4 de marzo 2005 - 00:00

Aceptación fue de 76,07%. Sin triunfalismo externo. Injustificado ataque local.

Se llegó a un admisible 76,07% de aceptación de canje de la deuda argentina en default. Ayer con pompa lo informaron Néstor Kirchner y el ministro Roberto Lavagna. Este diario ubicó cerca el guarismo final. El gobierno estaba contento. Tanto es así que directamente ignora y ni toma en cuenta los 24.000 millones de dólares que poseen los que no entraron en el canje. Es un problema próximo que no debía estar en un festejo. Pero tampoco ignorarlo tanto, porque es probable que imponga, aunque en meses, una reapertura de oferta. El 76,07 no le satisfará al Fondo Monetario (pedía mínimo 80%), pero para el gobierno argentino desde 66% para arriba era peleable la conformidad externa. Los más pensados dicen que los 500 millones que decidió invertir en deuda argentina el pintoresco Hugo Chávez de Venezuela pudieron ser concretados antes y ayudar a que la cifra no quedara arañando 75% sin llegar, con lo cual se perdía efecto. Pero siempre surgirán suspicacias. Somos argentinos. Néstor Kirchner presidió un acto inusual: lo acompañaron, como casi nunca, los gobernadores de casi todas las provincias, las autoridades del Congreso y hasta el ex presidente Raúl Alfonsín. Les agradeció su conducta durante la renegociación de la deuda, igual que a empresarios, organizaciones sociales y trabajadores. Contrastó con un largo y minucioso reproche a economistas que habían dudado de la negociación y la propuesta del gobierno. Citó uno por uno a varios con las fechas de sus exposiciones que se muestran como pesimistas. Claro, se olvidaron de decirle los apuntadores de datos que eran juicios emitidos antes de que el propio gobierno reconociera la debilidad de su primera oferta de Dubai, que fue corregida en junio del año pasado. Debía agradecerles lo que le aconsejaron para cambiar y llegar al éxito. O ignorarlos. Además, cuando se formularon aquellos reparos, las condiciones internacionales (baja de tasas de interés y fallos desalentadores para los acreedores) no se habían producido. Filípica injusta para alguien que estaba anunciando un triunfo. A su favor está que no hizo triunfalismo contra los bonistas ni contra gobiernos. Eso lo aprendió bien. Claro que lo compensa descargándose contra los de entrecasa. Kirchner habló de pensar en el mediano y largo plazo y de mejorar el Estado, perfeccionar el mercado y la sociedad. Es correcto.

Néstor Kirchner y Roberto Lavagna anunciaron la aceptación de 76,07% de la oferta a bonistas, tal como anticipó este diario ayer.
Néstor Kirchner y Roberto Lavagna anunciaron la aceptación de 76,07% de la oferta a bonistas, tal como anticipó este diario ayer.
El canje obtuvo una aceptación de 76,07%. El anuncio lo realizaron conjuntamente el presidente Néstor Kirchner y Roberto Lavagna ante un auditorio repleto en el Salón Blanco de Casa de Gobierno. Según el ministro de Economía, la deuda pública bajó ahora de u$s 191.254 millones a u$s 125.283 millones y representa 72% del PBI.

El alto nivel de adhesión se explica principalmente por el ingreso de deuda bajo legislación argentina (86,25%) y estadounidense (81,38%). En cambio, la aceptación en Europa fue bastante menor, aunque igual superó las expectativas: ingresó 67,95% de bonos en cotización en Londres y 64,06% los emitidos con ley de Francfort.

• Satisfacción

Si bien no se llegó al nivel de aceptación de 80% que en algún momento se especuló, en el gobierno no ocultaron su satisfacción por el resultado. Lavagna fue más cauteloso a la hora de evaluar el grado de adhesión y se llevó un largo aplauso al final de su exposición, que resonó más que el recibido por el propio Kirchner media hora después.

El ministro de Economía realizó una exposición técnica con los detalles de la operación y se preocupó por enfatizar que «ahora la capacidad de pago de la Argentina es sostenible». Al mismo tiempo, destacó que no se volverá al mercado de deuda, «pese a que ya recibimos ofertas» para emitir nuevos títulos.

Kirchner, en cambio, realizó un discurso de alto tono político, en el cual aseguró que los argentinos «dimos un paso importantísimo» con la reestructuración, y criticó con dureza a quienes pronosticaron el fracaso de la operación.

• Presencias

Tanto el Salón Blanco como el contiguo estuvieron con capacidad colmada. Los principales banqueros involucrados en la operación y representantes del sector productivo dieron el presente. Aldo Roggio (Metrovías), Mario Vicens (ABA), Carlos Heller, Eduardo Eurnekian (Aeropuertos Argentina 2000), Oscar Smith (MetLife), Luis Corsiglia (Caja de Valores) y Eduardo Hecker (Banco Ciudad) fueronsólo algunos de los que concurrieron a la presentación final sobre los datos del canje. Alfredo Coto se lo cruzó al titular de la CGT, Hugo Moyano, quien venía desde Esteban Echeverría tras cortar el acceso al centro de abastecimiento del supermercado por el conflicto gremial, aunque no se dirigieron la palabra. «Coto, te andan buscando», le gritaron al titular homónimo del supermercado tras la oferta, generando risas generalizadas.

También estuvieron todos los ministros, varios gobernadores (entre ellos el infaltable santacruceño
Sergio Acevedo, el cordobés De la Sota, el chubutense Mario Das Neves y el formoseño Gildo Insfrán). La nota de color la dio Luis D'Elía, uno de los más efusivos a la hora de felicitar a Kirchner y a Lavagna.

La presentación sobre los resultados de la oferta en pantalla gigante revelaron que el bono Par fue totalmente suscripto, ya que hubo pedidos por u$s 20.000 millones y sólo había disponibles u$s 15.000 millones. La composición de la deuda argentina tras la reestructuración tiene un importante aumento de títulos ajustados por CER (37% del total) y un porcentaje similar nominado en dólares.

• Puntos salientes

Estas fueron las principales declaraciones de Lavagna, al presentar los datos finales del canje:

• Hace mucho tiempo que venimos diciendo que era hora de dejar de lado a los lobbistas y dejar que hablen los mercados. Los mercados han hablado y lo hicieron con mucha claridad, como lo demuestra la alta aceptación de la oferta.

• La deuda no era de 60% del PBI a fin de 2001. Ese nivel era producto de una ficción cambiaria. En realidad, ese porcentaje era de 113%.

• El costo del derrumbe de la convertibilidad fue la emisión de nueva deuda para compensar a ahorristas y afrontar la unificación monetaria.

• La política de no entrar en nuevos endeudamientos es fundamental para evitar desequilibriosmacroeconómicos.

• Habrá cantos de sirena para atraernos al mercado de deuda. Ya recibimos oferta, porque es negocio para algunos, pero no precisamente para el gobierno.

Mantener el superávit de las cuentas públicas es un elemento importantísimo para este plan económico. Llegamos a un récord de los últimos 50 años. La clave es que el Estado consiguió independizarse de los grupos de interés y de presión.

• Vaya a saber por qué motivos, en parte por pereza intelectual, no hubo aportes positivos del sector financiero en este proceso de canje. Por lo tanto, tuvimos que manejarnos según nuestro propio entender.

La inversión no depende de una calificación de riesgo, sino de otros factores, como la demanda, la productividad, de la fortaleza política. . Sin crecimiento y con exclusión social no hay capacidad de pago que pueda sostenerse con el tiempo. No es lógico el modelo de sostener un programa económico con acceso al endeudamiento como sucedía antes.

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