18 de mayo 2024 - 13:00

Quién es Carlos Henrique Raposo, el futbolista que engañó a 10 clubes durante 20 años y nunca jugó un partido completo

Conocé la increible historia de este "exfutbolista" brasileño que logró tener una carrera en diferentes clubes del mundo.

Conocé la historia de como Carlos Henrique Raposo fue futbolista sin serlo. 

Conocé la historia de como Carlos Henrique Raposo fue futbolista sin serlo. 

Carlos Henrique Raposo, conocido como "El Kaiser", pasó a la historia del fútbol por una razón inusual: su habilidad para triunfar en el deporte sin tener habilidades futbolísticas. Durante dos décadas, Raposo engañó a equipos de todo el mundo, convirtiéndose en un fenómeno mediático y dejando perplejos a jugadores, entrenadores y aficionados por igual.

Kaiser no era alguien dotado por su habilidad en el fútbol, incluso los que lo vieron en entrenamientos aseguran que su capacidad con la pelota era nula, pero como dice el dicho "es una cuestión de actitud". Lo que sí tenía en demasía este impostor era un gran carisma y una personalidad arrolladora. Su sueño era tener la vida de un jugador de fútbol sin ser futbolista.

Cuando era joven, Carlos visitaba las discotecas bailables donde buscaba a diferentes jugadores de la época. En una noche mágica de Braisl, Raposo se encontró a Mauricio De Oliveira Anastácio, jugador del Botafogo. Con su encanto y elegancia, y entre un par de copas, Kaiser se hizo amigo del futbolista profesional y le pidió a Anastácio que lo ayude a cumplir su sueño. El pedido era una locura, pero lejos estuvo de ser rechazado. Esto significó el comienzo de una increíble carrera.

La increíble historia de Carlos Henrique Raposo, el falso futbolista

Anastácio se convirtió en una especie de representante, pero sabía que para convencer a alguien de que su amigo era jugador, tenía que tener una muy buena historia que contar. En un contexto donde la tecnología era escasa, la primera medida adoptada por el futbolista fue la de apodar a Rasposo como "Kaiser", por su parecido a Franz Beckenbauer.

En segunda instancia había que armarle un CV al buen amigo Rasposo, que solo quería darse los lujos que los futbolistas se podían dar. La leyenda cuenta que Kaiser decía haber pertenecido al plantel del Independiente campeón de la Copa Intercontinental 1984. La única prueba a eso era una foto del equipo de Avellaneda donde había un jugador en la plantilla que tenía un cierto parecido con Raposo. Ese jugador era Carlos Enrique, hermano de Héctor "Negro" Enrique.

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Y fue así como cayó la primera víctima. En 1986, con apenas 23 años, Raposo comenzó su travesía en el mundo del fútbol. Consciente de su falta de talento, pero abundante en carisma, se las arregló para infiltrarse en equipos profesionales, comenzando con el Botafogo en Brasil. El supuesto delantero llegó al club como una figura y todos esperaban mucho de él, pero el farsante sabía que se había metido en un lío importante. "Iba a los entrenamientos y a los pocos minutos de ejercicios me tocaba el muslo o la pantorrilla y pedía ir a la enfermería. Durante 20 días estaba lesionado. En esa época no existía la resonancia magnética", le comentó la eterna promesa tiempo después a Globo Esport.

Luego de que pasen los días, para no retornar a los entrenamientos le pedía a un amigo dentista (increíble pero real), que le arme un certificado que demuestre alguna otra lesión. Así pasaron los meses, pero no se olviden de que si bien Raposo no era futbolista tenía un carisma comprador, factor que le permitió construir nuevos lazos. Con el tiempo llegó a conocer a Renato Gaúcho, ex jugador de la Selección de Brasil quien le hizo el gancho para que se haga su traspaso al Flamengo.

Es así como llegó la segunda víctima y el segundo contrato profesional. Al llegar al Flamengo, Raposo caía a los entrenamientos con un teléfono celular, algo muy atípico para la época, y hacía que hablaba con agentes del exterior, más bien de Inglaterra. Sin embargo, el preparador físico del club descubrió un día que el Kaiser no hablaba con nadie. Además, en los entrenamientos el gran impostor le pedía a sus compañeros que le peguen patadas para pasar el tiempo en la enfermería. Nadie sabe cómo, pero por sus carisma al delantero con cero minutos jugados le ofrecieron un contrato en el Puebla de México.

Sin embargo en el país azteca estuvo tan solos unos meses ya que el jugador no se sintió a gusto con nada allí. Al poco tiempo ya estaba "jugando" para El Paso Patriots de Estados Unidos.

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Luego de seis meses en el país del norte, el Kaiser volvió a su tierra natal para jugar en Bagú. Dicen que las mentiras tiene patas cortas, pero como si fuese un gato Carlos Raposo caía siempre bien parado cuando las cosas se ponían feas. Un día, el Kaiser estaba a punto de debutar en su nuevo equipo por un pedido expreso del presidente del club. Claramente, Raposo lo último que quería hacer era ingresar a la cancha, por eso mientras hacía el calentamiento el impostor escuchó a unos hinchas del equipo rival insultar a su equipo. Con gran ingenio, Carlos aprovechó al máximo esta situación, por lo que no tuvo mejor idea que empezar a pelear con los hinchas rivales. Lógicamente, Raposo fue expulsado antes de entrar y esperaba la represalia de la máxima autoridad del club.

"Antes que diga cualquier cosa, Dios me dio un padre biológico y me dio otro. Así que nunca voy a permitir que los hinchas digan que mi padre es un ladrón, que hace cosas malas y eso es lo que dijeron los hinchas de usted", le dijo el falso jugador al dirigente. Acto seguido el presidente del club lo abrazó, le dio un beso, y le renovó el contrato.

Llegada la década de los noventa, y de otra manera espectacular, el delantero que no había disputado ni un partido entero en toda su carrera llegó al fútbol francés, más precisamente al Gazélec Football Club Ajaccio. No solo que se dio el pase entre clubes, sino que además llegó como una estrella. Con público en el estadio se dio la presentación del Kaiser a quien todos sin motivos querían. En la presentación, habían pelotas en la cancha, lo que el jugador las empezó a patear a los hinchas para que se lleven de recuerdo. Era eso o simplemente dejar en claro ese día a todo el mundo que era un estafador.

El final de la carrera de Carlos Henrique Raposo

Luego de su paso por Francia, el carismático "jugador" volvió a Brasil para seguir haciendo de las suyas pasando por Fluminense, Vasco Da Gama y América FC. Después de años de engaño, Raposo finalmente se retiró del fútbol profesional a los 38 años, habiendo estafado a una gran cantidad de clubes con puros cuentos por casi dos décadas.

Aunque su carrera estuvo marcada por la mentira y el engaño, él mismo admite que no se arrepiente de sus acciones. "Los clubes han engañado y engañan mucho a los futbolistas. Alguno tenía que vengarse por todos ellos", expresó el impostor tiempo después.

En la actualidad, Raposo dirige un gimnasio y trabaja como entrenador personal, lejos de los reflectores del fútbol profesional pero con una historia que quedará para la posteridad. Asimismo, su increíble relato quedó grabado en un documental titulado "Kaiser: The Greatest Footballer Never to Play Football", dirigido por Louis Miles.

La historia de Carlos Henrique Raposo es un recordatorio sorprendente de los extremos a los que puede llegar la ambición y el ingenio humano. Aunque su carrera estuvo llena de engaños y falsedades, su legado perdura como una de las historias más peculiares y fascinantes en la historia del fútbol mundial.

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