentran en lo alto. ¿Mirar el cielo desde la altura de nuestros pies? Allí aparece la imagen de la Luna tomada desde un telescopio en 1876, la foto del cometa Halley que pasó el 25 de mayo 1910 por Buenos Aires, y hay estrellas, nebulosas y galaxias. La exposición indaga la historia de los indígenas que estudiaban los mapas estelares en los espejos de agua y de este modo medían distancias y planeaban las siembras y las cosechas, entre otras cuestiones del respeto por los ciclos naturales de la vida que vuelven sustentable el planeta. El texto de los curadores, Villa y Marcos Krämer, invita a repensar el destino del territorio a través del trabajo de los artistas, “tanto de raíces culturales indígenas como occidentales, para entender cómo es el mapa que creamos, desde el sur, con el fin de acercarnos a las estrellas y sus reflejos y construir una historia decolonial de los cielos”.
En un sector llamado Litoral están las pinturas de Estanislao Mijalichen, la muestra rescata un artista olvidado, discípulo de Juan Grela que dejó una obra excelente cuando murió, a los 42 años. Decorada con margaritas está la frazada del paraguayo Feliciano Centurión que, radicado en Buenos Aires, integró el grupo del Centro Cultural Rojas a fines de los años 90 y cuando enfermó de Sida se dedicó a la meditación y a estudiar astrología.
Los curadores, con ambición, reflexionan: “La exploración humana del cielo abrió interrogantes sobre ese espacio que no debería tener dueños, pero que puede ser conquistado por grandes corporaciones: ¿con qué medios contamos para acceder al cosmos?, ¿el espacio exterior a nosotros mismos puede funcionar como un espejo para vernos desde afuera y reimaginarnos social y políticamente?, ¿qué aportes sustentables e imaginativos a la exploración podemos ofrecer desde el Sur?”.
Sobre un pedestal está la esfera de oro sobre el lingote de sangre de “El Dorado”, la instalación de Liliana Maresca que coteja los kilos de oro transportados a España con los litros de sangre india derramada. Con otra estética, pero también con el relumbrar dorado, brillan los semicírculos de la escultura de Noemí Gerstein.
Las mujeres ocupan un lugar destacado en la muestra. Para comenzar, Raquel Forner, desde el encantamiento de una de sus lunas hasta la expresión de “los pensamientos obscuros” y también el “miedo” que le inspiraban los pobladores del espacio. Luego, figura Yente (Eugenia Crenovich) la primera mujer de la abstracción argentina. Su escultura de celotex (material inusual para el arte) es similar a la que en la actualidad expone el MoMA, junto a las pinturas de Mondrian y Torres García.
Hay una sala donde reina la luz. La ciencia está presente con un modelo a escala del satélite espacial que se lanzará en 2024 para estudiar los océanos. Y toda una pared está ocupada por una imagen satelital que registra la humedad del suelo en la Argentina. Allí, en ardiente rojo se ven los incendios de los últimos años. “Poco a poco, las utopías espaciales del siglo XX fueron transformándose en la distopías sobre la destrucción del planeta”, señalan los curadores. Y hoy, la belleza de la Ciudad Hidroespacial de Gyula Kosice despierta melancolía.
Antonio Berni quería “movilizar las conciencias”. Y en verdad, lo logra. “El cosmonauta saluda a Juanito a su paso por el bañado de Flores”, se llama el cuadro hecho con alambres de gallinero, chapas de cobre y de zinc y chatarra. Juanito, como tantos chicos en la actualidad, intenta vivir como un niño en medio de un basural.
Por otra parte, con libre acceso a la tecnología, el artista Axel Strachnoy presenta sus cohetes voladores, unos juguetes que remontan un kilómetro. Javier Villa menciona la carrera espacial de “Elon Musk, Bezos, Tesla, Amazon” . Y agrega: “Quien domina el espacio, domina las comunicaciones, la geopolítica militar, la climatología”. Entretanto, casi al final de la muestra en una pantalla desfilan imágenes tomadas entre 1918 y 1924 del ritual de los Onas, con sus cuerpos hábilmente pintados. Cerca de allí flotan un collar mapuche, un bellísimo acrílico de Rogelio Polesello y un “Coso” de Rubén Santantonín. Una inmensa forma negra con un intimidante hueco en el centro de Miguel Harte cierra la exposición.
Las obras de Nicolás Bacal, Diego Bianchi, Erica Bohm, Martha Boto, Manuel Brandazza, Adriana Bustos, Elda Cerrato, Germain Derbecq, Diana Dowek, Faivovich & Goldberg, Lucio Fontana, Daniel García, Sebastián Gordín, Víctor Grippo, Diego Gravinese, Alberto Heredia, Alicia Herrero, Alfredo Hlito, Agustín Inchausti, Enio Iommi, Fernanda Laguna, José Luis Landet, Lux Lindner, Raúl Lozza, Lea Lublin, Víctor Magariños, Juan Melé, Sebastián Mercado, Emiliano Miliyo, Ad Minoliti, Eduardo Navarro, Martha Peluffo, Alicia Penalba, Emilio Pettoruti, Duilio Pierri, Marcelo Pombo, Emilio Renart, Xul Solar, Grete Stern, Julián Terán, Andrés Toro, Joaquín Torres García, Rodrigo Túnica, Georges Vantongerloo, Gregorio Vardánega, Mariano Dal Verme y Osías Yanov, entre otros, completan la muestra.
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