Recalculando. Se esperaba que EE.UU. crease 175 mil nuevos empleos netos en diciembre y fueron 216 mil. La economía, ¿aterriza o despega en vuelo rasante? Tres semanas atrás, la Fed temió una súbita pérdida de altura. Jay Powell, en un viraje cerrado de su discurso, abrió el paracaídas de la baja de tasas cuando tampoco nadie lo esperaba. “Tasas más altas por más tiempo” era todavía la consigna en el pizarrón. Sin embargo, desplegó una hoja de ruta donde se borró la suba que había pendiente y se estamparon tres recortes de tasa a lo largo de 2024. Con el pivote imprevisto de Powell, los mercados hicieron lo de siempre (y lo que el banco central necesitaba). Anticiparse. Y exagerar la nota: donde decía tres proyectaron seis. ¿Y ahora? ¿Qué sabía Thomas Barkin, el presidente de la Fed de Richmond, antes de conocerse los datos, cuando volvió a mentar la posibilidad de aumentos de tasa? Intuía, quizás, lo que ya sabemos todos. La profusa generación de trabajo, la tasa de desocupación estable en 3,7% y un salto en los salarios por hora que, aun si se anualiza el trimestre para suavizarlo, corre a un ritmo de 4,3%. ¿Urge bajar las tasas así? ¿Se justifica comenzar en marzo, como preveían -y todavía lo hacen- los futuros de Chicago? El diablo acecha en los detalles.
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Baja de tasas de la Reserva Federal no urge: puede esperar, pero servirá tenerla a mano
Jay Powell, en un viraje cerrado de su discurso, abrió el paracaídas de la baja de tasas cuando tampoco nadie lo esperaba. “Tasas más altas por más tiempo” era todavía la consigna en el pizarrón. Sin embargo, desplegó una hoja de ruta donde se borró la suba que había pendiente y se estamparon tres recortes de tasa a lo largo de 2024.
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La economía, ¿aterriza o no? Si Powell temía un accidente, la realidad lo desmintió con creces. Pero, ¿qué estamos viendo? ¿Un aterrizaje o un festival de acrobacia aérea? Que hablen los que saben. Janet Yellen, quien condujo la Fed hasta que el presidente Trump no le renovó el mandato y designó a Powell, declaró que EE.UU., por fin, logró posarse en tierra. “Es un aterrizaje suave”, le explicó a CNN, “mi esperanza es que así continúe”. Lo anunció como secretaria del Tesoro en un año electoral. No lo hubiera dicho al timón de la Fed (como no lo dice Powell). Pero, en todo caso, ¿qué dicen los números cuando se los desgrana? Si diciembre sumó 216 mil empleos netos, la corrección de los dos meses previos suprimió 71 mil. Vale recordar que las cifras son muy volátiles. Y la atención se fija en la estimación inicial, la más precaria, que se revisa luego. Ese proceso, en los últimos tiempos, describe un sistemático patrón a la baja. Cuando se anunció por primera vez, octubre arrojó 150 mil empleos nuevos. Tras las revisiones son solo 105 mil. No extraña que la FED se haya podido asustar. En octubre confluyó también un tropiezo de las ventas minoristas. Se sabe ahora que ese bache se salvó. Ayudó mucho la mejoría de las condiciones financieras que Powell promovió con gusto a partir de noviembre, según atestiguan los informes PMI de actividad.
EE.UU. creó 399 mil empleos netos por mes en 2022 cuando la Fed empezó a subir las tasas. El año pasado, 225 mil. El último trimestre promedió 163 mil. Ni recesión ni viaje espacial, es la curva de un aterrizaje prolijo. La baja de tasas no urge, puede esperar, pero mejor tenerla a mano. Los nuevos puestos surgen cada vez más en áreas poco sensibles al ciclo económico (gobierno, asistencia social, salud y educación). Diciembre trajo la novedad de una caída profunda del empleo a tiempo completo (a su menor nivel en 11 meses). Y en el informe ISM, una sorpresa extra: la ocupación en servicios se hundió de golpe pero sin resentir la expansión. La productividad en alza permitirá pagar mayores salarios sin colisionar con la lucha contra la inflación. Este dato fue crucial para que los futuros sigan cotizando la poda de tasas en marzo. En rigor, lo que hace es darle a la Fed más grados de libertad para tomar su decisión.
Wall Street cerró 2023 a toda orquesta. Y se exacerbó con el pivote molto vivace de Powell y Cía. Las buenas noticias, una economía saludable que no requiere remolque, el aterrizaje suave que se confirma, pueden ser malas noticias si las debilidades inflan los precios y luego no aparecen. La tasa de diez años trepó sobre 4% y nubló la fiesta. Pero si no era por esto, el vértigo se hubiera sosegado igual con cualquier otra excusa. El mercado bull también puede esperar aunque se frene en la puerta misma de los récords de dos años atrás y siembre sospechas. El aterrizaje suave es el modo de franquear ese umbral crítico y no ser devuelto más adelante por falta de papeles. Ya no son solo los siete magníficos los que empujan. La base de sustentación creció. Y para ampliarla todavía más, nada mejor que cerciorarse de contar con una economía sólida por detrás.
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